Garth Friesen Colaborador
En los últimos diez años, Japón subió posiciones entre los relojeros independientes. Los artesanos japoneses fabrican relojes capaces de competir con los suizos más prestigiosos. A diferencia de gigantes como Rolex, estos relojeros trabajan en talleres chicos y muchas veces producen solo unos pocos relojes por año. El reconocimiento internacional llegó por su obsesión con los detalles, un diseño que nace de la tradición y una capacidad para innovar que desafía sus dimensiones.
Tres nombres aparecen con frecuencia en foros y revistas especializadas: Naoya Hida, Hajime Asaoka y Masahiro Kikuno. Cada uno llevó la relojería japonesa a otro nivel, con una mirada y un estilo propios dentro del mercado de lujo.
Naoya Hida: diseño atemporal y obsesión por el detalle
Naoya Hida trabajó durante décadas promocionando marcas suizas de lujo en Japón hasta que en 2018 fundó la suya. Sus relojes se destacan por un diseño clásico que toma referencias de la arquitectura, la moda, el arte y hasta los autos. Hida se distingue por su manera de simplificar sin perder profundidad. El acabado manual y la artesanía son su sello. Sus relojes, que solo indican la hora y suelen incorporar movimientos suizos modificados, se potencian con ajustes técnicos sutiles.
Para 2025, Hida prepara una novedad: un reloj de pulsera con calendario perpetuo. El nuevo NH TYPE 6A incorpora un módulo desarrollado por Dubois Dépraz, firma suiza reconocida por fabricar módulos para varias marcas prestigiosas. El grabador de Hida necesitó cinco veces más tiempo para trabajar las complicaciones. Cada superficie tiene una intención. Cada número se ubica con precisión. Además, los calendarios perpetuos de cuerda manual son muy poco comunes, lo que eleva aún más su exclusividad.
La mirada de Hida sobre la relojería coincide con la de otras firmas independientes japonesas. "Desde el inicio de este proyecto, nuestro objetivo fue producir y vender una gama diversa de relojes únicos y hermosos en cantidades limitadas", dice Hida. "Esta filosofía se mantiene completamente inalterada hasta el día de hoy", agrega.
Cada año introduce mejoras de diseño basadas en su propia experiencia al usar los relojes. "Cada vez que termino un modelo, lo uso yo mismo", cuenta Hida. "A través de este proceso, surgen nuevas ideas y mejoras de forma natural", explica.
En lo estético, Hida prefiere esferas grabadas en plata alemana, con números tallados a mano y lacados. El resultado es una esfera con más profundidad dentro de una estética que apuesta por lo mínimo. Su producción ronda los 100 relojes por año y el reconocimiento internacional crece. El proceso es personal y apunta a coleccionistas de largo plazo. Para acceder, hay que presentar una solicitud en mayo y esperar con paciencia: la demanda supera la oferta y la lista de espera suele ser larga.
Hajime Asaoka: el Philippe Dufour japonés
Si Naoya Hida se destaca por sus diseños clásicos, Hajime Asaoka lo hace por su formación en ingeniería. Exdiseñador de productos, diseña y fabrica sus propios movimientos desde cero en un taller en Tokio, con tornos y fresadoras manuales. "Hajime Asaoka es posiblemente el más famoso entre el creciente número de relojeros japoneses independientes", dice Europa Star, una de las revistas de relojes más antiguas del mundo. Su trabajo suele compararse con el de maestros como Philippe Dufour.
Su modelo más conocido, el Tsunami, tiene un volante de 15 milímetros, un tamaño inusual para un reloj de pulsera. Esa dimensión aporta una gran estabilidad en la medición del tiempo.
En 2009 presentó el primer reloj de pulsera con tourbillon hecho en Japón. Esta complicación busca mejorar la precisión compensando los efectos de la gravedad. Asaoka innovó al usar rodamientos de bolas en la jaula, en lugar de los rubíes tradicionales. Ese cambio redujo la fricción y mejoró la precisión, durabilidad y eficiencia de sus movimientos de alta gama.
Cada componente, desde los puentes hasta las agujas, tiene un acabado a mano bajo estándares estrictos. Por eso, las creaciones de Asaoka están entre las más destacadas del mundo tanto por su ingeniería como por su estética. Su segunda marca, Kurono Tokyo, permitió acercar su mirada sobre el diseño a más público. Mientras tanto, su trabajo más exclusivo sigue reservado a unas pocas piezas al año.
