Forbes Ecuador
Pablo Zambrano Presidente Ejecutivo de la Cámara de Industrias y Producción (cro
Macroeconomía
Share

Pablo Zambrano Albuja, presidente Ejecutivo de la Cámara de Industrias y Producción, reflexiona sobre varios aspectos económicos y políticos que impactan en la actividad privada. En el aniversario número 85 del gremio, hace una radiografía de la industria nacional y su camino hacia el centenario.

12 Octubre de 2021 23.41

Dice sentirse muy cómodo al frente de la Cámara de Industrias y Producción (CIP), que hoy empieza con sus celebraciones por los 85 años de existencia, con la realización del primera edición del foro "Sustainable Challenge Latam", donde exponentes internacionales y empresarios nacionales comparten sus casos de éxito al implementar prácticas sostenibles en sus cadenas productivas. Pablo Zambrano Albuja lleva 11 años en filas de la CIP, primero como Director Jurídico, luego como Vicepresidente Ejecutivo y hoy como presidente Ejecutivo. 

Conversa sobre el presente del país y el sector privado, además la siembra de lo que espera se pueda cosechar en el camino hacia el centenario del gremio. Define a su trabajo como muy gratificante, aunque, por ahora, una frustración que tiene es -todavía. no haber logrado que el gobierno anterior realice una depuración normativa. Pensar que la última que se hizo fue en el gobierno de Gustavo Noboa, allá por el 2002. "Es una tarea que le propusimos al Gobierno anterior, que le hemos propuesto al actual, esperamos que se lo pueda cumplir, porque ahora es mucho más fácil con todas las herramientas digitales que existen. En el Servicio de Rentas Internas (SRI) y en el Servicio Nacional de Aduanas se requiere ver cuáles resoluciones están vigentes y cuáles no; de la misma forma hay que hacer una depuración normativa de los acuerdos ministeriales en todas las carteras de Estado y también en cuanto a los decretos ejecutivos, porque hay algunos que se superponen a otros".  

¿Cuál es el estado de ánimo de los agremiados en torno a la situación económica del país?

Vemos con expectativa el cambio de Gobierno, sus planes, su apertura hacia las inversiones, hacia dar protagonismo al sector privado, que es el que mueve la economía, el que genera nueve de cada 10 empleos. Es un momento para que  el Ecuador llegue a una estabilidad económica y social. Por eso queremos hacer un llamado a que exista diálogo entre las funciones del Estado, con el objetivo de ver paz social, desarrollo. Que no nos enfrasquemos en luchas de poder, partidistas, que lamentablemente no le benefician a nadie, solo a sus autores.

¿Ya se puede hablar de reactivación económica en el país? ¿Cómo se lo siente al interior de las industrias? 

Sin duda, el país ha atravesado la crisis más grave y grande en materia económica, sanitaria, ética e institucional, Y esto ha sido un reto enorme para las industrias. Sin embargo, estamos haciendo un esfuerzo mayor desde el sector privado para volver a las ventas del 2019. Varios sectores han hecho un trabajo muy importante en la reactivación y la recuperación. Destaco al manufacturero de alimentos, al de bebidas, al de medicinas, al de manufacturas para la exportación, al del transporte, al de las telecomunicaciones. Están reactivándose con mayor rapidez que otros. 

¿Cuáles sectores están debilitados y requieren apoyo?

Es muy lamentable ver cómo el sector de la construcción está todavía ralentizado, es algo que se viene arrastrando desde años anteriores. La idea es que existan políticas de Estado y de instituciones financieras para ayudar a que se vaya recuperando. Otro sector que se está tardando en recuperar es el de servicios (hoteles, restaurantes, bares) que es cliente muy importante de la industria de alimentos y bebidas. El sector textil también ha venido sufriendo problemas muy grandes por el contrabando, por la competencia desleal. 

Pero a lo largo de los años, los problemas como el de los textiles, por ejemplo, siguen latentes, independientemente de la coyuntura política o económica. Es como un callejón sin salida...

Las dinámicas han cambiado muchísimo en estas ocho décadas. Dinámicas positivas y negativas. Por un lado vemos una vocación muy grande de las industrias para modernizarse, actualizarse, para ponerse acorde a los tiempos de la cuarta revolución industrial, haciendo esfuerzos en innovación, tecnología, capacitación a su personal. Sin embargo, vemos que hay problemas estructurales muy graves en el país. En lo económico, se arrastra un déficit fiscal por más de 14 años, de cinco puntos del Producto Interno Bruto (PIB), es gravísimo, el Estado gasta mucho más de lo que presupuesta, hay que hacer correcciones. El empleo es otro problema estructural, ¿cómo generarlo? A través de la producción, del fomento a las inversiones, a las exportaciones, a la competitividad. Esos son los grandes temas que están pendientes todavía. 

También se habla siempre de mejorar la competitividad, de abrir zonas industriales. Igual, no despega.

