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Tesla pierde ventas y popularidad, pero Elon Musk igual rompe récords como el más rico de EE.UU.

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Su fortuna personal creció más que nunca, pese al fracaso del robotaxi y la caída en la venta de autos. La suba de las acciones, el respaldo de fondos soberanos y el empuje de SpaceX y xAI explican cómo mantiene el liderazgo absoluto en el ranking de Forbes.

Durante el último año, Elon Musk alternó momentos de protagonismo —hizo campaña por Donald Trump y luego dirigió brevemente el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental del presidente— con otros de tensión, cuando se distanció del mandatario y amagó con crear su propio partido político. Sin embargo, siguió siendo la persona más rica de Estados Unidos.

Una vez más, encabeza la lista anual Forbes 400 de los estadounidenses más ricos. Es el cuarto año consecutivo que ocupa ese lugar. En este período, rompió algunos récords: sumó US$ 184.000 millones a su patrimonio en apenas doce meses, la mayor ganancia en un año en la historia del ranking, superando su propio récord de 2021, cuando había aumentado su fortuna en US$ 122.000 millones.

Además, es la primera persona con un patrimonio superior a los US$ 400.000 millones en esta clasificación. Según las estimaciones de Forbes, su fortuna alcanza los US$ 428.000 millones. Para esta edición, se tomaron como referencia los precios de las acciones al 1 de septiembre de 2025.

Sus competidores quedaron bastante relegados. Larry Ellison, cofundador de Oracle, ocupa el segundo lugar con un patrimonio estimado en US$ 276.000 millones, y Mark Zuckerberg, cofundador de Meta, está tercero con US$ 253.000 millones. Ambos están a más de US$ 150.000 millones de distancia de Elon Musk, una cifra similar al patrimonio total de Warren Buffett, que aparece noveno en el ranking.

Durante el último año, todas las principales inversiones de Musk aumentaron su valor, gracias a una base de inversores que incluye desde fanáticos de Tesla hasta multimillonarios de capital de riesgo y fondos soberanos de Medio Oriente, que siguen apostando fuerte por sus compañías.

Tesla, su mayor y único activo que cotiza en bolsa, subió un 56% desde su última salida al mercado, a pesar de que las ventas de vehículos cayeron un 13% en el primer semestre de 2025 y del fracaso del tan promocionado servicio de robotaxis, que tuvo un piloto en Austin durante el verano.

La mayor parte del repunte de Tesla se dio en 2024, cuando sus acciones más que se duplicaron entre septiembre y su pico máximo, el 17 de diciembre. Esa suba estuvo empujada por el entusiasmo del mercado ante la cercanía de Musk con el entonces presidente electo Trump. Desde ese pico, las acciones bajaron cerca de un 25%.

La participación de Musk en Tesla podría ampliarse aún más. Está pendiente un fallo de la Corte Suprema de Delaware que definirá si podrá conservar un paquete de opciones sobre acciones que hoy valen US$ 94.000 millones, otorgado por la junta de Tesla en 2018. Desde enero de 2024, Forbes calcula ese paquete con un descuento del 50%, a la espera del resultado final del caso.

Un juez de Delaware ya anuló dos veces esa compensación, al considerar ilegítima su aprobación tras una demanda de accionistas que denunciaron un sesgo de la junta a favor de Musk. Los alegatos orales de la apelación están programados para octubre. Si vuelve a perder, en lugar de ese paquete, recibirá acciones por US$ 29.000 millones, según resolvió en agosto el comité especial de compensación de Tesla.

Pero hay más: la junta directiva ahora quiere otorgarle otro paquete de acciones, también sujeto al cumplimiento de objetivos, que podría alcanzar un valor cercano a US$ 1 billón. La propuesta, presentada en septiembre, establece que Musk accederá a ese beneficio si Tesla multiplica más de ocho veces su capitalización de mercado, hasta llegar a US$ 8,5 billones en la próxima década.

Según la junta, el posible pago se justifica porque está "diseñado para mantener el tiempo, la energía y los considerables talentos de Elon concentrados en Tesla".

Una de las grandes distracciones de Musk es SpaceX. La empresa, que fundó en 2002, ahora vale US$ 400.000 millones, frente a los US$ 210.000 millones de hace un año. El nuevo valor surge de una reciente oferta pública de adquisición por US$ 1.000 millones y de datos del mercado secundario. Con esa cifra, SpaceX se convierte en la segunda compañía privada más valiosa del mundo, detrás de OpenAI, valorada en US$ 500.000 millones.

La participación de Musk en SpaceX, estimada en un 42%, alcanza los US$ 168.000 millones. Dentro de la empresa, Starlink, su servicio de internet satelital, ya tiene 6.800 satélites en órbita y presta conectividad a 6 millones de clientes. Según Morgan Stanley, generó US$ 9.300 millones en ingresos el año pasado.

