Hace unos días tuve la oportunidad de asistir a una charla denominada: "Día del Fracaso". Esta iniciativa tenía el objetivo de inspirar y orientar sobre un tema presente en la vida de todo emprendedor, y yo añadiría que, en el de todas las personas: el fracaso.
¿Quién no ha fracasado alguna vez?
No tenía idea que, el 13 de octubre se conmemora el Día del Fracaso y que esta iniciativa surgió en Finlandia en 2010 para modificar la percepción negativa que hay sobre este aspecto de la vida.
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Desde el punto de vista empresarial se habló de varias compañías que, por diversos motivos optaron por no innovar y evitaron el cambio, para luego al final quebrar o desaparecer. Algunos ejemplos que recuerdo son:
-Blockbuster: esta cadena de alquiler de películas que llegó a ser la más grande del mundo en los años 90, de la que hoy solo queda un local que, al parecer sirve como un museo, se negó a comprar Netflix, porque subestimó el consumo en línea.
Kodak: líder en fotografía, que a pesar de haber creado la primera cámara digital no fue fiel al cambio y perdió el liderazgo, hasta llegar a declararse en bancarrota en el 2012.
Existen otros casos más que, llaman la atención, como: BlackBerry, Polaroid, MySpace, entre otros. Y esto me hace plantear las siguientes preguntas: ¿Qué sucedió en las mentes de quienes lideraban estas empresas? ¿qué, les impidió innovar? y ¿qué los llevó a la quiebra?
Desde una visión educativa y de aprendizaje, se podría argumentar que, la percepción sobre el fracaso se vincula con la motivación y con el tipo de mentalidad que cada persona posee (fija o de crecimiento).
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Quien posee una mentalidad fija (término popularizado por el psicólogo Carol Dweck) mira al fracaso como algo limitante y negativo. Mientras que quien tiene una mentalidad de crecimiento, sabe que el fracaso es parte del proceso y que puede aprender a través de lo que, suceda. Incluso puede prever futuros escenarios un tanto catastróficos y atreverse a plantear soluciones a algo que quizá ni siquiera llegue a suceder. Así de flexible es esta mentalidad.
En conclusión, las creencias que poseemos pueden marcar el destino de nuestras decisiones. Que además se forman en un entorno educativo, desde que priorizamos las notas (vinculadas con la mentalidad fija) antes que, al aprendizaje (vinculado con la mentalidad de crecimiento).
Como educadores, formadores o guías, debemos tener presente que, el objetivo final es aprender en cualquier entorno y circunstancia incluso en el fracaso.
Es importante resaltar que, si fracasas hay más oportunidades de intentar y empezar de nuevo. Si eres maestro y miras que tus estudiantes se frustran frente al fracaso, permite que reconozcan esta emoción, la validen y luego la gestionen desde una visión de qué con esfuerzo y quizá con otras estrategias de estudio podrán alcanzar la meta de aprendizaje planteada.
No hay peor error que el dejar de intentar. (O)