La medicina prepagada en Ecuador es un sector que ganó peso dentro de la economía de servicios, un negocio que combina prestaciones de salud con lógica empresarial. A diferencia del sistema público, estas compañías operan bajo esquemas contractuales definidos, cobertura segmentada y productos adaptados al perfil del cliente. Su crecimiento estuvo vinculado tanto a la demanda insatisfecha del sistema estatal como al aumento de afiliaciones privadas, especialmente en sectores corporativos y clases urbanas.

El registro de ingresos de 2024 permite observar con claridad el tamaño y el peso financiero de estas empresas dentro del sistema privado de salud. Si bien no representan toda la atención médica del país, su rol es cada vez más relevante, y sus cifras permiten dimensionar cuánto se factura, quiénes lo hacen y bajo qué condiciones operan los principales actores del sector.

Frente a un sistema público que afronta constantes presiones de presupuesto, demanda y cobertura, el modelo de medicina prepagada se convirtió en una alternativa estable, rentable y en expansión. El año 2024 confirma esa tendencia. Según los últimos estados financieros presentados ante la Superintendencia de Compañías, Valores y Seguros, este sector cerró con US$ 760,5 millones en ingresos, una cifra que representa un crecimiento sostenido respecto a años anteriores.

Sin embargo, más allá del total, la forma en que esos ingresos se distribuyen entre las empresas revela una estructura marcada. De las 28 compañías registradas como activas en el sector, las 10 primeras concentraron el 94,8 % de los ingresos, y, dentro de ese grupo, las primeras tres captaron más del 70 %.

Saludsa lidera el ranking con US$ 254,2 millones, equivalente al 33,4 % del total. Es la empresa de medicina prepagada más grande del país, tanto por ingresos como por estructura operativa, ya que cuenta con 1.441 empleados, activos superiores a los US$ 78 millones, y una red nacional que le permitió consolidar convenios con aseguradoras, empresas privadas y redes médicas. 

En segundo lugar está BMI, con US$ 179,3 millones en ingresos. Representa el 23,5 % del mercado, con un modelo distinto, una estructura de 343 empleados y activos que superan los US$ 82 millones, lo que sugiere una operación financieramente sólida y enfocada en eficiencia.

Humana ocupa el tercer puesto, con US$ 115,7 millones, lo que equivale a 15,2 % del total sectorial. Es una marca reconocida en el mercado, con 400 empleados y una estrategia orientada tanto al cliente individual como a colectivos empresariales. Su posición en el ranking se mantuvo estable y consolida una operación de largo plazo.

En conjunto, estas tres compañías (Saludsa, BMI y Humana) suman US$ 549,3 millones, es decir, más de US$ 7 de cada 10 facturados en todo el sector. Son, en los hechos, los "big fish" de este ecosistema.

A partir del cuarto lugar, Confiamed registró ingresos por US$ 56,9 millones. Le sigue Vumilatina, con US$ 30,2 millones. En la sexta posición está Asisken, con US$ 25,1 millones, seguida por Tecnisseguros e Inmedical, ambas con ingresos cercanos a los US$ 17,8 millones. Estas compañías mantienen operaciones sostenidas. Vitalplan y Primepre cierran el top 10, con ingresos de US$ 12,4 millones y US$ 12,3 millones, respectivamente.

Es importante observar cómo se combinan los ingresos con otras variables. Algunas compañías de tamaño medio presentan un patrimonio proporcionalmente bajo respecto a sus ventas, mientras otras mantienen un balance más equilibrado. Esto puede hablar de distintos grados de apalancamiento, estrategias de reinversión o perfiles de riesgo.

En paralelo, el número de empleados varía de forma notable: algunas de las compañías del top 10 tienen plantillas de más de 1.000 personas, mientras otras operan con menos de 50. Esto refleja modelos de negocio profundamente distintos, desde operaciones integradas hasta estructuras de intermediación o plataformas con alto grado de digitalización.

Finalmente, el volumen general de ingresos confirma que la medicina prepagada es una de las industrias privadas más dinámicas del país, al menos en términos de facturación. En un entorno donde la salud pública afronta desafíos estructurales, este segmento creció con regularidad y sin mayores sobresaltos.

Los grandes jugadores del sector están bien definidos. Tienen los contratos, la red, la escala y la confianza del mercado. Lo que muestra el ranking 2024 es quién vendió más y cómo se configuró un ecosistema donde el tamaño sí importa, y donde crecer requiere algo más que captar afiliados, pues exige capital, tecnología y una propuesta de valor sostenible. (I)