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En 2012 Ivette Montalvo Egüez, ingeniera graduada de la Pontificia Universidad Católica había planificado con dos amigas más un viaje lejano para que coincida con las vacaciones; ellas regresaron, la protagonista de esta historia se pasó siete años recorriendo lejanas geografías, nada la detuvo.

08 Noviembre de 2023 11.05

Se viaja por razones de negocio o trabajo, para conocer lugares desconocidos o simplemente descansar o salir de la rutina; por lo general los viajes se planifican, tienen un período de duración que casi siempre coincide con el tiempo que duran las vacaciones.

Otros viajes no tienen fecha de caducidad o terminan con la muerte, como le ocurrió a Hernando de Magalhães o Magallanes después de 139 días en los que descubrió el estrecho que lleva su nombre y que conecta los océanos Pacífico y Atlántico.

En 2012 Ivette Montalvo Egüez, ingeniera graduada de la Pontificia Universidad Católica había planificado con dos amigas más un viaje lejano para que coincida con las vacaciones; ellas regresaron, la protagonista de esta historia se pasó siete años recorriendo lejanas geografías, nada la detuvo.

Comenzó en el sur del África y terminó en una región asiática misteriosa; pero hizo otro viaje en completa soledad, tal vez el más importante para ella: al interior de su alma y de su vida.

Al igual que el navegante, sus planes no tenían límites; nunca se conformó tras una meta lograda, necesitaba seguir a pesar de las angustias que generaba el hambre, el calor, el frío, la falta de higiene, las enfermedades.

Solo la detuvo la misma pandemia del coronavirus que paralizó a todo el mundo y la obligó, aunque a regañadientes, a regresar al país y publicar un libro de 315 páginas en las que narra todas sus aventuras.

El libro fue presentado en el centro comercial Scala, de Cumbayá, con una gran asistencia y sobre todo con la curiosidad de quienes llegaron para escuchar las palabras de la autora. Entre los presentadores estuvo el montañista Iván Vallejo y la psicóloga Lorena Merino.

El poeta italiano Cesare Pavese decía que los viajes “son una brutalidad porque le obligan a uno a confiar en extraños y a perder de vista toda la comodidad familiar, de los amigos. Se está en continuo desequilibrio. Nada le pertenece a uno salvo las cosas esenciales: el aire, el mar, el cielo…”.

Uno de los capítulos se titula 'Acto de rebeldía', aquí se narran las dificultades físicas para mantener al cuerpo en un estado de meditación: Mientras mi cuerpo gritaba libertad, mi alma lloraba. ¿Acaso me resistía, inconscientemente, a una verdadera inmersión en mi interior?

Ivette, ingeniera de sistemas, emprendedora, ex jugadora de fútbol y de futbolín cierto día decidió no volver la vista atrás, cambiar su estatus por la aventura, el matrimonio por la libertad, la vida burguesa por otra repleta de incomodidades e incertidumbres.

Tal como hacían los osados navegantes cuando se lanzaban al mar en sus frágiles embarcaciones, Ivette lo único que tenía claro era el lugar donde comenzaba el viaje, todo lo que vino después fue un peregrinaje entre montañas inalcanzables; porque sabía que al otro lado no terminaba la aventura: recién comenzaba otra.

Observó, escuchó, olfateó, averiguó, tomó notas, por las noches escribía y así comenzaba a armar esta historia relatada con uno de los más valiosos géneros de la literatura y el periodismo: la crónica.

Impreso por Mariscal, el libro Libre muestra imágenes inéditas, similares a las de National Geographic, con la diferencia que está escrito en primera persona, a modo de testimonio, con un lenguaje jovial, sin eufemismos, las palabras por su nombre.

Por lo general en las crónicas encontramos excesivos lugares comunes, exageraciones; en este texto no hay nada de eso, la escritora no se siente la heroína de la historia y sí la protagonista que se enfrenta a lo desconocido.

“El que ha superado sus miedos será verdaderamente libre”, la cita filosófica fue escrita por Aristóteles. Quienes lean el libro conocerán un mundo que jamás imaginaron y que Ivette Montalvo lo narra sin recelos, a veces con crudeza, pero siempre con rigurosidad.

Uno de los 40 capítulos del libro se desarrolla en Indonesia, la autora lo tituló 'Ofrenda a la muerte', es una carnicería cruel de ritos funerarios en los que se sacrifican cerdos y búfalos de agua. Otra historia espeluznante se titula 'Rostros sin alma', transcurre en Myanmar o Birmania, en Asia. 

Eran bonitas, explica, pero con los tatuajes desdibujaban sus rostros para evitar que hombres de otras tribus las secuestren o se las roben. Hasta hace poco Birmania era el país con el mayor número de violaciones de mujeres.

Después de Sudáfrica, la aventura continuó en Namibia, Botsuana, Tanzania, Uganda. La India tiene el tamaño de un continente y es puro realismo mágico; después llegó a Nepal, a Tailandia, Camboya, Vietnam, Laos…

Siguió a las islas Maldivas, Sri Lanka, Malasia, Brunéi, Indonesia, Singapur, Filipinas, Myanmar, Bangladesh y Emiratos Árabes Unidos. En la parte final de la aventura figura nuevamente India, Japón, Mongolia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán, Azerbaiyán y Georgia.

En la presentación del libro Iván Vallejo compartió sus glorias y penurias a más de 8.000 metros sobre el nivel del mar y, al igual que el retorno de Ulises a Ítaca después de 20 años, Ivette Montalvo concluye que la persona que regresa “no es la misma que partió”. (O)

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