Forbes Ecuador
Economia en pandemia
Columnistas
Share

Con la certeza de la seguridad y eficacia de las vacunas disponibles en Ecuador, es responsabilidad de todos 'poner el hombro' para de la mano de la ciencia, superar esta crisis sin precedentes y reactivar la economía, hoy en día tan golpeada por una recesión que hace dos años no estaba en el radar de nadie.

07 Octubre de 2021 09.53

La pandemia ha demostrado que los Estados que dedican mayor y más eficiente inversión en sus sistemas de salud, tienen también economías más saludables. Destinar recursos al fortalecimiento institucional y el atender oportunamente los problemas estructurales del sector, permiten tener respuestas más rápidas en momentos de emergencia. 

En la coyuntura actual, es evidente que el acelerar el proceso de vacunación ha sido clave para reactivar las actividades productivas y la recuperación del empleo. En el caso particular del Ecuador, los resultados del plan de vacunación del Gobierno Nacional, han aportado a la mejora de las previsiones de su crecimiento económico para este año: la CEPAL por ejemplo, actualizó sus estimaciones de 2,6% a 3%, y el Banco Mundial incluso habla de 3,4%. De la misma manera, en un informe de Bloomberg, publicado en el mes de agosto, se resalta que los bonos de deuda del Ecuador son de los mejores del mundo este año, con un rendimiento superior al 28%. Uno de los factores determinantes de este desempeño son justamente los resultados del proceso de vacunación nacional. 

El liderazgo, los lineamientos y la consecución oportuna de vacunas por parte del Gobierno Nacional, se complementó con el apoyo del sector privado que con su contingente logístico aportó no solo para que el plan alcance su objetivo, sino en avanzar hacia la tan necesaria inmunidad comunitaria, la cual se alcanzará cuando 12,7 de los 17,7 millones de ecuatorianos estén vacunados. Esta experiencia es un ejemplo contundente de lo que la colaboración público-privada puede lograr, y ha sido también un importante elemento para restituir la confianza entre las partes. 

Está claro que la vacuna finalmente fue lo único que pudo controlar esta pandemia sin precedentes en la historia contemporánea de la humanidad. Es por esto importante resaltar y reconocer el rol de la industria biofarmacéutica de investigación en esta gran cruzada global. La ciencia ha liderado el desarrollo de vacunas, diagnósticos y tratamientos contra Covid19 respondiendo de manera inmediata a esta grave crisis sanitaria. Se han superado récords históricos en innovación y desarrollo, al desarrollarse una vacuna con 90% de eficacia apenas 9 meses después de declarada la pandemia. Justamente debido a la emergencia y a su devastador impacto en el mundo, la autorización y fabricación de vacunas Covid-19 ha sido más rápida que con otras vacunas. No existen precedentes comparables con el nivel de colaboración entre investigadores, fabricantes, reguladores, gobiernos y autoridades sanitarias, y el financiamiento que se destinó para el desarrollo y la fabricación de estas vacunas. Esta carrera científica no habría sido posible sin la existencia de un marco regulatorio predecible, basado en la propiedad intelectual y en la existencia de patentes a nivel mundial para proteger la innovación. 

Sin embargo, y a pesar de los avances mencionados, el virus sigue vigente en el mundo. Tenemos como humanidad varios retos por delante, quizás el más complejo es el de abastecer esta gran demanda y vacunar al 70% de la población mundial. Para esto, la industria ha hecho un gran esfuerzo en incrementar la capacidad de fabricación de vacunas e insumos, así como las redes de distribución para que estas lleguen y puedan ser aplicadas lo antes posible en todo el planeta. La capacidad de fabricación global anual antes de la emergencia era de 5.000 millones de vacunas; y en tan solo un año -y solo para Covid-19-, se incrementó en 11.000 millones para finales del 2021. Para esto se han establecido más de 300 alianzas de transferencia de tecnología entre fabricantes.

Otro gran desafío sin duda es la equidad en el acceso a vacunas. Ante esto la industria ha precautelado el principio de acceso y equidad universal, sin incurrir en ventas al sector privado ni a particulares. Lamentablemente esta crisis sanitaria ha visibilizado las diferencias en capacidad de respuesta entre los países con estructuras de salud solidas, frente a los que tienen sistemas deficientes sin asignaciones presupuestarias permanentes y sostenibles. La comunidad internacional y los esfuerzos deben estar dirigidos hacia priorizar a los más vulnerables y a los países que no están avanzando en la vacunación. Es clave trabajar en lograr inmunidad global. 

Adicionalmente, el ausentismo, la falta de acceso a información de calidad, y la gran cantidad de “fake news” circulando en redes sociales han impactado negativamente en esta batalla global contra el virus. Aunque la vacuna es voluntaria, quienes la descartan prolongan la existencia viral y con eso se amplia el riesgo a mutaciones y nuevas variantes. Ante esto, la industria está permanentemente monitoreando e investigando respuestas que incluyen incluso opciones de refuerzo. Sin embargo es importante enfatizar que mientras más personas se vacunan, será más eficiente la inmunización social, se reducen las admisiones en las unidades de cuidados intensivos y las muertes; y se alivia la carga general sobre los sistemas de salud. 

Todos somos testigos y hemos tenido casos cercanos, algunos lamentablemente fatales, de Covid19. Con la certeza de la seguridad y eficacia de las vacunas disponibles en Ecuador, es responsabilidad de todos 'poner el hombro' para de la mano de la ciencia, superar esta crisis sin precedentes y reactivar la economía, hoy en día tan golpeada por una recesión que hace dos años no estaba en el radar de nadie. (O)

loading next article
10