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Tiempo de preguntas sin respuestas fáciles. Consulta exigió información y responsabilidad. Efectos pueden ser trascendentes. Clase política forzada a dar un vuelco a su mediocridad.

12 Noviembre de 2025 11.53

Premisa necesaria.  Las 4 preguntas tienen diverso grado de alcance y de complejidad. Las respuestas en plancha huelen más a consigna y fidelidad militante que a reflexión serena. Merecen análisis y respuestas particulares. La fidelidad más valiosa es la que debe darse con el país, su situación crítica y su futuro. 

La 1ra. pregunta sobre bases militares extranjeras parte de un hecho relativamente aceptado: el país no tiene capacidad suficiente para enfrentar a las organizaciones narco, que han diversificado sus acciones, se han infiltrado en instituciones y han solidificado sus lazos transnacionales. La necesidad de ayuda externa -en esta "guerra"- suena convincente. 

Sin embargo, el modelo -base militar extranjera- produce rechazo, mucho más cuando se busca -o buscaba- establecerla en Galápagos. La soberanía, tan manoseada lastimosamente-  y la presencia de Trump del otro lado, genera recelos adicionales.... Decisión demandó análisis profundo seguramente.

La 2da. pregunta propone la eliminación del aporte de recursos económicos a las organizaciones políticas. El tema está posicionado y los últimos sondeos apuntan al SÍ. Dos argumentos, aparte del ahorro: no hay razones para que se financie con nuestra plata a ningún partido. La experiencia, además, ha sido desastrosa: no se ha fortalecido partidos, no se ha mejorado formación y desempeño de legisladores, no se ha controlado uso de fondos. Hemos financiado en muchos casos a mediocres voraces y demagogos.

En la postura contraria, se argumenta que los fondos son necesarios, sobre todo para las organizaciones pequeñas. Que es obligación del estado atenderlas y fortalecer así la democracia. Que la solución no es suprimir el aporte sino elevar los controles... Necesidad de decisiones bien pensadas.

La 3ra. pregunta propone la reducción de legisladores: de 151 a 73. El tema ha sido debatido ya. Los últimos sondeos se inclinan por el SÍ. Se sostiene que menos legisladores, aparte del ahorro, puede influir en una mejor selección y calificación, gestión más eficiente, seguimiento más estrecho, responsabilidades más claras, reducción del anonimato de algunos pipones. 

Las opciones por el NO advierten que se limitaría la representación, especialmente para provincias pequeñas. La fórmula da preferencias a los partidos grandes y a la centralización del poder (¿bipartidismo?). Una asamblea más pequeña tiende a ser menos diversa. Vale anotar, el número de legisladores por habitante, es menor en países como Perú, Colombia o Estados Unidos.

Sabemos que el número no garantiza mayor cosa. La clave está en la calidad y ética de los legisladores, que hoy deja muchos vacíos.

La 4ta. pregunta: nueva Constitución 

Tres precisiones. Una nueva Constitución, implica un proceso largo y viscoso; no hay seguridad, sólo apuestas, sondeos cambiantes. Una Constitución apunta a largo plazo, al diseño del estado, al modelo de desarrollo; sería fatal utilizarla para favorecer apetitos coyunturales. Una nueva Constitución no cambia la vida de un soplo: hay problemas que no esperan: violencia, medicinas, empleo...

Esta pregunta era la más compleja. De un lado se argumenta que la Constitución 2008 (gobierno de Correa) muestra vacíos: existencia del Consejo de Participación, poder de la Corte Constitucional, debilidades en el sistema de partidos y en el sistema judicial, desactualización de la comprensión y estrategias del narco y la corrupción, inversión y poder del estado, sectores estratégicos... Estos elementos propiciarían el SÍ. Postura que ha liderado el Ejecutivo y algunos grupos sociales.

La postura por el NO, encabezada por el Correísmo, aliado con la CONAIE y los sindicalistas. Se han sumado organizaciones civiles y ecologistas. Advierten dos peligros: desprotección de la naturaleza y limitación de derechos para algunos colectivos. En caso de ganar el NO, serán necesarias, de todas maneras, reformas para solidificar estos dos puntos.

Vale insistir en que si gana el SÍ, el siguiente paso, la elección de constituyentes será vital. Es imperativo que los partidos propongan lo mejor de sus filas o figuras reconocidas que muestren integridad, conocimiento, experiencia, visión de país y ética.

No nos engañamos. El país está partido. Aprendimos a odiarnos con fervor. Los alineamientos, emocionales en su mayoría, seguirán pesando. Habrá gente que ha votado todo NO por atacar a Noboa. O todo SÍ por oponerse a Correa. Este descuartizamiento, ojalá, tienda a debilitarse.

Mientras la clase política continúe mediocre, trepadora, dominada por caudillos, con intereses de secta, intransigente, no habrá cambio duradero... La consulta es solo otra oportunidad para corregir algunos rumbos. Algunos. Ojalá demos en el clavo. Sin ingenuidad, con expectativas, pero con los pies en la tierra. (O)

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