Este guayaquileño incuba profesionales y los exporta a EE.UU.
Cuando el planeta parecía estar en pausa por el Covid 19, Andrés Campoverde abrió JBer Solutions, una empresa de servicios tecnológicos. Ha transformado desafíos en oportunidades, llevando la innovación tecnológica a nuevas alturas. Este año aspira enviar talento a Europa y alcanzar ventas superiores a los US$ 300.000.

Con una formación en Administración de Empresas en la Universidad Laica de Guayaquil, el camino profesional de Andrés Campoverde ha sido una montaña rusa de desafíos. Con JBer Solutions, una empresa de consultoría e implementacion de servicios tecnológicos, ofrece servicios de desarrollo de software y transformación digital.

La pandemia del Covid 19 le arrebató a su padre, lo que marcó un antes y después en su vida. Campoverde debió asumir la responsabilidad de sacar adelante el negocio familiar. Con esfuerzo y valentía logró estabilizar el taller de soldadura industrial de su papá, mientras superaba desafíos emocionales para abrirse puertas hacia el futuro.

A los 21 años ingresó como pasante en el departamento de Recursos Humanos en Holcim. “Debía encargarme del archivo. Al poco tiempo me contrataron porque les gustó mi dedicación, curiosidad y deseo de crecer. En los dos años que estuve descubrí que el área de talento humano me apasionaba, porque me permitía relacionarme con las personas y trabajar por iniciativas que promuevan el crecimiento profesional de dentro de una empresa”.  El siguiente paso fue en SGS, una multinacional suiza que proporciona servicios de inspección, verificación y certificación. Sus ansias de conseguir el éxito le llevaron al aeropuerto José Joaquín de Olmedo como analista de recursos humanos y luego a la aerolínea Latam.

Campoverde se sentía como pez en el agua, empezó a dar consultorías y asesorías a empresas. “Mi salario en Latam era de US$ 900 mensuales y por una asesoría me pagaban más de la mitad, así que renuncié para empezar mi propio camino”. En ese entonces este ejecutivo por una consultoría de 20 horas, cobraba US$ 1.500. 

En 2015, empresas de Guayaquil, Quito, Cuenca, Manta, Portoviejo, entre otras contrataban sus servicios. “Sentía que me convertía en un referente para las generaciones venideras, inspirando a otros alcanzar sus sueños”. 

Esos sueños se volvieron una pesadilla en abril de 2016. Tras el terremoto, perdió todos sus clientes en Manabí y bajaron sustancialmente en otros puntos de la Costa.  “Mis ingresos se redujeron full, casi entro en estrés, pero no me iba a doblegar, hice maletas y me embarqué a EE.UU. a buscar nuevos horizontes”.

El camino no fue fácil. Consiguió algunas reuniones, pero nada concreto. Cuando estaba a punto de bajar los brazos, recordó que su amigo de la infancia Daniel Bernal vivía en Nueva York. Le contactó y empezó una nueva historia para Campoverde. “Daniel había creado Jber Solutions, una plataforma digital, de servicios emergentes que la tenía medio en stand by, entonces le propuse que nos uniéramos y le diéramos con todo”.

Primero tuvo que vivir el refrán 'Del dicho al hecho hay mucho trecho'. El primer año de funcionamiento fue un caos. La propuesta de incluir Inteligencia Artificial (IA) en el área de recursos humanos no tuvo acogida en las empresas ecuatorianas. Terminaron 2020 facturando US$ 80.000.   Pese al resbalón no se dio por vencido. 

Con su socio optaron por darle un nuevo giro al negocio. “Estábamos encerrados por la pandemia, eso me permitió replantear el business plan, fueron días y días de investigación y múltiples noches sin dormir. Empecé 2021 con nuevos bríos y cientos de ideas revoleteando en mi cabeza para convertir a Jber Solutions una incubadora de talentos sudamericanos para empresas estadounidenses".

Pero el destino le golpeó donde más duele. Su padre murió víctima del Covid 19 y Campoverde debió tomar temporalmente las riendas del negocio familiar. “Fue una época complicada, con desafíos emocionales fuertes. Mientras ponía en orden el taller de soldadura industrial, buscaba clientes para Jber Solutions. Conseguí colocar desarrolladores sudamericanos en dos grandes empresas estadounidenses. Cerramos con una facturación de US$150.000 y US$ 200.000 el siguiente año".

Esta startup de software promete aliviar el dolor de la contratación de personal en el extranjero y en un futuro cercano traspasar las fronteras, teniendo en cuenta que la fuerza laboral cada vez es más remota y global. “Este año aspiramos incubar a unos 200 profesionales. También estoy enfocado en crear un hub remoto con IA para los departamentos de talento humano en las empresas. Con una inversión de US$ 30.000 estamos validando el software con la Universidad de Woxsen en la India”.

Para este guayaquileño de 42 años, este será un año de superar obstáculos y hacer lo correcto para crecer exponencialmente.  En la mira está crecer en EE.UU. y expandirse a Europa, y si los números no le fallan en 2025 las ventas pasarían los US$ 300.000. (I)