Se sumergió en el mundo corporativo en Argentina, Chile y México, lo dejó y ahora se declara un soñador
El ecuatoriano Juan Xavier García trabajó en el mundo de la aviación y luego hizo carrera en Bimbo durante 16 años. En esa multinacional del sector de alimentos ocupó cargos directivos regionales y globales. Hoy emprende en el mundo de la consultoría.

Juan Xavier García incursionó en el mundo empresarial desde muy joven. Este quiteño, hoy de 43 años, empezó a trabajar a los 19, mientras estudiaba negocios y marketing en la Universidad San Francisco de Quito.

Ese primer empleo fue en la aerolínea Taca. Primero se desempeñó como agente de servicio al cliente y después en coordinación de vuelo en tierra. "Me subía al avión todos los días, pero nunca me iba", dice sonriendo y agrega: "esa experiencia forjó mi carácter, aprendí a trabajar en equipo, manejar la presión y me hice responsable".

Tras cuatro años en la industria aeronáutica, García decidió volar por su cuenta. Con el título universitario en mano se instaló en Buenos Aires para estudiar su MBA en el IAE Business School. La capital argentina fue el escenario para que García empiece a mostrar su talento. 

Primero trabajó en el área de proyectos y operaciones de Teleperformance, una firma del sector de telecomunicaciones. Allí estivo un año hasta el 2009, salió, hizo algo de consultoría en una firma de transporte y luego llegó a Grupo Bimbo.

Se abría un capítulo que marcó la vida de este ejecutivo ecuatoriano. Esta multinacional contaba en 2024 con 223 panaderías y plantas y más de 1.500 centros de ventas localizados en 35 países de América, Europa, Asia y África. Su reporte anual de 2024 indica que sus principales líneas de productos incluyen pan de caja, bollería, pan dulce, pastelitos, galletas, english muffins, bagels, tortillas, flatbread y snacks, entre otros. Otros datos indican que en 2024 sumaba 152.000 colaboradores e ingresos por 408.335 millones de pesos (US$ 22.160 millones).

García se dijo a sí mismo: "Hay que empezar de abajo". Entonces ingresó a un programa de entrenamiento en Grupo Bimbo y fue aprendiendo en diferentes áreas de marketing, en las oficinas de Buenos Aires. "Tenía ganas, quería conocer una cultura empresarial diferente. Aprendí a ser directo y transparente, a separar lo personal de lo profesional, en un ambiente muy cálido".

Fue una etapa de crecimiento. Su siguiente rol fue en la oficina regional, en la misma capital argentina. Manejó la oficina de proyectos y permaneció en Argentina desde 2007 hasta inicios de 2015, año en el que lo promovieron a Santiago de Chile para manejar soluciones, panes planos y snacks. García se mudó con su esposa, de nacionalidad venezolana, y su primer hijo. Esos momentos le permitieron desarrollar el don de liderazgo.

"Chile fue muy movido, una diferente cultura, un diferente mercado. Tuve una responsabilidad más directa de negocio, hice lanzamientos, campañas, innovación, fueron grandes experiencias", cuenta en una entrevista en las oficinas de Forbes. El periplo terminó en 2019 cuando se presentó otra oportunidad, esta vez en México, la casa matriz del Grupo Bimbo. Vino otra mudanza, otro capítulo.

La fórmula que aplica García es simple: "Estar siempre abierto al cambio y ver en perspectiva. Si me equivoco, aprendo rápido y veo para adelante", cuenta con calma y con un acento entre mexicano y ecuatoriano.

Con la experiencia acumulada fue creciendo hasta convertirse en director global de marketing del grupo, con todo el negocio de panes que representa el 55 % del grupo. Allí García estuvo durante cinco años y viajaba por todo el mundo, en América desde Canadá hasta Chile, España, Portugal, Marruecos, India, China... Hasta que empezó a pensar en dejar el mundo corporativo y aprovechar su experiencia para saltar a la consultoría.

Persistente y planificador, García dejó Bimbo hace un mes y fundó la consultora Alma de Negocio Consulting, en Ciudad de México; además es profesor en la Universidad Panamericana en México.

¿Cuáles fueron los principales aprendizajes de su etapa en el corporativo? Piensa un momento y contesta: tener la mente abierta, ver lo extraordinario en lo cotidiano, siempre tener perspectiva, empatía y mucha sensibilidad cultural.

Hoy García se mueve con propósito. "Trato de entender el por qué de las marcas, que tengan sentido. Su mantra es: "Buscar otras empresas, otros emprendedores y ayudarlos a que construyan marcas con alma, eso me mueve mucho", cuenta este ejecutivo que se levanta todos los días a las cinco de la mañana, se ejercita en compañía de su esposa y en las tardes recoge a sus hijos del colegio. (I)