"Mi esposo y mi hijo se contagiaron de Covid-19 durante la pandemia y Bayou se convirtió en mi mayor apoyo. Mi esposo, en cuidados intensivos en el hospital. Mi hijo, aislado en su dormitorio. Mi hija, fuera del país en sus estudios. Y nadie podía venir a verme. Así que él fue mi compañía en este proceso, dormía conmigo. 

"Bayou llegó a nuestra familia en el verano del 2010. Mis dos hijos estaban atravesando un momento emocional muy fuerte, por la muerte de Twingo, nuestro labrador que no pudo con el cáncer de huesos. Justo ese año, arrancamos con la apertura de la tienda de Madeval en Houston, EE.UU. Nos fuimos un corto tiempo a capacitar a la gente. En medio del dolor, prometimos a mis pequeños que al regreso conseguiríamos otro perrito. Al día siguiente de llegar, ellos, junto a su padre, fueron a un local en Cumbayá y se enamoraron de este Schnauzer. 

"Me llamaron a contar y les dije que, si se hacen cargo del perro, perfecto, compren. Básicamente que no cuenten conmigo, que ya tengo dos hijos y bla, bla, bla... Así que vino a casa. Le bautizamos así porque a Houston le dicen 'Bayou City', debido a que hay muchos riachuelos. Precisamente, el nombre viene de la voz 'choctaw bayuk', que significa arroyo o río pequeño. En el 2014 nos fuimos a vivir allá por cinco años y lo llevamos con nosotros. 

"Siempre he tenido perros de afuera. Pero con Bayou no cambiaría por nada uno de adentro, porque él es parte de la familia, convive con nosotros, me acompaña, donde voy me persigue, se hace notar a la hora de comer o salir, es súper inteligente. En estos 11 años de compartir, literalmente, ha sido un miembro de la familia, es impresionante cómo nos hemos conectado. Mis hijos se fueron a estudiar al exterior y ahora se ha hecho hiper mimado. Duerme con nosotros. Es dormilón igual que la mamá. Es goloso. Le hablo como bebé, es un lindo". (I)