Además, los cohetes de SpaceX siguen siendo la opción preferida del gobierno de EE.UU. para lanzamientos de carga útil. Esto se mantiene vigente incluso después del cruce entre Musk y Trump a comienzos del verano. Según informó The Wall Street Journal en julio, funcionarios de la Casa Blanca evaluaron, aunque brevemente, cancelar algunos de los contratos que la empresa tiene con la NASA y el Departamento de Defensa. Desde el gobierno aclararon que la revisión incluyó a varias empresas con acuerdos importantes con el Estado.

Elon Musk Space X
Elon Musk Space X

Su otra gran distracción es xAI Holdings, una jugada de ingeniería financiera del mercado privado. Tras la reelección de Donald Trump y el regreso de los anunciantes a Twitter —que habían abandonado la plataforma bajo la conducción de Musk—, el empresario aprovechó la situación para fusionar la renombrada X con su startup de inteligencia artificial, xAI, que tiene un valor de mercado mucho más alto.

La fusión se concretó en marzo, bajo condiciones definidas por Musk y aprobadas por sus inversores. X quedó valorada en US$ 33.000 millones netos de deuda, unos US$ 2.000 millones más de lo que Musk pagó por la empresa en 2022. En tanto, xAI alcanzó una valoración de US$ 80.000 millones, cuando un año antes se estimaba en US$ 50.000 millones, según inversores familiarizados con el acuerdo y un análisis de Forbes basado en registros públicos de fondos de inversión.

Entre las dos empresas, Musk tiene invertidos alrededor de US$ 60.000 millones en xAI, y busca aumentar esa cifra. Según trascendió, apunta a una valoración de más de US$ 200.000 millones en la próxima ronda de financiamiento.

Mientras tanto, redobló su enfrentamiento con OpenAI, la compañía detrás de ChatGPT. En febrero, un grupo de inversores liderado por Musk ofreció US$ 97.400 millones por OpenAI, aunque la operación fracasó porque la empresa no estaba a la venta. Poco después, demandó a OpenAI y a su cofundador y director ejecutivo, Sam Altman, acusándolos de violar el contrato fundacional de la organización, que nació como una entidad sin fines de lucro y luego fue transformada en una empresa con fines comerciales.

Musk retiró esa demanda antes de que la justicia estatal resolviera si la desestimaba. Sin embargo, presentó una nueva demanda en un tribunal federal. OpenAI, por su parte, contrademandó, argumentando que Musk lleva adelante una "campaña de acoso de años" y que su oferta de compra fue una "oferta falsa" pensada para perjudicar a la compañía.

En agosto, Musk presentó otra demanda, esta vez contra OpenAI y Apple, a quienes acusó de colusión para manipular la App Store en favor de ChatGPT y en detrimento de Grok, el chatbot desarrollado por xAI. Tanto Apple como OpenAI negaron las acusaciones.

musk
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Mientras tanto, las empresas más chicas de Musk, Neuralink y The Boring Company, siguen siendo en gran medida proyectos especulativos.

Neuralink viene probando sus chips para implantes cerebrales, pero todavía no comercializó ningún producto. En el pasado, fue objeto de una investigación del Inspector General del Departamento de Agricultura de EE.UU., tras denuncias de maltrato animal durante sus ensayos. El estado actual de esa investigación, bajo la administración de Donald Trump, no está claro.

Por su parte, The Boring Company solo concretó un proyecto: el túnel de hyperloop en Las Vegas. Esto ocurrió a pesar de haber recaudado más de US$ 900 millones, según datos de PitchBook.

Sin embargo, eso no desalienta a los inversores. El capital de riesgo valora a Neuralink en US$ 9.600 millones y a The Boring Company en US$ 5.700 millones.

¿Qué hace Musk con toda su riqueza? 

A diferencia de otros miembros del ranking Forbes 400 que gastan fortunas en propiedades —como Larry Ellison, que compró una isla en Hawái, o Mark Zuckerberg, dueño de media ciudad de Palo Alto—, Musk no parece muy interesado en el mercado inmobiliario.

Durante su estadía en Washington D.C., trascendió que llegó a poner colchones en oficinas federales. En Austin, en cambio, compró un complejo de US$ 35 millones para alojar a algunos de sus catorce hijos (una cifra que sigue en aumento).

Su mayor gasto mensual probablemente sea el combustible de sus aviones privados. Se lo ve seguido volando entre Los Ángeles, San Francisco y Texas, ocupado en sus distintos negocios. Aunque, con un patrimonio superior a US$ 400.000 millones, esos gastos representan apenas un redondeo en sus cuentas.

 

Nota publicada en Forbes US.

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