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Joanna Ballesteros y sus mascotas Quito - Ecuador
Lifestyle
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Las mascotas de la Country Director de Merck Sharp & Dohme (MSD) en Ecuador, Johanna Ballesteros, son las dos caras de la medalla. Milo, un gentleman. Chiara, un torbellino. Ambos, sus dos hijas y su esposo hacen el equilibrio perfecto.

17 Diciembre de 2022 08.00

Lleva 18 años de experiencia en la industria farmacéutica; los últimos 13 ha transitado por Costa Rica, Alemania, Estados Unidos, México, Suiza y Ecuador. Desde febrero de 2021, Johanna Ballesteros es la Country Director de Merck Sharp & Dohme (MSD) en Ecuador, una multinacional farmacéutica con operaciones en 130 países, enfocada principalmente en las áreas de oncología, vacunas y virología, que en Latinoamérica factura US$ 1,4 billones y en Ecuador US$ 30 millones. 

Su esposo, dos hijas y dos mascotas son su motivación diaria. Se autodefine como una persona muy exigente y una temática del orden, en el buen sentido de la palabra, que tuvo que aprender a relajarse desde que la pequeña Chiara, una Lhasa Apso mezclada llegó a casa. Al llegar a su residencia en el valle de Cumbayá, Quito, fue la primera en salir a recibir las visitas. Detrás, Ballesteros y su esposo, trataban de impedir que se saliera a la calle. “Es un pequeño terremoto, tiene seis meses y todavía no aprende las reglas de la casa”, afirmaba la pareja justificando la escena. Mientras tanto, en el interior, espera tranquilamente acostado, sin inmutarse, Milo, otro Lhasa Apso este sí de pedigrí, nacido en México.

“Cuando vivíamos en México, al frente del departamento funcionaba una tienda de mascotas y, cada cierto tiempo, les llevaba a mis hijas pequeñas a ver y tocar los cachorros. Pero en una de nuestras visitas, vimos a Milo, una pequeña bola de pelos blanca con unos hermosos ojos verdes. Fue amor a primera vista. Con mi esposo habíamos decidido no tener mascotas porque viajábamos mucho, pero no pudimos resistirnos al pedido clamoroso, casi ruego, de las dos pequeñas”.

Joanna Ballesteros y sus mascotas Quito - Ecuador
Fotos: Pavel Calahorrano

Milo (su nombre lo vieron en la tienda de mascotas y les gustó) viajó con ellos a Suiza, donde permanecieron un año. Incluso tiene pasaporte de ese país, algo que la propia familia no lo ha conseguido, cuenta entre risas. Cuando llegó la pandemia decidieron que era el momento de volver al país, hicieron maletas y en julio de 2020 los cinco aterrizaron en Quito.

“Es el perro más fiel que he conocido, está pendiente todo el tiempo de mí, me espera, me sigue con su mirada, cuando trabajo en casa permanece acostado a mis pies durante horas. Es una dulzura, tranquilo, nunca ladra, no es un perro guardián, no es sentidor, es amigable con todo el mundo. 

“Chiara es la otra cara de la moneda, llegó por accidente. Es hija de Milo y de la mascota de mi mamá. Un día fuimos a visitarle y pasó lo que no tenía que pasar. Meses después nació la pequeña, es igualita al padre, por lo que la paternidad quedó comprobada al 100 %, nuevamente mis hijas nos ganaron la batalla”. Su nombre viene de la serie Super Girls.

“Ella es muy divertida y juguetona, al mínimo ruido ladra, tiene mucha energía. Una vez al día salen a caminar, recorridos cortos porque cuando se cansan se acuestan y no hay quién les mueva".

Milo es todo un gentleman, mientras que Chiara rompe todas las reglas y a esta ejecutiva no le queda más que cerrar los ojos, relajarse y disfrutar en familia. Está segura que no podría vivir sin su cariño y lealtad. (I) 

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