El reciente bombardeo de instalaciones nucleares en Irán por parte de Estados Unidos generó un nuevo repunte en los precios internacionales del petróleo. Desde el ataque registrado el sábado 21 de junio, los mercados energéticos incorporaron una prima de riesgo geopolítico que se traduce en una subida de casi el 10 % en el valor del crudo desde el pasado 13 de junio, cuando comenzaron las tensiones militares con un ataque inicial de Israel sobre territorio iraní.
El mercado global del petróleo reabrió sus operaciones este domingo a las 17:00, hora local de Ecuador, momento en el que se observó una reacción inmediata. El WTI, que sirve como referencia para el petróleo ecuatoriano tipo Oriente, subió US$ 2,84 dólares en la primera hora de negociación, alcanzando los US$ 76,68 por barril y sigue fluctuando al alza. Este comportamiento responde tanto al impacto directo del bombardeo como a la posibilidad de una escalada regional que afecte las rutas críticas de suministro energético, especialmente el estrecho de Ormuz.
Para Ecuador, un país exportador que utiliza el WTI como base para calcular sus ingresos petroleros, este incremento representa un alivio fiscal. El presupuesto estatal de 2025 fue construido con un precio promedio estimado en torno a los US$ 63 por barril. Por lo tanto, cada dólar adicional en la cotización internacional implica un margen favorable para las finanzas públicas. La mejora en el precio del crudo Oriente, que sigue la tendencia del WTI, también fortalece la balanza de pagos del país.
A pesar del aumento en los precios, los analistas señalan que no existe una interrupción real en el suministro de petróleo. Hasta el momento, no se ha retirado ni un solo barril del mercado. Sin embargo, la amenaza latente de una interrupción en el estrecho de Ormuz mantiene la presión sobre los precios. Este escenario afecta de manera desigual a los actores globales: mientras que China, principal comprador del petróleo iraní, sería el más perjudicado por un corte, Estados Unidos (que importa menos del 3 % del crudo del golfo Pérsico) presenta menor exposición directa.
La situación se presenta como una ventana de oportunidad para Ecuador, con mayores ingresos esperados en el corto plazo, pero también implicando riesgos estructurales si el conflicto escala o la volatilidad impacta en los subsidios y la economía doméstica. (I)