Hay un trabajo muy interesante que el Ministerio de industrias tiene en este momento. El ministro Julio José Prado es un experto en temas de competitividad, de clústers. Hoy funcionan bien el bananero y el financiero. Es importante desarrollar estas agrupaciones industriales en donde están todas las cadenas: productores, materias primas, comercializadores, transporte, etc. Hay que concentrarse en agrupar a los sectores para generar economías de escala para la compra de materias primas o bienes de capital. 

Otro de los temas fundamentales es el arancelario. Ya se hizo una corrección muy importante, pero hay que hacer otras más. También se está discutiendo en el país las reformas laborales, no podemos seguir con un régimen laboral tan estricto e inflexible como el que tenemos, porque no ha dado resultados. Se requiere una alta dosis de decisión política y un acompañamiento de los otros poderes del Estado, no solo del Ejecutivo, sino también del Legislativo, que debe actuar con pragmatismo, apegado a lo que vive el mundo en estos momentos. No podemos dormirnos en los laureles y seguir pensando en todo ese esquema gigantesco de prebendas y derechos que se espera del Estado, sino que tenemos que ver cómo ajustarnos a los tiempos que vivimos. Un ejemplo: el teletrabajo; antes de la pandemia, el 0,2% de las empresas del país lo utilizaba, porque había un Acuerdo que autorizaba para ciertos grupos de personas (madres, personas con discapacidad o enfermedades). Hoy, el 75% de las organizaciones utiliza el teletrabajo. Esa es una modernización que debe darse. 

Flexibilización es un término que se compara con precarización. ¿Qué tipo de flexibilización es necesario?

La postura de la CIP y el sector empresarial ha sido siempre la de modernización de las normas laborales, respetando los derechos de los trabajadores. ¿A qué me refiero con esto? A que tiene que haber un contrato, un plazo de ese contrato, tiene que haber afiliación al Seguro Social, tienen que existir prestaciones del empleador al trabajador. Entonces, básicamente, si tenemos esquemas de contratación laboral regidos por estos principios, estamos del otro lado Nosotros no estamos pidiendo una precarización laboral, estamos pidiendo mayores tipos de contratación, que haya una mayor flexibilización en la contratación y que se disminuyan costos. Lo que hay que permitir es que los nuevos contratos laborales permitan la incorporación de jóvenes, mujeres, personas que quieren trabajar, no la jornada completa, sino dividida. Otro tema fundamental es la jornada de 40 horas, que no sea dividida solo en cinco días, sino que pueda extenderse hasta un sexto día o que pueda acortarse a cuatro, de acuerdo a un acuerdo entre empleador y trabajador o de acuerdo al giro del negocio. De esa manera vamos a tener nuevas modalidades contractuales. 

Crónica de una muerte anunciada. El envío de un proyecto de Ley tipo trole fue rechazado por la Asamblea, lo que dejó sin margen de acción en lo laboral al Ejecutivo. Al menos por ahora. ¿Cómo ve ese escenario?

Vemos con preocupación que existan este tipo de discusiones bizantinas entre el Ejecutivo y el Legislativo. Es momento de actuar de forma absolutamente seria, en el cual el país no deba seguir las obligaciones que le impone un organismo multilateral, sino que haga las reformas estructurales con Fondo Monetario Internacional (FMI) o sin FMI. Como país requerimos hacer una gran cantidad de reformas, por ejemplo, mayor disciplina fiscal, mayor recaudación tributaria. Consideramos que es muy importante que se activen los mecanismos electrónicos y de seguimiento que tiene el SRI para cobrar impuestos de manera justa a quienes deban pagar. Debe ampliarse la base tributaria, porque el sector formal de la economía es el que paga los impuestos puntualmente. Pero es una competencia desleal desde el sector informal que no los paga. Entonces, es fundamental hacer un combate a la evasión, a la elusión y, sobre todo, hay que generar una cultura de cambio. Desde la CIP y la Federación de Industrias hemos impulsado muchísimo esta cultura de cambio a lo largo de estas ocho décadas, es mejor educar a la gente sobre por qué es bueno pagar impuestos, que sepan que sirven para educación, salud, seguridad, obras públicas. Otro tema esencial es que deberían utilizarse mecanismos como las Alianza Público Privadas (APP) para que el Estado deje de erogar una gran cantidad de recursos y se los dedique a salud, educación, vivienda... 

Parece un contrasentido la postura del sector privado. Por un lado reconoce la importancia de los impuestos en la gestión del Estado, pero por el otro dice "No más impuestos".  

Es muy importante reiterar sobre la cultura del cambio. Si para generar estos cambios se requieren sacrificios, es importante comunicar sobre cuáles y para qué son esos sacrificios. Quienes pagamos impuestos, el sector formal, lo hacemos porque es un deber legal, pero también porque es un deber ético y social. El principio de solidaridad en una sociedad se fundamenta en que quienes más tengan, más deben pagar. Pero lo que sí solicitamos es que esos recursos sean destinados a los programas sociales, a los proyectos de transformación y que el Estado haga un recorte de gastos. Hay que llegar a ese equilibrio, en el cual, si bien es cierto decimos no más impuestos, si es que hay un programa económico, una perspectiva de cambio y se nos pide un sacrificio, que eso valga la pena. Pero eso hay que comunicar, transmitir, generar una cultura de cambio, para que no exista el no por el no y el sí por el sí. 

