La ecuatoriana que “llena” las perchas estadounidenses con artesanías
Catherine Perugachi Bustamante es una quiteña que maneja dos negocios enfocados en apoyar a los artesanos ecuatorianos y empoderar a las mujeres. Es experta en encontrar oportunidades y ha comercializado productos nacionales en grandes cadenas de distribución en Estados Unidos.

Catherine Perugachi, a sus 30 años, cuenta con amplia experiencia en el mundo de los negocios. Su formación en el extranjero y su carismática personalidad la han llevado por el arduo camino de los emprendedores. Con tan solo 22 años fundó la plataforma de comercio electrónico, Quipu Pallay, para vender artesanías ecuatorianas en EE.UU. Además, es exbecaria de AWE Ecuador y ha manejado el fondo de subvención (US$ 70.000) que proporciona la Misión Diplomática de Estados Unidos a esta red, para fortalecer la comunidad de mujeres emprendedoras en el país, en el período 2021-2022. Es empresaria, consultora y cazadora de buenas ideas, bajo su inventiva ha destacado el valor cultural que existe en la región.

Siempre ha estado relacionada con temas de artesanías, empoderamiento y negocios. ¿Cuándo nació esta pasión?

Me gusta mucho conectarme con otras culturas a través de los idiomas. Los últimos años del colegio estudié inglés y alemán. Esto me permitió ingresar a una universidad en EE.UU. y fue una oportunidad para aprender sobre dónde venimos, cuáles son nuestros orígenes y sobre todo me ayudó a reconocer la riqueza que tiene Ecuador. Somos la casa de 18 grupos indígenas, cada uno con diferentes dialectos e idiomas. Entonces, comencé a poner en alto el nombre de nuestro país a través de sus artesanías. Al inicio llevaba sacos de alpaca y todos pensaban que era peruana o colombiana, nunca acertaban de dónde era. Ese fue (también) mi primer acercamiento con los negocios: entender sobre la oferta y la demanda para generar oportunidades de comercio entre EE.UU. y Ecuador.

¿Cómo fue estudiar en el extranjero?

Al inicio tenía mucho miedo porque no sabía cuál era su nivel de exigencia. Las bases de mi colegio eran buenas, pero el reto era encajar en la cultura americana y siempre me preguntaba si mi inglés sería suficiente. Como estuve en California, cerca del mar, todo fue más fácil. Son más abiertos y la diversidad es muy aceptada. Además, mis compañeros sentían mucha curiosidad por América Latina y me convertí en una “embajadora”.

¿Por qué regresar a Ecuador?

Estudié Negocios Internacionales y decidí especializarme en liderazgo y emprendimiento. Al principio tomé esa clase porque me tocaba. Me hicieron un test y me salió que tenía el perfil de líder y emprendedora. Yo le decía al profesor que no pertenezco a ese mundo, pero cuando culminé mis estudios me di cuenta que el nivel de competitividad era muy alto para conseguir un empleo como estudiante internacional. Así que decidí volver a Ecuador y aplicar todo lo que aprendí en esa clase. Me decía a mí misma: 'llevé mucho de Ecuador a EE.UU. y ahora me toca al revés'. Regresé en 2015 y -a los tres meses- desarrollé, con dos socios, la primera plataforma de negocio electrónico, Quipu Pallay, que comercializaba productos artesanales puerta a puerta en EE. UU.

¿Cuál fue el monto de inversión inicial en la plataforma?

Comenzamos con US$ 20.000. Nuestro objetivo era posicionar la idea de que no necesitas viajar para tener este tipo de artículos en tu casa y sobre todo quitar la idea de que es solo un souvenir o un recuerdo de una visita a Ecuador. Asimismo, nuestra propuesta de valor era que los usuarios reciban la mercadería en siete días y tengan conocimiento de dónde proviene.

¿Fue fácil manejar este primer emprendimiento?

No, tuvimos mucho que aprender. Desde 2015 hasta antes de la pandemia, tuvimos que cambiar -constantemente- y eso es importante. Uno tiene que ser flexible en temas de negocios porque no solo las tendencias cambian, sino que uno también crece y evoluciona. Fue muy duro combinar las artesanías, con la exportación, la logística y el marketing. Primero, nos dimos cuenta que muchos productos de los artesanos provenían de China, Guatemala o Perú. Por ejemplo, el mercado de Otavalo es el mercado de artesanías mundiales porque (al contrario de lo que pensamos) no todo es ecuatoriano.

¿Cómo saber qué es ecuatoriano y qué no?

Nos tocó hacer un estudio antropológico para establecer cuáles son las familias que ocupan las técnicas ancestrales. Muchos nos decían que no representa tejer en el piso, durante un mes y medio, un telar pequeño que los turistas no van a poder pagar. Esto hace que (entre otras cosas) los artesanos opten por ciertos materiales para abaratar costos y sustentar a sus familias (algo muy entendible). Por esa razón, comenzamos a trabajar con los productores, vigilando el proceso de diseño y los materiales para garantizar una buena calidad.

