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El efecto en la banca ha sido tan notorio, que hoy ya se escucha de instituciones financieras que cuentan con sus propias aceleradoras e incubadoras que fueron creadas con un fin: traer al mundo una fintech que lleve su apellido y que no sea su competencia, sino su herramienta.

29 Julio de 2022 14.50

Las fintech están en ebullición en Ecuador. Hoy en día se cuentan unas 60 en el país, mientras que en América Latina el año pasado se registraron 2.482, siendo Brasil el líder con 771, seguido de México con 512 y Colombia con 279.

Estas start ups que utilizan la tecnología para ofrecer servicios financieros marcan un antes y un después en el mundo de la banca. Surgieron hace cerca de una década y en Ecuador empezaron a tomar relevancia hace unos cinco años, en medio de dudas y temores. Emprendedores del mundo tecnológico estudiaron el naciente fenómeno y encontraron una gama de posibilidades que hoy se han convertido en empresas potentes, sin fronteras, con equipos remotos distribuidos en todo el globo y con alta tracción; incluso han dado paso a un exclusivo club de unicornios que están a la vanguardia de la tecnología aplicada al sector financiero.

¿Por qué surgieron? La respuesta es sencilla: Porque existían y existen necesidades insatisfechas de los clientes de la banca, de las personas que no están bancarizadas, pero que accedían a smartphones con los que podían hacer pagos, recibir remesas y, de alguna manera, ser parte de la economía. También contribuyeron los nuevos hábitos de los milenials, que demandaron servicios ágiles y sin tantos proceso tediosos.

En esta evolución, las fintech han sorteado desafíos grandes. Uno de los más grandes fue la desconfianza que generaba (y aún genera) en la banca tradicional, cuyos ejecutivos veían a estos locos de jean y zapatos deportivos como una competencia. Si retornamos en el tiempo al año 2017 o 2018, los voceros de la banca se mostraban recelosos. Algunos entendían el tema y otros no tanto; por eso no se animaban a predecir el futuro y cómo sería la relación banca-fintech.

El tiempo pasó y las fintech ecuatorianas fueron ganando terreo. Algunas se incubaron y levantaron fondos en el extranjero. Otras se apoyaron e inversionistas locales para crecer o por lo menos para mantenerse en el mercado. También ocurrieron alianzas al estilo de “si no puedes con tu enemigo, únete”. Adquisiciones, inversiones y otras figuras fueron configurando el actual mapa fintech en el país y la región.

El efecto en la banca ha sido tan notorio, que hoy ya se sabe de instituciones financieras que cuentan con sus propias aceleradoras e incubadoras que fueron creadas con un fin: traer al mundo una fintech que lleve su apellido y que no sea su competencia, sino su herramienta. Aún así, todavía persisten dudas entre la banca tradicional y formal que busca adaptarse a los nuevos tiempos de la economía digital y de consumidores hiperconectados, que quieren todo en un clic. Hay guiños de un lado a otro, pero también recelo e información guardada bajo llave.

Ahora, al mirar hacia el futuro, la industria fintech tiene algunos retos en su agenda. La elevación de las tasas de interés en EE.UU., el acceso a financiamiento, la seguridad cibernética, la educación del cliente y las regulaciones en cada país son temas en los que los CEO de las fintech han puesto toda su atención. Es un mundo nuevo, difícil de vislumbrar, desafiante de entender, pero que llegó para quedarse. (O)

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