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El indicador que augura un desplome del S&P 500 y enciende alarmas en Wall Street

Trefis Team

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Con niveles que no se veían desde burbujas históricas, el ratio PE de Shiller vuelve a marcar una señal de peligro para los mercados. Las estadísticas del pasado y la presión macroeconómica actual dibujan un escenario que muchos prefieren no mirar de frente.

19 Octubre de 2025 14.30

Comencemos con una verdad incómoda: el ratio PE de Shiller del S&P 500 está hoy por debajo de 40. Si te estás preguntando por qué eso debería preocuparte, pongámoslo en contexto histórico.

¿Qué nos dice exactamente el PER de Shiller? También conocido como ratio PER ajustado cíclicamente (CAPE), se calcula dividiendo el valor actual del índice por el promedio de las ganancias de los últimos 10 años, ajustadas por inflación. Este método permite atenuar el impacto de los ciclos económicos y ofrece una mirada más estable sobre el potencial real de ganancias. Cuando este indicador se dispara, señala que los inversores están pagando demasiado por cada dólar de ganancias pasadas.

Entonces, la pregunta clave es: ¿qué tan inusual es un PE de Shiller de 40?

Robert Shiller ya había mostrado su preocupación en 2014, cuando el indicador superó los 25. En ese momento advirtió que era "un nivel que solo se ha superado desde 1881 en tres períodos anteriores: los años en torno a 1929, 1999 y 2007". ¿Y qué pasó después de cada uno de esos picos? Caídas catastróficas del mercado.

Cuando el PE de Shiller supera los 32, los precedentes son alarmantes

Veamos qué pasó las últimas tres veces que este indicador cruzó ese umbral:

1929: La Gran Depresión

En septiembre de 1929, el PE de Shiller llegó a 32,6. Un mes después, ocurrió el histórico derrumbe de Wall Street. ¿El resultado? El S&P 500 se desplomó más de 83 % durante la Gran Depresión, y el Dow Jones se hundió 89 % entre su punto máximo y el mínimo que tocó en el verano de 1932. Un dato aún más inquietante: quien hubiera invertido en el pico del mercado, el 31 de agosto de 1929, habría registrado rendimientos negativos durante más de 25 años, hasta septiembre de 1945, sin contar los dividendos.

2000: La burbuja puntocom

En diciembre de 1999, el PE de Shiller marcó un récord: 44,19. Poco después, estalló la burbuja tecnológica. ¿Qué pasó? Entre el máximo del 24 de marzo de 2000 y el mínimo del 9 de octubre de 2002, el S&P 500 cayó 49 %.

2021-2022: La corrección pospandémica

Hacia fines de 2021, el PE de Shiller trepó a 38,6, el segundo valor más alto de la historia después del pico de la burbuja puntocom. Desde su máximo de 4796 puntos, alcanzado el 3 de enero de 2022, el S&P 500 retrocedió 25 % hasta tocar fondo en octubre de ese mismo año. El índice entró formalmente en un mercado bajista en junio, cuando acumuló una caída superior al 20 % desde su techo. A lo largo de 2022, el S&P 500 perdió cerca de 19 %, lo que marcó su peor desempeño desde 2008.

¿Qué implica esto para el mercado actual?

Si miramos los antecedentes históricos y los proyectamos sobre el S&P 500 actual —que al 15 de octubre de 2025 se ubica en 6.671 puntos—, el margen de caída posible resulta inquietante:

  • Escenario de la Gran Depresión (caída del 83 %): el S&P 500 caería por debajo de los 1.150 puntos.
  • Escenario burbuja puntocom (caída del 49 %): el índice bajaría a unos 3.400 puntos.
  • Escenario de la corrección de 2022 (caída del 25 %): el S&P 500 perforaría los 5.000 puntos.

 

Un dato importante: la corrección de 2022 ocurrió cuando el PE de Shiller estaba prácticamente en el mismo nivel que hoy. A pesar de ese sacudón —y de que pasaron menos de tres años—, las valoraciones siguieron en alza. Incluso si el ajuste fuera tan solo del tamaño del que vimos en 2022, hay algo que no se puede ignorar: cuando los precios alcanzan estos extremos, el mercado suele regresar a su promedio de largo plazo.

Una sinfonía de factores de riesgo

Pero las valoraciones extremas no operan solas. El mercado actual enfrenta una combinación de riesgos que encienden señales de alerta:

  1. Inflación persistente: A pesar de los intentos de la Reserva Federal por controlarla, la inflación sigue por encima del objetivo. Eso le resta margen al organismo para reactivar los mercados con recortes de tasas. Te recomendamos leer nuestro análisis: ¿Acabarán los datos de inflación con el S&P 500?
  2. Tasas de interés elevadas: Los tipos siguen altos en relación con los promedios recientes, lo que encarece el costo del capital, afecta la rentabilidad de las empresas y vuelve más atractivos a los bonos del Tesoro frente a las acciones.
  3. Tensión en el comercio global: Las nuevas medidas proteccionistas y las amenazas de aranceles vuelven a sembrar incertidumbre para las grandes compañías multinacionales y las cadenas de suministro internacionales.
  4. Políticas migratorias restrictivas: Las trabas a la inmigración podrían alterar el mercado laboral, generar escasez de mano de obra, presionar los salarios al alza y alimentar aún más la inflación.
  5. Escalada de la deuda pública en EE.UU.: La deuda federal se acerca a niveles nunca vistos en tiempos de paz. Esto refuerza las dudas sobre la sostenibilidad fiscal del país y eleva el riesgo de consecuencias crediticias. 
  6. Boom de activos alternativos: El oro superó los US$ 4.200 por onza en 2025, con una suba de más del 25 %, mientras que el bitcoin cotiza cerca de los US$ 111.000, muy cerca de sus récords. Este fuerte desempeño de activos alternativos ofrece una vía de escape para el capital si las acciones se ajustan, debilitando la idea de que "no hay alternativa", que durante años sostuvo los precios del mercado bursátil.

