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Los unicornios son casos de estudio. Pero ahora parece que viene un cambio, un salto evolutivo: las cebras. Esta figura representa un nuevo concepto que se escucha cada vez con mayor frecuencia en el ecosistema global de las startups.

11 Agosto de 2022 15.45

Toda startup sueña con ser calificada como unicornio. Esto implica alcanzar una valoración de US$ 1.000 millones o más. Y está bien, porque esa valoración es el fruto de un trabajo arduo e intenso, levantamiento de capital, desarrollo de productos o servicios disruptivos. Todo un proceso que puede tomar años.

En este club están las fintech, las healtech, las insuretech, las legaltech, las proptech, etc. Sus historias son verdaderos guiones de películas que narran el largo camino hacia el éxito (siempre difícil de lograr). Ese camino a veces es empedrado, enlodado, otras veces lleno de baches y obstáculos.

Los unicornios son casos de estudio. Pero ahora parece que viene un cambio, un salto evolutivo: las cebras. Esta figura representa un nuevo concepto que se escucha cada vez con mayor frecuencia en el ecosistema global de las startups.

Para avanzar en el tema primero hay que tener clara la diferencia entre unicornios y cebras. El Center for Human Technology, una organización sin ánimo de lucro enfocada en el uso ético de la tecnología y fundada por Tristan Harris (estrella del documental The Social Dilemma y ex ejecutivo de Google) y Aza Raskin (gurú arrepentido de Silicon Valley) propone una serie de diferencias.

La primera precisión de esta organización dice que los unicornios de Silicon Valley siguen un modelo que incentiva el valor para los accionistas a toda costa. Por otro lado, las cebras se adhieren a los principios de mutualismo, la propiedad compartida y el valor de múltiples partes interesadas. Y añade que la clave para pasar de un modelo unicornio a una cebra es cambiar quién tiene el control de las empresas. Este cambio implica transformar tanto a quién se incentiva (propiedad) como a cómo se incentiva (gobernanza).

Pero hay más diferencias que ayudan a  entender esta evolución. Los unicornios buscan el crecimiento exponencial, las cebras creen en la prosperidad sostenible. Los primeros se mueven bajo la competencia, los segundos por la cooperación. El estilo de los unicornios es asertivo y las cebras son participativas.

Otra diferencia tiene que ver con los beneficiados. En el caso de los unicornios son los accionistas, mientras que en las cebras son las comunidades. Además en los primeros pesa el “queremos más”, cuando en los segundo se impone el “es suficiente”.  Y hay más características que separan a unicornios de cebras.Lo cierto es que estamos ante un cambio, estamos frente a una evolución consciente del mundo de las startups. Una nueva ola está llegando y los emprendedores con enfoque social, las cebras,  se alistan para surfearla. (O)

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