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El brasileño Camilo Trouw lleva seis años en Ecuador. Lidera las operaciones de la multinacional minera BHP-Billiton para Ecuador y Colombia. La experiencia traumática de un robo a su hogar, le hizo dudar de seguir viviendo en el país. Pero junto a su familia decidieron darle otra oportunidad. Hoy, están felices, pese a la inseguridad jurídica que se vive en la industria donde trabaja, y no dudarían en quedarse para siempre.

29 Marzo de 2023 16.06

Camilo Trouw aterrizó en Quito en 2017 como superintendente de exploración de BHP-Billiton, considerada una de las empresas mineras más grandes del mundo, con una facturación que supera los US$ 40.000 millones anuales. En ese entonces, el nuevo marco minero les invitaba a invertir, por lo que arrancaron con cuatro proyectos de exploración, principalmente cobre, en Imbabura, Loja y algunas provincias amazónicas.

Tras varios años, este ejecutivo de 42 años pasó a ocupar, desde 2020, la gerencia de la multinacional para Ecuador y Colombia. Geólogo de profesión, con un PHD por la Universidad Federal de Río de Janeiro, Brasil, ingresó a BHP hace 17 años. Por su trabajo ha vivido en Perú, Chile, Australia, Antártica y, este último tiempo, Ecuador. 

“Este es el país con la gente más amable que yo haya conocido, sin precedentes”, afirma con mucha seguridad, pese a que con su familia fueron víctimas de la delincuencia a principios de 2022. El hecho ocurrió en su residencia, ubicada en una urbanización privada. “Fue traumático, eran cuatro extranjeros armados, nos amarraron, nos tuvieron de rehenes, dos o tres horas. No sólo nos robaron, también sacaron dinero de mis cuentas. Por suerte no hubo violencia física, pero sí verbal. Estuvimos varios meses con psicólogo”.

Tras este episodio pensaron por un momento dejar el país, pero con su esposa analizaron la situación y decidieron darle una segunda oportunidad a Ecuador. Un año después están seguros que tomaron la decisión acertada.

BHP en los últimos siete años ha invertido en este país entre US$ 5 y 10 millones por año en la fase de exploración minera. La decisión es apostarle al Ecuador, aunque hoy las cosas no están fáciles tras el cierre del catastro minero en 2018. Al preguntarle qué tan difícil está la situación, rápidamente contestó que están en proceso de reinventarse, ya que pese a los ofrecimientos estatales no se ha reabierto el catastro. Se ofreció hacerlo en enero de 2022, luego se aplazó a diciembre y todavía no hay una fecha concreta.

“El proceso de renuncia de una concesión en Ecuador es lento, toma tres años, en el mundo tres semanas. La inseguridad jurídica es un problema, además en este país los conflictos internos paralizan totalmente las actividades, hasta el punto de no poder salir de tu casa, algo que no sucede en otros países”. Añade que la multinacional está estudiando la situación y que sin duda la incertidumbre política de estos días no es buena para atraer la inversión extranjera.

Pese a la incertidumbre en la que se mueve al momento en lo profesional, en lo personal dice que disfruta cada minuto de su vida familiar en este país, Aquí nació su tercera hija. Como una coincidencia de vida nos cuenta que su papá, en los años 70, vivió dos años en Ecuador y que siempre se refirió a este país como único, porque recibe a los extranjeros con los brazos abiertos. Tras vivir algunos años aquí asegura que su papá se quedó corto en sus apreciaciones. “El ecuatoriano es muy receptivo, una vez que se logra su confianza el lazo afectivo es muy fuerte. Tenemos muchos amigos, la amabilidad es algo sumamente impresionante, siempre están tan pendientes de nosotros y las niñas”.

Este empresario de 42 años disfruta al máximo recorrer el país. Junto a su familia han estado en la Amazonía, acampado en los páramos, cada que pueden visitan las playas de Manabí, especialmente Canoa, también van mucho a las termas de Papallacta, a las que califica como únicas en el mundo. En estos días su esposa y sus hijas estuvieron en las islas Galápagos. “La comida manabita me fascina, el encocado de camarón y pescado es delicioso. Ya aprendí a hacer patacones, muchos de mis amigos de Ecuador no lo saben hacer" (risas).

Trouw es enfático al señalar que no se siente un migrante, que la calidad de vida que tiene ahora en Ecuador no la puede tener en otro país. “No tengo respuesta de cuánto tiempo viviremos aquí, pero el tiempo que dure lo vamos a disfrutar al máximo. Estamos felices, si tuviera que quedarme por el resto de mi vida no tendría problema”. (I)

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