Pandora Papers. ¿Cómo generar esa cultura de cambio, cuando aparecen investigaciones mundiales donde se incluyen nombres de autoridades y empresarios que mantienen sus recursos en las off shore, sin pagar impuestos en su propio país? 

Lo que las personas hacemos con nuestros bienes tiene que estar enmarcado siempre dentro de la Ley. Y las declaraciones de impuestos que hagamos de nuestros patrimonios, etcétera, tienen que hacerse, obviamente, con base en lo que obligan las normas tributarias. Desde la perspectiva del sector privado consideramos que las personas tenemos la libertad de hacer inversiones donde consideremos adecuado, siempre y cuando declaremos esas inversiones, ganancias y réditos y se pague un impuesto sobre la renta. No se puede pagar impuestos sobre los bienes. Ya pagamos tributos a la propiedad sobre los bienes a los municipios. Lo que sí es muy importante es que esos bienes que están aquí o afuera sean declarados a las autoridades nacionales para que puedan cumplirse con las norma tributarias. En el caso específico del Presidente de la República, entiendo que ha declarado todo su patrimonio y ha pagado impuestos sobre este, tanto a nivel personal como a nivel de las empresas de la cual es accionista. Si las autoridades tienen que hacer investigaciones que las hagan, para que exista una transparencia absoluta en cómo se ha actuado. 

¿Cómo avanza el empleo en las industrias?

Es interesante ver como el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) registra 200.000 nuevos afiliados. Es verdad, hubo desafiliaciones, pero ahora se ve la reactivación. Es un tema que se ha ido generando por la confianza y por la vacunación. Esto es algo que no podemos soslayar, dejar de lado y usar el facilismo de "ya se cumplió el proceso de vacunación". No. Hay que magnificar lo que se ha hecho en el país. Es un esfuerzo publico-privado. Nosotros hemos donado más de 17 millones de insumos para la vacunación: jeringuillas, apósitos, alcohol, mascarillas, guantes, uniformes, 2.300 empresas participaron en el proceso y se instalaron 600 puntos de vacunación. En total, 1,5 millones de personas fueron vacunadas, es decir, tres millones de dosis. Esto es algo muy importante. Sin vacunas seguiríamos con hospitales colapsados, terapias intensivas, no habría recuperación.  

Las industrias de hoy evidentemente han tenido que enfrentar diferentes desafíos a lo largo de los 85 años de la CIP. ¿Cómo lo trabajan hoy en temas tan importantes como la igualdad de oportunidades para mujeres, la inclusión, la diversidad, la migración llegada al país?

Los 85 años que celebra la CIP se fundamentan en un concepto esencial que es la sostenibilidad. Este concepto es un concepto moderno que se sostiene sobre tres pilares esenciales: uno, ser humano, la comunidad; dos, segundo el medio ambiente; y, tres, la permanencia económica de la empresa. Al realizar estos dos días del foro "Sustainable Challenge Latam" (Los retos de la sostenibilidad en América Latina), veremos los avances en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por las Naciones Unidas en el 2015. Vemos con muy buenos ojos las prácticas que nuestras empresas afiliadas están haciendo para que cumplir esos ODS. En el evento tendremos la exposición de buenas prácticas de empresas agremiadas en equidad de género, economía circular, reciclaje, integridad y ética, nuevas tecnologías, etc. Es un amplio abanico de exposiciones. 

¿Cuán atrasada está la industria ecuatoriana en estos temas respecto a otros países?

Hay varios rankings a nivel mundial: de competitividad, de innovación, de hacer negocios, de libertad económica. Lamentablemente, en todos estos, Ecuador se ubica muy bajo. En el de competitividad estamos en el puesto 90 de 130 países, estamos muy mal. En el de libertad económica estamos peor, en el de innovación tampoco estamos bien. Pese a ello, tenemos buenos ejemplos puntuales de empresas. La industria láctea está utilizando esquemas de trazabilidad para que el consumidor pueda saber de dónde proviene la leche, a través del uso del 'Block chain'; la industria de tableros de madera para hacer muebles está cumpliendo con todos los requisitos de certificación de que sus productos provienen de bosques que han sido sembrados, plantados y cultivados para evitar la tala indiscriminada de bosques; en el sector financiero hay procesos de reducción de huella de carbono, de eficiencia energética y de políticas a favor del empoderamiento femenino. En cuanto a los migrantes, la sociedad debe generar oportunidades para todos, sin importar si es extranjero o no. 

De aquí al centenario, ¿qué industrias nuevas se pueden impulsar o crear?

Ecuador tiene potencial comprobado en tres sectores; uno, agroindustrial; dos, recursos mineros y petroleros que en estos 15 años deben ser explotados de forma sostenible y amigable con el medio ambiente; y, tres el manufacturero, hay oportunidades y capacidad de instalada muy grandes en la industria del acero, de la madera, metalmecánica, textilera. Estas industrias tienen que mejorar su potencial de competir en el exterior, mejorar su productividad, hacer inversiones en tecnología e innovación. (I)

10