¿Qué pasó después de la pandemia?

Tuvimos que cerrar porque no eran productos de primera necesidad. Mis socios salieron del país y yo fui la única que me quedé. Me cuestioné mucho esa decisión porque me sentía responsable por esos artesanos. Muchos me llamaban y me pedían ayuda para vender sus productos. Así surgió la idea de crear la empresa Handmade Latam (2020) y una marca blanca de productos artesanales para vender en grandes cadenas de comercialización. 

¿Tuvieron ganancias en esos cinco años de funcionamiento?

Recuperamos la inversión. Todo lo que vivimos con Quipu Pallay me ayudó a identificar nuevas oportunidades de negocio. Con mis socios tuvimos ideas distintas y decidí continuar sola.

¿Cuáles fueron los siguientes pasos?

Creo que ninguno de los proyectos en los que trabajo habría nacido si no fuera porque la Embajada de Estados Unidos me seleccionó para representar a Ecuador en el programa YLAI Professional Fellow 2021. Me dieron muchas herramientas de pivoteo y fue como un MBA para mí. Nos encontramos con emprendedores de las universidades más prestigiosas de negocios y ellos me ayudaron a desarrollar mi idea (Handmade Latam). En 2021, me dieron un fondo de capital semilla de US$ 7.000, que ocupé para realizar un catálogo y comprarles algunas muestras a los artesanos.

¿En qué consiste Handmade Latam?

Es importante entender el contexto de los artesanos. Muchas son mujeres, cabezas de hogar, que ni siquiera poseen una cuenta bancaria. Por eso, esta empresa trabaja con las líderes de estas cooperativas y las apoya con el desarrollo y la exportación de sus productos. Es decir, somos el canal para que el comprador no tenga que trasladarse a Ecuador en busca de proveedores. Yo manejo a los productores locales y ellos se preocupan, únicamente, por poner los productos en perchas internacionales. 

¿Ya no tiene socios?

No. Ahora, trabajo solo con 12 líderes de comunidades y cada una de estas representa, aproximadamente, a 100 artesanos.

¿Cuál es su monto de facturación?

Depende de la temporada, pero el monto de cada envío puede ascender a los US$ 50.000.

¿Qué ha sido lo más difícil en este camino como emprendedora?

Es complicado, pero creo que el machismo. Por ejemplo, muchas personas no querían hablar conmigo sobre temas de dinero, sino únicamente con mis socios hombres. Es un rasgo cultural que tenemos aquí y poco a poco lo voy combatiendo. Ahora, al ser la única dueña, les toca hablar conmigo (dice entre risas).

Con esta experiencia en Ecuador, ¿es fácil hacer conexiones en EE.UU.?

En un inicio tuve el apoyo de Proecuador y he asistido a diversas ferias donde participan los mejores representantes de artesanías del mundo. Esto, sin duda, me ayudó a encontrar compradores y tener relaciones comerciales con ellos.

¿Qué recomienda a las mujeres emprendedoras?

He participado en varios programas (exbecaria de AWE Ecuador en 2018) y también he cofundado (2020) otros negocios como la agencia Soft Landing. En todos estos procesos, muchas veces, sentí el síndrome del impostor. Yo, me decía a mí misma que esto no es para mí o que no estaba en el lugar adecuado. Sin embargo, he aprovechado las incontables oportunidades y he buscado apoyo en muchas instituciones como la Embajada de Estados Unidos. Así aprendí que uno de los principales retos es la formalización. Muchas mujeres ni siquiera tienen RUC y esto limita su acceso a diversos beneficios.

Entonces, ¿hay potencial en el país?

Sin duda alguna. Con esas experiencias también nació otro proyecto, Queen Tribe Ventures. Con el apoyo de una socia estadounidense, buscamos asesorar a más mujeres sobre los mecanismos de financiamiento a los que pueden acceder. Al ser latinas, mamás y cabezas de hogar tienen muchos beneficios. Por eso, hemos creado una red de contactos para dar charlas de manera virtual y capacitar a mujeres para que puedan aplicar a estos fondos. Nosotros creamos esta compañía con US$ 2.000 y eso es evidencia de que con poco se puede hacer mucho. Ecuador es un país muy estratégico y debemos recordar que hay que trabajar por las futuras generaciones. Los animo a buscar conexiones de otras regiones porque pueden ser los futuros clientes o socios. Debemos mostrar esta apertura cultural y formar alianzas internacionales.

¿Cuáles son los planes a futuro?

Con Handmade Latam busco sumar más consultores para fortalecer el negocio, no solo en Ecuador, sino para expandirme en toda la región. Además, espero llegar a Europa, a pesar de que es un mercado más exigente y estamos sujetos a acuerdos comerciales con ese continente. Con Queen Tribe Ventures estamos comenzando y espero impactar en los negocios de muchas mujeres. (I)