Los relojes de Asaoka se consiguen solo mediante contacto directo a través de su sitio web. La comunicación es escasa, pero directa, y cada modelo se fabrica por encargo.
Masahiro Kikuno: artesanía con raíces japonesas
Masahiro Kikuno también es uno de los pioneros de la relojería en Japón. Alcanzó reconocimiento internacional con su reloj de pulsera Wadokei, que reproduce el antiguo sistema horario japonés. Ese sistema divide el día en seis periodos de luz que cambian de duración según la estación. La mecánica necesaria para ajustar los marcadores cada día exige un nivel de complejidad altísimo.
Más allá de la complejidad técnica, el método de trabajo de Kikuno es, en sí mismo, una declaración. Evita casi por completo el uso de maquinaria controlada por computadora para fabricar los componentes del reloj. En cambio, produce cada pieza a mano con herramientas de pedal y lámparas de aceite.
Un reloj de Kikuno es tanto una obra de arte como un instrumento para medir el tiempo. Cada uno lleva señales sutiles de su fabricación artesanal, desde el inicio hasta el final. La producción es tan reducida que solo entrega entre dos y cuatro relojes por año. Cada unidad es única y tiene un carácter profundamente personal.
El proceso es lento, íntimo y hecho a medida. Para encargar un reloj, hay que contactarlo directamente.
Rendimiento del mercado: la escasez pesa más que la producción masiva
Aunque el índice general de WatchCharts cayó durante 16 trimestres seguidos y acumuló una baja del 33 % desde su pico en marzo de 2022, los modelos de estos artesanos mantuvieron su valor de forma notable.
Los relojes de Naoya Hida suelen cotizar por encima del precio original en el mercado secundario. Los coleccionistas que lograron conseguir los primeros modelos vieron cómo su valor se duplicó. Desde su lanzamiento, Hida produjo solo 336 relojes repartidos en 18 referencias. Con tan pocas unidades, la demanda supera por mucho a la oferta.
Si bien la mayoría de los compradores no piensa en revender, los relojes de Hida aumentaron fuerte su cotización. Algunos modelos se vendieron por varias veces su valor inicial. Un ejemplo: el NH Type 2B se subastó en Phillips en marzo de 2024 por US$ 35.700, un 72 % por encima de su precio estimado de US$ 30.000.
Los modelos Tsunami y Chronograph de Hajime Asaoka también tienen una demanda altísima. En 2023, un Chronograph se subastó en Ginebra por más de US$ 120.000, muy por encima de su precio original.
En el mercado secundario, las piezas de Masahiro Kikuno casi no aparecen. Cuando su Wadokei llegó a una subasta de Phillips en 2021, despertó interés global y se vendió por unos US$ 75.000. Esa cifra refleja tanto su escasez como el valor cultural de su obra.
"Lo siento mucho. No hay posibilidad de comprar mis relojes en este momento. Todos mis relojes se venden por encargo", dijo Kikuno. "Aceptaré pedidos el año que viene", añadió. La frase podría aplicarse también a otras marcas japonesas independientes. Ese nivel de demanda confirma la confianza y el reconocimiento internacional que supieron construir, y todo indica que seguirá empujando al alza los precios en el mercado secundario.
Los suizos tienen competencia en Tokio
Lo que une a estos tres relojeros japoneses es el compromiso con la tecnología y el diseño, más allá de las complicaciones mecánicas o la construcción de marca. Ya sea por la precisión ingenieril de Asaoka, la mirada cultural de Kikuno sobre el tiempo o el perfeccionismo minimalista de Hida, lograron que la relojería japonesa ganara peso propio, incluso con una producción tan acotada.
En el mundo de la relojería independiente, la escasez no es una desventaja: es parte del valor. "No tenemos intención de cambiar nuestra forma de hacer las cosas", dice Hida. "Producir un solo modelo en masa podría generar mayores beneficios, pero no nos conviene", argumenta. Esa forma de pensar conecta con coleccionistas que priorizan lo singular por sobre lo popular.
Mientras algunas marcas suizas optan por repetir fórmulas ligadas al legado, los relojeros japoneses independientes proponen otra cosa. En un momento donde importa más la historia detrás de cada pieza, el carácter único y la escasez, sus relojes no son fáciles de conseguir, pero su peso en la industria ya se hizo notar.
Con información de Forbes US.