Son impresionantes. En medio de tantos problemas económicos que atraviesa el país, las start ups ecuatorianas pueden ser consideradas un ejemplo de cómo pensar en global y encontrar la fórmula para crecer de manera acelerada y sostenida, solucionando problemas, generando empleo, levantando millones de dólares para seguir creciendo y sobretodo compitiendo de igual a igual con otras start ups de la región y el planeta.
Hablar con sus fundadores es toda una experiencia. Son personas que tienen otro chip, entienden los negocios de una manera especial, piensan en grande, el temor al fracaso lo tienen asimilado, cuentan con la capacidad de anticiparse y entender rápido las nuevas tendencias de los negocios, en las que la tecnología es el denominador común.
Estas empresas (fintech, insuretech, proptech, healtech, etc.) son organizaciones distintas en todos los sentidos. El trabajo remoto es parte de su ADN, los colaboradores se reparten en varios países y aportan por igual sin importar la latitud en la que se encuentren. Es decir, las fronteras no existen.
Además, tienen una cultura organizacional de avanzada en la que el modelo horizontal y colaborativo prevalece, aunque siempre habrá algunas decisiones que las toman los altos ejecutivos.
La capacidad de levantar fondos para su crecimiento puede ser asombrosa. Hay las que alcanzan cientos de miles de dólares, pero también están las que suman por millones. Eso sí, es necesario aclarar y entender que dar en el blanco y encontrar un fondo de inversión que crea en su producto es complicado, pero no imposible.
Conocemos a CEOs de start ups que han golpeado decenas de puertas antes de dar con la apropiada. Eso muestra su capacidad de persistencia y su enfoque en el negocio, cualidades fundamentales cuando se trata de competir a escala global. Rendirse no está en su vocabulario.
También vale mencionar que los equipos, es decir los colaboradores, son fundamentales. Son multiculturales, talentosos en todos los sentidos, optimistas en su gran mayoría, fanáticos de las nuevas tecnologías y con una mentalidad ganadora.
En definitiva, las start ups ecuatorianas compiten sin temor y saben que América Latina atraviesa un boom de inversiones con fondos de Estados, Unidos, Asia y Europa. Solo el año pasado se calcula que a la región llegaron cerca de US$ 15.000 millones para start ups. Y Ecuador, con un ecosistema en desarrollo, es uno de los destinos de esos recursos.
En tiempos de incertidumbre, frenazos económicos y cambios constantes, las empresas tradicionales y los nuevos emprendedores tienen mucho que aprender de las start ups ecuatorianas, que empezaron desde cero y que ya viven y crecen como los 'unicornios' que soñaron ser tiempo atrás. (O)