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Afortunadamente a los emprendedores no les importa tanto esa manera de hacer política. Siguen desarrollando sus productos y sus servicios y continúan pensando fuera de la caja y mantienen intacta su fe y sus ganas.

26 Agosto de 2022 14.36

Los políticos no entienden a los emprendedores. Se llenan de palabras que se usan en el ecosistema emprendedor, pero no las entienden; las mencionan en sus discursos y hablan de capital de riesgo, inversiones, innovación, generación de empleo, modelos disruptivos, etc. Pero no saben lo que significa emprender, no conocen lo que es invertir tiempo y recursos para probar ideas. No tienen idea de lo que es golpear puertas dentro y fuera del país, para mostrar sus productos o servicios.

Tampoco saben lo que son los trámites que deben cumplir los emprendedores, llenos de paciencia y buena onda. Esperar semanas y meses por un documento es, muchas veces, una experiencia que forja el carácter de cualquiera que emprende. Estar al día en sus obligaciones y confiar en que la competencia no sea desleal es parte del día a día de esos locos que quieren cambiar el mundo con una idea, a la que le han dedicado años.

Hace poco, un emprendedor de la industria fintech contaba que se había reunido con un grupo de asambleístas para explicarles cómo funciona este sector, marcado por la tecnología y los servicios financieros. “Les explicamos, pero no estoy seguro de que nos entendieron”, fue la manera en la que resumió este encuentro.

Es cierto que existen organizaciones y gremios que agrupan a emprendedores y de alguna manera hacen un acercamiento entre los entrepreneurs y la clase política. Y es verdad que se han logrado algunos resultados, pero a la hora de un balance serio sobre estas acciones lo logrado aún es muy poco. Y eso pasa porque los políticos (la gran mayoría) no entienden el valor de emprender y de innovar. Tienen agenda propia, cuidan sus intereses y los de sus partidos, están pensando siempre en no quedar mal parados, en la siguiente elección, en un nuevo cargo que, además, les servirá de trampolín para su 'carrera' en el sector público. Les gobierna el egoísmo y no miran más allá de su poder, ese poder mal entendido que deja de lado a la gente.

Pero por suerte a los emprendedores no les importa tanto esa manera de hacer política. Ellos siguen desarrollando sus productos y sus servicios; siguen invirtiendo capital para probar una idea, así esta no funcione. Siguen pensando fuera de la caja y mantienen intacta su fe, sus ganas, su locura. Los emprendedores ven más allá de sus intereses y si bien esperan en algún momento un rédito económico también piensan en solucionar problemas, en facilitar un servicio o en mejorar un producto. 

Los emprendedores confían en los emprendedores, por eso no dudan en crear alianzas y en aprender de los demás, así como en compartir lo que conocen. Saben que así ganan todos. (O)

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