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deudas incobrables
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Si nos llenamos de cuentas incobrables no habrá Gobierno ni autoridad que nos permita salir de esto. Es un trabajo de todos pero hoy más que nunca debemos pensar a quienes les damos la oportunidad de ejecutar nuestros ideales.

04 Agosto de 2023 12.23

El Ecuador está pasando por una crisis de todo nivel. Lo que más me preocupa es el aumento de las cuentas incobrables; y con cuentas incobrables no me refiero solamente a cuentas financieras sino a cuentas de todo tipo. Por ejemplo, el nefasto trabajo de la Asamblea Nacional es una deuda pendiente. Creo que lo más relevante para nosotros son las deudas políticas, económicas y sociales que tenemos.

Si bien es cierto que no podemos retroceder el tiempo y mucho menos pedir una indemnización en temas políticos. La única manera para que la gestión política del país no sea una cuenta incobrable es meditar bien a quien le vamos a dar nuestro voto. Debemos romper ese status-quo que tenemos para hablar de malos gobiernos y de corrupción. 

Si aquellos que fueron cesados vuelven a ser reelectos entonces no solo no tenemos memoria como pueblo sino que tampoco dignidad. Permitiremos que nos sigan robando esperanzas e ilusiones. 

Con el tráfico de influencias, los diezmos y las coimas no solo perdemos dinero; perdemos oportunidades y perdemos también tiempo. El Ecuador tiene potencial para ser un país rentable y accesible. Lo que requerimos es que la administración pública pueda encaminar y concretar primero las necesidades básicas y después los ideales de los ecuatorianos. Suena utópico pero si los mismos que ya nos han decepcionado siguen teniendo curules y cargos públicos no estaremos haciendo ninguna limpieza en este tema. Por algo debemos empezar. 

Además, para el aspecto financiero. El mismo Estado se encarga de tener cuentas incobrables. Cuando un negocio le debe a alguna institución pública, el proceso para pagar o para llegar a acuerdos de pago es tan engorroso que muchas empresas prefieren destinar ese flujo a otros pagos. 

Es vital que las autoridades de estas instituciones entiendan y prioricen pequeños pagos a altos intereses.Lo que el Estado requiere urgentemente es flujo y eso debe pesar al momento de tomar este tipo de decisiones. Es entendible que no todas las empresas puedan calificar a estos trajes a la medida, pero el no pago no siempre se da por un deseo de evadir este tipo de deudas. Considero que recibir pequeños pagos constantes es una mejor opción que la de  aumentar los intereses y convertir a estas deudas en cuentas realmente incobrables. Con este dinero el Estado puede continuar sus proyectos y tener más constancia en sus ingresos. 

Para la dinamización de la economía es importante que los negocios sigan operativos y con tanta restricción por los incumplimientos de pago cuándo es posible justificar estos retrasos no creo que vale la pena. El cierre de una empresa tiene un impacto mayor en toda la economía del país que recuperar una cuenta en un tiempo mayor al esperado. 

El fin no debe ser únicamente sancionatorio sino más bien regulatorio. Con esto, se pueden llegar a acuerdos porque las empresas no tienen que evadir las deudas pero si requieren mayor flexibilidad para cumplirlas. Han sido tiempos complicados no solo por la pandemia sino desde antes ya que nuestra economía es muy débil e inestable. 

Por último las cuentas sociales que se han vuelto incobrables son desde mi punto de vista aquellas que tienen que ver con la ética y moral. Todo es permisible y por ende los límites ya no tienen lugar; más bien se vuelven fastidiosos y han perdido su utilidad. 

Un empleado ya no podrá recuperar su tiempo en familia si no logra balancear su trabajo con su vida personal. Una familia no podrá educar con el ejemplo a sus hijos si es que estos nunca comparten momentos juntos. No sabemos cómo ayudar a nuestro entorno si no aprendemos a vivir en comunidad y vamos creando burbujas en las que nos relacionamos. Ya nada nos asombra y todo nos molesta. 

Si nos llenamos de cuentas incobrables no habrá Gobierno ni autoridad que nos permita salir de esto. Es un trabajo de todos pero hoy más que nunca debemos pensar a quienes les damos la oportunidad de ejecutar nuestros ideales.  (O)

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