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Millonarios

¿Cómo las familias ricas construyen y preservan la riqueza generacional?

Robert Daugherty

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Desde la infancia inculcan hábitos, normas y estructuras. La clave no está solo en multiplicar activos, sino en transmitir valores, ordenar roles y planificar con cabeza fría lo que vendrá.

26 Junio de 2025 12.03

Generar riqueza que perdure a lo largo de las generaciones no se trata solo de ganar dinero, sino de inculcar los principios y sistemas adecuados que garanticen que la prosperidad perdure mucho después de que quienes la crearon hayan fallecido. Si bien la volatilidad del mercado y la incertidumbre económica pueden erosionar los activos financieros, las familias que transfieren su patrimonio con éxito a lo largo de varias generaciones comparten principios fundamentales comunes que trascienden las estrategias de inversión individuales.

La educación como inversión definitiva

El principio familiar más arraigado entre las familias generacionalmente adineradas es su inquebrantable compromiso con la educación. Este se extiende mucho más allá del logro académico tradicional e incluye la educación financiera, la inteligencia emocional y las habilidades prácticas para la vida. Las familias adineradas no solo envían a sus hijos a escuelas de élite; crean entornos de aprendizaje integrales que preparan a la próxima generación para ser administradores responsables de los recursos familiares.

La educación financiera arranca desde chicos. Aprenden a manejar un presupuesto, a invertir y a entender la responsabilidad que implica tener plata. Muchas familias abren cuentas de inversión para los más jóvenes, donde pueden tomar decisiones reales, pero en un entorno controlado. Esa práctica concreta saca el misterio de la administración del dinero y les da seguridad para manejar cifras más grandes más adelante.

El poder del capital paciente

Quienes construyen riqueza que atraviesa generaciones piensan en décadas, no en trimestres. No se dejan llevar por promesas de plata fácil y prefieren estrategias que hagan crecer lo suyo con el tiempo. Esa paciencia se nota en varias decisiones: mantener inversiones sólidas durante altibajos del mercado, levantar negocios con ventajas reales frente a la competencia y priorizar el efecto que tendrán sus decisiones en las generaciones que vienen, por encima de una satisfacción inmediata.

Esa mirada de largo plazo también se nota en cómo estructuran sus inversiones. No persiguen la moda del momento, sino que apuestan a carteras diversificadas, capaces de aguantar golpes económicos y, al mismo tiempo, crecer de forma sostenida con el tiempo. Los inmuebles, las empresas sólidas y las acciones de primera línea suelen ser el eje de su estrategia para cuidar el patrimonio.

Gobernanza y estructura familiar

Las familias que logran mantener su patrimonio durante generaciones arman estructuras de gobernanza claras, que evitan que se diluya por peleas internas o malas decisiones. Suelen redactar constituciones familiares donde se definen los valores compartidos, una misión común y mecanismos para decidir en conjunto. Las reuniones familiares regulares ayudan a mantener el diálogo abierto y a tomar decisiones importantes con consenso. Muchas crean oficinas familiares o se apoyan en asesores de confianza que entienden sus metas a largo plazo. Estas estructuras permiten una gestión profesional, sin perder el control familiar. Además, contar con un plan de sucesión bien definido asegura transiciones ordenadas en el liderazgo y mantiene viva la forma en que la familia administra su patrimonio.

Ética y propósito del trabajo

Lejos del estereotipo que suele pesar sobre los hijos de familias con patrimonio, las que logran sostenerlo en el tiempo les inculcan una fuerte ética laboral. Saben que tener un propósito claro y ser productivos es clave, tanto para el desarrollo personal como para cuidar lo que tienen. En muchos casos, exigen que los miembros de la familia trabajen afuera antes de entrar a la empresa familiar. Así suman experiencia y otra mirada, que después beneficia al grupo. También enseñan que tener plata trae responsabilidad: con la familia, pero también con la sociedad. Muchas de estas familias con larga historia tienen una fuerte tradición filantrópica, que les transmite a sus hijos un sentido del deber más allá del interés personal.

Crecimiento del número de millonarios.
Lejos del estereotipo que suele pesar sobre los hijos de familias con patrimonio, las que logran sostenerlo en el tiempo les inculcan una fuerte ética laboral.

 

Gestión de riesgos y diversificación

Las familias con plata saben que mantener el patrimonio suele ser más difícil que construirlo. Por eso aplican estrategias de gestión de riesgos bien pensadas, que las protegen frente a amenazas como caídas del mercado, inflación, conflictos políticos o peleas familiares. Una de las claves es diversificar los activos en distintas regiones, tener varias fuentes de ingreso y contar con seguros adecuados. También reparten el patrimonio entre distintas clases de activos e industrias. Evitan el error de concentrar todo en la misma empresa o rubro que les dio origen. Esa diversificación las resguarda de crisis sectoriales que podrían poner en peligro todo si tuvieran los huevos en una sola canasta.

Comunicación y transparencia

Hablar con claridad sobre temas de plata ayuda a evitar conflictos que muchas veces terminan destruyendo lo que se heredó. Las reuniones familiares frecuentes, los informes financieros simples y las charlas sinceras sobre desafíos y oportunidades sirven para que todos estén al tanto y comprometidos con lo que viene. Ser transparentes en lo económico también prepara a la próxima generación para las responsabilidades que se les vienen. Esa comunicación incluye charlas incómodas, pero necesarias: posibles choques de intereses, cómo manejar los gastos y qué implica realmente heredar plata.

Construir sistemas, no solo riqueza

Las familias que mejor cuidan lo suyo no se enfocan solo en juntar plata. Arman sistemas e instituciones que sigan funcionando más allá de cada integrante. Eso incluye fundaciones familiares, fideicomisos educativos y una forma clara de invertir que sirva de guía para las decisiones durante generaciones. Estos sistemas aseguran que la gestión del patrimonio mantenga coherencia, incluso cuando cambian los liderazgos o surgen nuevos desafíos. Dan estabilidad y continuidad, dos cosas clave para cuidar tanto la plata como la unidad familiar.

La riqueza generacional no se arma de un día para el otro y necesita mucho más que saber moverse en el mundo de las finanzas. Hace falta compromiso con principios que valoren la mirada a largo plazo, la educación, la comunicación clara y una administración responsable. Las familias que siguen este camino construyen legados que trascienden lo que tienen en el banco.

 

*Con información de Forbes US.

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