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LinkedIn, la red social en donde quienes participamos compartimos experiencias e información sobre nuestro día a día profesional. Esta información viene con testimonios en primera persona, con artículos tomados de investigaciones sociales y científicas o en formato de memes (por supuesto más serios que los que circulan por Whatsapp) en donde se analiza de manera breve y colorida ciertos comportamientos de empresarios, emprendedores y ejecutivos.

03 Diciembre de 2021 09.20

Hace unos 10 años, durante una entrevista periodística con un experto en RR.HH., hablábamos sobre las competencias que requería en ese entonces un equipo de trabajo eficiente y productivo. Este experto decía que cuando somos parte de un equipo, todos deseamos que los demás colaboren al igual que uno; que ofrezcan ayuda de la manera en la que lo hacemos nosotros; que cumplamos las tareas en el mismo tiempo y con la misma calidad.  
“Pero ese colaborador y ese equipo perfecto solo existen en el mundo ideal y el mundo ideal no existe”, sentenció en ese momento el entrevistado. 

Esa reflexión se quedó grabada en mi mente y la recuerdo, cada cierto tiempo, cuando veo que un equipo de profesionales se lamenta porque los planes no se cumplen y cuando lo más fácil es echarle la culpa a uno de los miembros del equipo. Es lo más fácil, pero no es lo apropiado. 

Lo correcto es reconocer las debilidades que todos tenemos, enfrentarlas y en lo posible corregirlas y convertirlas en fortalezas. Este ejercicio de mea culpa no es tan común en la cultura organizacional ecuatoriana, aunque cada vez vamos encontrando casos que dejan ver que empresarios y profesionales de distintas ramas reconocen en público sus errores, incluso algunos bromean al respecto. 

Uno de esos espacios es LinkedIn, la red social en donde quienes participamos compartimos experiencias e información sobre nuestro día a día profesional. Esta información viene con testimonios en primera persona, con artículos tomados de investigaciones sociales y científicas o en formato de memes (por supuesto más serios que los que circulan por Whatsapp) en donde se analiza de manera breve y colorida ciertos comportamientos de empresarios, emprendedores y ejecutivos. 

El más reciente 'meme emprendedor' que descargué en mi teléfono dice: 'No es suerte. Es tu esfuerzo diario, son tus ganas de salir adelante, no dejarte vencer por el miedo, es ser constante'. Otro de estos mensajes ilustrados que se comparten en LinkedIn habla de la evolución del empleado durante la pandemia. Y así, los ejemplos abundan. 
Sin embargo, a mi gusto las reflexiones que mejor impacto causan son aquellos testimonios que muestran que los empresarios y los emprendedores no son perfectos, que tienen sus días buenos y malos, sus aciertos y sus (muchos) errores. Que son de carne y hueso. 

Varios de esos relatos en primera persona son conmovedores y dejan ver el lado más humano de quienes dirigen esas grandes organizaciones que lideran los rankings empresariales o de los fundadores de esas 'startups' que levantan fondos internacionales y  cautivan por sus desarrollos apalancados en la tecnología. 

En esta red social, tal como ocurre en todos estos espacios virtuales, también existe contenido marcado por la vanidad, eso no se niega. Pero lo que quiero destacar es la transparencia con la que se muestran respetados ejecutivos que son considerados líderes y muchas veces ejemplos en sus diferentes campos. Esa sencillez con la que los más locos emprendedores cuentan sus equivocaciones y los aprendizajes que éstas dejaron. 

¿Es LinkedIn la red social perfecta? No lo creo, pero se acerca bastante a ese espacio en el que se aprende y se comparten experiencias y conocimientos útiles para todos. (O)
 

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