Una ecuatoriana de corazón, el hada de los desplazados ucranianos
Sabrina Lustgarten vivió en Ecuador por cuatro décadas. Hoy, desde Silver Spring, cerca de Washington D.C., EE,UU., lidera las operaciones de apoyo de la organización HIAS a las personas que huyen del conflicto en Ucrania.

Vivió en Ecuador durante 40 años. Por eso, ella se considera una ecuatoriana más, una de alma, vida y corazón. Es Sabrina Lustgarten, la vicepresidenta Ejecutiva de HIAS, una organización internacional judía que se dedica a dar soporte a los refugiados en varios países del mundo. El objetivo de la ONG que ella lidera es conseguir US$ 40 millones para atender a los desplazados por la guerra entre Ucrania y Rusia. 

De origen judío, su familia se instaló en Colombia luego de la Segunda Guerra Mundial, Nació en el país vecino, sin embargo, por un tema laboral, sus padres se mudaron a Ecuador en la década de los ochenta. Ella tenía 12 años, creció y se educó en tierras ecuatorianas, se casó con un ecuatoriano y tiene dos hijas. Por 19 años fue la directora nacional de HIAS en Ecuador. Ahora vive en Estados Unidos, en Silver Spring, cerca de Washington D.C. 

En ese centro de operaciones, dirige las operaciones de ayuda a Ucrania. Desde que empezó la invasión de Rusia, 4'547.735 personas han huido de Ucrania, lo que la convierte en la crisis de refugiados de más rápido movimiento en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, con 7,1 millones de desplazados internos y 13 millones de personas afectadas por el conflicto, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) 

 ¿Cómo están trabajando en Ucrania? 

Necesitamos US$ 40 millones para atender a Ucrania. Hemos recibido donaciones, especialmente de empresas privadas, de miembros de la realeza e incluso de personas particulares de diferentes edades -hasta niños- en apoyo al trabajo humanitario que realizamos en la zona de conflicto.

 ¿Cómo avanza en ese objetivo? 

Durante el último mes, esta organización y su aliado estratégico Right to Protection (R2P) han recibido casi 30 veces más donaciones individuales por la guerra en Ucrania, en comparación con el mismo período del año pasado. El 23 de marzo nos llegó una subvención de US$ 10 millones, por citar un ejemplo. 

 ¿De acuerdo con la información que manejan, cuál es la situación actual de los ucranianos? 

Nosotros estamos en la zona de conflicto desde el primer día, veíamos que la situación se complicaba y apoyamos desde el primer segundo. Hace falta de todo, desde vituallas, colchones, agua, alimentos y servicios básicos. Ofrecemos también asesoramiento e información de cómo proceder y obtener el status de refugiado en los países vecinos y en otros continentes. Hasta el momento sabemos que la mayoría de los ucranianos que ha salido está en Polonia, (2'622.117 ucranianos), Rumania (692.501), Hungría (424.367), Moldavia (411.385) y Eslovaquia (317.781). 

 ¿De dónde provienen los fondos de esta organización ? 

El presupuesto a nivel global es de US$ 146 millones, los cuales provienen principalmente de la Oficina del ALto Comisionado para los Refugiados (Acnur, por su siglas en inglés). Aparte de esto, necesitamos juntar US$ 40 millones más para la crisis de Ucrania; en eso está el enfoque total de mi trabajo. Hasta ahora hemos logrado distribuir unas 400 toneladas de insumos. Les ofrecemos ayuda psicosocial, apoyo emocional, representación legal. Esperamos que en los países que los reciben tengan una inclusión e integración económica. 

 Usted dirige las operaciones desde las oficinas en EE.UU., ¿tienen gente en la zona del conflicto? 

Al momento tenemos siete personas en la zona de conflicto, estamos reclutando más personal, pero trabajamos con otras ONG que tienen su personal desplegado en el lugar. Las organizaciones internacionales nos juntamos, luchamos en contra de cualquier forma de discriminación, abrimos espacios de protección para la población que huye de la guerra, especialmente apoyamos a madres y niños. En los próximos días esperamos abrir nuestra oficina en Polonia y tener operaciones en Moldavia y Rumania. Por el momento tenemos oficinas en 16 países.

 ¿Cómo mira la situación global?

Estamos muy preocupados porque han resurgido muchas situaciones de refugiados a escala mundial, los desplazados están con mucha necesidad, no vemos una mejora en ningún sentido, todo lo contrario. Los conflictos internos entre países y la falta de respeto a los derechos humanos, donde desafortunadamente la población civil es la más afectada, son nuestra preocupación diaria. En general, no hay un real compromiso de los estados en parar estas situaciones de violencia que se están a presentando, no solo en Ucrania, sino en el mundo. Hacemos un pedido para que los países mantengan regulaciones y puertas abiertas para dejar entrar a la población que escapa de situaciones extremas y muy complejas. Como HIAS, acogemos, sin discriminación, a personas que huyen de los conflictos o de situaciones político-sociales críticas en los diferentes países, ya que todos merecemos vivir en paz.

Usted dirigió por muchos años la oficina en Ecuador, ¿qué nos puede decir del aporte de esta oficina? 

El aporte de HIAS a Ecuador en los últimos tres años fue mas de US$ 63 millones. En los últimos años hemos apoyamos cerca de 400.000 personas, entre colombianos, venezolanos y migrantes de otros países. Ecuador fue el pionero al responder a la crisis de la población colombiana que huía de su país. Tenemos 16 oficinas en el país y trabajan más de 400 personas.

¿Se han involucrado con la migración venezolana hacia Ecuador? 

La mayor crisis de movilidad humana en la región es la de Venezuela. En 2019, Ecuador recibió más de 7.000 personas por día. Ahora, el número ha disminuido a 4.000 semanales, entre los que se quedan y los que están de tránsito hacia Perú o Chile. Ecuador es un país bastante amable con la población refugiada, en ese sentido han valorado lo positivo que pueden ofrecer a cambio de una mejor calidad de vida. (I)