Pavel Durov, creador de Telegram y único accionista de la empresa, definió ya el destino de su fortuna. No lo hará entre fundaciones ni con fines benéficos tradicionales. Lo dividirá entre sus 106 hijos. Lo llamativo no es solo la cantidad de herederos, sino que la mayoría no surgieron de relaciones tradicionales: fueron concebidos gracias a la donación de esperma que el magnate realizó durante más de 15 años.
La cifra de su riqueza impresiona: US$ 17.100 millones, aunque él mismo la relativiza. Sostiene que no planea vender Telegram, por lo tanto no cuenta con ese dinero de forma directa. "No tengo ese dinero en una cuenta bancaria. Mis activos líquidos son mucho más bajos y no provienen de Telegram: provienen de mi inversión en bitcoin en 2013", explicó en una entrevista con la revista francesa Le Point.
El empresario ruso, de 40 años, dejó detallado en su testamento que su fortuna será dividida en partes iguales entre todos sus descendientes, sin distinción alguna entre los hijos que tuvo con sus tres ex esposas (con quienes tuvo seis hijos) y aquellos nacidos gracias a la donación de esperma. El resto, 100 chicos, son fruto de ese procedimiento en distintas partes del mundo.
Una fortuna con acceso diferido
"¡Todos son mis hijos y todos tendrán los mismos derechos! No quiero que se peleen después de mi muerte", aseguró. El documento legal que acaba de firmar explicita que ninguno de sus herederos podrá acceder al dinero antes del 19 de junio de 2055. Hasta entonces, deberán vivir sin asistencia directa de esa fortuna. La decisión tiene una razón concreta: Durov pretende que todos sus hijos vivan una vida que no dependa de su riqueza. Quiere que trabajen, estudien y se desarrollen como cualquier persona. "Quiero que vivan como personas normales, que se construyan solos, que aprendan a confiar en sí mismos, que sean capaces de crear, que no dependan de una cuenta bancaria", afirmó.
El fundador de Telegram reveló que comenzó a donar esperma hace más de una década. Todo arrancó cuando un amigo tuvo dificultades para ser padre. Lo ayudó y desde entonces lo tomó como un compromiso. Un médico le aseguró que tenía un "material donante de alta calidad" y que era su "deber cívico" contribuir.
El ADN como llave para el reconocimiento
La decisión de Durov genera debate. En muchos países, las leyes no permiten identificar a los donantes de esperma. Sin embargo, él está dispuesto a romper esa regla. Anunció que hará público su ADN para que todos sus hijos puedan reconocerse entre sí y validar su vínculo genético. Así, cualquiera que comparta su carga hereditaria podrá demostrar su filiación y quedar incluido en el reparto futuro.
La situación genera interrogantes legales. En España, por ejemplo, la ley establece que un mismo donante no puede tener más de seis hijos nacidos por ese método. Lo mismo ocurre en otros países europeos. Sin embargo, sin un registro internacional unificado, es posible que una persona done en varios países sin que haya cruce de información. Eso parece haber ocurrido con Durov, quien declaró que sus hijos están repartidos en 12 países.
Telegram, control absoluto y sin inversores
Telegram, la compañía que lo llevó al éxito, cuenta con más de 1.000 millones de usuarios y compite directamente con WhatsApp en el negocio de la mensajería instantánea. La empresa ganó popularidad por ofrecer un mayor nivel de encriptado y por posicionarse como una alternativa a las plataformas estadounidenses. Durov, quien reside en Dubai, mantiene el control total de la compañía. No tiene inversores externos ni comparte acciones. Eso le permite definir el destino de la organización y de su dinero sin condicionamientos.
Aunque por ahora no hay forma de comprobar cómo se ejecutará ese reparto en el futuro, la decisión ya está escrita y legalizada. Y marca un precedente inusual: una herencia multimillonaria que no se basa en la sangre ni en la convivencia, sino en una elección personal que desafió los límites de la biología y la legislación internacional.