Hace 9 años un grupo de instituciones creó la Alianza para el Emprendimiento e Innovación, convencidas de que el emprendimiento es el camino para generar oportunidades y mejorar las condiciones de vida de los ecuatorianos. Esto tiene un impacto importante en las expectativas que tenemos de los emprendedores, pues esperamos de ellos la generación de riqueza económica para la sociedad, la creación de oportunidades laborales y hacer todo esto sin impactar negativamente en el planeta.
Pero ¿qué pasa cuando el emprendedor se vuelve empresario y el emprendimiento en empresa? ¿Cuál es el rol que deberían tener las empresas en el ecosistema?
Definitivamente, la empresa no puede limitarse a ser rentable y pagar utilidades a los inversionistas y empleados, las empresas están obligadas a ser activas en la generación de riqueza en la sociedad. Este rol puede ser un ganar – ganar.
El éxito de esta relación depende de que las empresas compartan: información de la industria, acceso a clientes, acceso a recursos y capital, aporte con conocimiento; y por parte de los innovadores: agilidad, nuevas ideas, capacidad de adaptación, equipos motivados, reducida inversión que acote la pérdida en el caso que esto pase.
Esta buena práctica ya se vive en otros países. En Israel, por ejemplo, que visitamos con un grupo de Líderes de AEI a inicios de este año, conocimos el modelo de trabajo “partner estratégico” en el cual las empresas más importantes abren sus desafíos (problemas u oportunidades de nuevos negocios) a emprendedores, quienes llegan con soluciones que son financiadas por esas empresas. Las que han resultado exitosamente se convierten en nuevas compañías. Así el emprendedor y la empresa en la que brindó sus soluciones se convierten en socios y trabajan juntos para repetir el modelo, principalmente en otros países. Bajo esta figura los emprendimientos rápidamente se vuelven globales y altamente valorados. Estos casos exitosos generan un efecto cascada, pues multiplican el nacimiento de varios otros emprendimientos alrededor, como por ejemplo lo ocurrido en nuestro vecino Colombia, con el éxito de RAPPI que ha generado el nacimiento de 100 startups, que tienen presencia dentro y fuera de ese país. Y si vemos en ecosistemas mucho más desarrollados tenemos el caso de los fundadores de Paypal, quienes han dado lugar al nacimiento de empresas como Tesla o SpaceX por el lado de Elon Musk, o Facebook por el lado de Peter Thiel.
Finalmente, las expectativas con los empresarios que lideran las compañías, las hayan fundado o no, también van más allá de la generación de resultados económicos para los socios y la generación de un buen ambiente laboral. En un ecosistema sano donde se democratizan las oportunidades con emprendedores talentosos, el empresario debe ser mentor y un modelo de rol para los emprendedores. Las mentorías son de las herramientas más efectivas con los emprendimientos nacientes para que eviten cometer errores frecuentes y así aumentan la tasa de supervivencia en etapas iniciales, y por otro lado los modelos de rol o casos de éxito inspiran a los jóvenes a convertirse en empresarios innovadores, inspiran a generar empleo, arriesgarse y crecer.
Imaginemos un país en el que nuestros emprendedores se vuelvan empresarios que inspiren y acompañen a nuevos innovadores y así la demanda de mano de obra permita que los ecuatorianos talentosos puedan aplicar sus habilidades en trabajos mejor remunerados y esto en consecuencia mejorará la calidad de vida de sus familias. El “cómo” ya existe, ahora hay que hacer que suceda. (O)