Estos riesgos no actúan de forma aislada. Son amenazas conectadas entre sí, que pueden potenciarse unas a otras. Si los aranceles impulsan una suba de la inflación, la Reserva Federal podría verse forzada a mantener las tasas elevadas por más tiempo. Eso pondría más presión sobre los márgenes de las empresas, al encarecer el costo de financiar la creciente deuda pública. En ese contexto, los mercados podrían enfrentar un golpe fuerte, sobre todo si el punto de partida son valoraciones tan infladas como las actuales.

El caso de un bull market: ¿por qué podríamos estar equivocados?

Para ser justos, también hay que considerar que los argumentos bajistas podrían no cumplirse. Existen razones válidas por las que los mercados podrían seguir subiendo, incluso frente a tantas señales de advertencia:

  • La revolución tecnológica. La inteligencia artificial, la computación cuántica y la biotecnología podrían generar mejoras reales en la productividad que justifiquen valoraciones más elevadas. Si las ganancias corporativas se disparan gracias a estos avances, los ratios precio-beneficio actuales podrían no ser tan excesivos como parecen.
  • El efecto TINA (There Is No Alternative). Con los bonos rindiendo poco en términos reales —una vez descontada la inflación— y el resto de las alternativas de inversión sin demasiado atractivo, las acciones podrían conservar su prima simplemente porque los inversores no tienen muchas opciones mejores para colocar su dinero.
  • Flujos de capital internacionales. En un escenario global marcado por la búsqueda de seguridad y rendimiento, los mercados de Estados Unidos podrían seguir atrayendo capital extranjero. Esa entrada de fondos ayudaría a sostener las valoraciones actuales, más allá de lo que sugieran los indicadores tradicionales.
  • Recompras corporativas. Con muchas compañías acumulando reservas de efectivo y ejecutando programas activos de recompra de acciones, existe un respaldo técnico importante para los precios. Un ejemplo claro es el caso de Alphabet (ver: El premio mayor para los accionistas de GOOGL).
  • La red de seguridad de la Fed. Los mercados ya están acostumbrados a la idea de que, ante una caída severa, la Reserva Federal va a intervenir para evitar un derrumbe. Esa expectativa crea una especie de piso implícito para las valoraciones.
  • Un mercado distinto al del pasado. El S&P 500 actual está dominado por firmas tecnológicas con márgenes altos y estructuras livianas, en lugar de las industrias intensivas en capital de décadas anteriores. Tal vez, los indicadores históricos de valuación ya no sean del todo aplicables a esta nueva realidad económica.
  • Cambios demográficos y flujos vinculados a la jubilación. A medida que más integrantes de la generación baby boomer pasan a carteras de retiro con una mayor proporción de acciones, esa demanda sostenida podría ayudar a mantener los precios del mercado.

La sentencia: cuantificación del riesgo a la baja

Desde los niveles actuales, el S&P 500 enfrenta un riesgo real de caída de entre 25% y 50%.

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Desde los niveles actuales, el S&P 500 enfrenta un riesgo real de caída de entre 25% y 50%.

 

¿Por qué?:

  • Las correcciones previas que partieron de ratios PE de Shiller similares terminaron, en promedio, con desplomes cercanos al 50 %.
  • Las condiciones macroeconómicas actuales —como el nivel de deuda, las tensiones geopolíticas y la inflación— presentan riesgos sistémicos incluso mayores que en 2000, aunque probablemente con menos apalancamiento que en 2007.
  • La combinación de valoraciones excesivas y múltiples frentes económicos abiertos configura un escenario de posible "tormenta perfecta".
  • Aun así, no todo es fatalismo. Los mecanismos de protección actuales, el uso más sofisticado de herramientas por parte de la Reserva Federal y la mayor coordinación de políticas a nivel global podrían evitar los peores desenlaces.

Un desglose necesario

Desde 1950, hubo 21 caídas significativas del mercado. En 10 de esos casos, el ratio PE de Shiller superó su promedio histórico y encendió una señal de advertencia. Si bien este indicador no sirve para anticipar el momento exacto de una corrección, la experiencia muestra que niveles tan altos suelen traducirse en un riesgo elevado dentro de un plazo de 1 a 3 años.

¿Cómo deberían posicionarse los inversores ante este escenario?

Frente a los riesgos a la baja ya señalados, apostar por acciones individuales sin un análisis profundo resulta especialmente peligroso, sobre todo cuando el mercado en general se encuentra en niveles de valoración tan altos. En contextos como este, la diversificación y las estrategias sistemáticas no son solo recomendables: se vuelven esenciales.

El resultado final

El mercado tiene una habilidad particular para poner a prueba la convicción de quienes están más seguros de su visión. Aunque la historia muestra un riesgo bajista considerable, más de una vez los mercados desafiaron la lógica justo cuando el consenso anticipaba una caída inminente.

Lo que está claro hoy es que, con estas valoraciones, los inversores están pagando precios muy por encima de los promedios históricos. Solo el tiempo dirá si ese precio reflejaba una transformación genuina del escenario económico o si, una vez más, se trató de otro episodio dentro de la vieja historia del exceso especulativo.

 

*Con información de Forbes US.

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