En la competencia por atraer capital, la tecnología financiera se mantuvo firme. Hoy, el sector salud lidera en Europa, aunque las fintechs cuentan con un respaldo casi igual de fuerte.
En el Reino Unido, la salud y las ciencias de la vida captaron US$ 1.800 millones en el primer trimestre de 2025. A pesar de eso, la inversión en tecnología financiera no perdió impulso y alcanzó los US$ 724,1 millones, según datos de HSBC Innovation Banking. En tanto, en toda Europa, las fintechs recaudaron US$ 4.100 millones, apenas por debajo de los US$ 4.400 millones que logró el sector salud.
¿Por qué sigue generando tanto interés?
Hace diez años, los bancos digitales orientados al consumidor, como Revolut y Monzo, eran el ejemplo más claro no solo de la tecnología financiera, sino también de la economía de la innovación.
Desde entonces, crecieron las empresas de pagos y aparecieron cada vez más herramientas administrativas pensadas para ayudar a las instituciones financieras a trabajar con mayor eficiencia.
A esta altura, parecería lógico pensar que la mayoría de los problemas que detectaron los primeros en meterse en el mundo fintech ya se resolvieron por completo.
Pero, según Jan Hammer, socio de la firma de capital riesgo Index Ventures, una nueva camada de empresas fintech está aprovechando los logros de los pioneros.
"La tecnología financiera generó un avance tras otro", dice. "La primera ola de emprendedores de tecnología financiera ya se graduó y se está convirtiendo en una tendencia dominante. Esto está dando paso a una segunda ola en la que los fundadores están volviendo a fundar y los operadores se están convirtiendo en fundadores", agrega.
James Codling, socio de la firma británica de capital riesgo VolutionVC, coincide. Él ve un potencial enorme en un sector que ya no se limita a resolver problemas de servicios financieros, sino que se expandió hacia áreas como tecnología de seguros y tecnología de cumplimiento.
Disrupción continua
"La tecnología financiera va a ser clave para nuestro crecimiento en los próximos 10 o 20 años. Vemos mucha disrupción en ese sector", me dijo cuando hablamos hace unas semanas. "Estamos llegando al punto en que varias empresas de tecnología financiera ya tienen escala en el Reino Unido y a nivel mundial. Es un lugar muy atractivo para invertir, y creo que lo va a seguir siendo", señaló.
Todavía quedan problemas importantes por resolver, muchos de ellos escondidos en las tareas administrativas de las empresas y entidades de servicios financieros.
Duna, una fintech enfocada en cumplimiento normativo, acaba de recibir US$ 10,7 millones de la firma de capital riesgo Index Ventures. Su plataforma apunta a simplificar el proceso de incorporación, que obliga a las empresas a hacer verificaciones exhaustivas de "conozca a su cliente" (KYC) para reducir el riesgo de lavado de dinero, fraude y otros delitos.
Duco van Lanschot, que fundó la empresa junto con David Schreiber, dice que verificar la identidad y la integridad de posibles socios comerciales no solo representa un desafío para cada empresa, sino que también enlentece la actividad económica.
La plataforma de Duna ya fue usada por Bol, un minorista del Benelux, y Van Lanschot aprovecha esa relación para explicar el problema que su empresa busca resolver. Al igual que Amazon, Bol ofrece un mercado para revendedores externos. Incorporar un nuevo socio exige controles estrictos y constantes.
"Si sos un tercero, tenés que integrarte, y hay muchas comprobaciones", dice Van Lanschot. "La plataforma debe verificar tu identidad y la existencia de tu empresa. También deben hacer un análisis de sanciones. Todo esto tiene que hacerse de manera sistemática, para evitar que empieces siendo una cosa —por ejemplo, una empresa de rompecabezas— y después te pongas a lavar dinero o a vender otros productos una vez que ganaste credibilidad", remarca.
El proceso de incorporación puede ser pesado, lento y frustrante. "Cuando fundamos la empresa, nos incorporamos a uno de los bancos más grandes de Europa. Tardamos casi tres meses", recuerda Van Lanschot.
Duna nació con la idea de que, incluso hoy, las soluciones KYC todavía se pueden mejorar. En la práctica, su plataforma recopila y analiza datos de distintas fuentes y, según la empresa, puede reducir los tiempos de incorporación de siete u ocho días a solo unas horas. Esto les da a los clientes una ventaja comercial. "El cumplimiento normativo es un requisito clave, pero una vez que lo cumplís, la incorporación empresarial debería ayudarte a generar ingresos", dice Van Lanschot.
El pago todavía está en juego
Las fintechs no se enfocan solo en tareas poco visibles como el cumplimiento normativo. Todavía hay margen para innovar en segmentos del mercado que muchos ya ven como saturados.
Los pagos son un buen ejemplo. En los mercados B2C y B2B, las soluciones de pago están por todos lados. Algunas permiten que los consumidores compren productos y transfieran dinero de forma sencilla. Otras ayudan a que las empresas se conecten con sus clientes y proveedores. Pero, ¿queda lugar para nuevos jugadores?
Bogdan Uzbekov cree que sí. Fue jefe de producto en Revolut y ahora lidera Apron, una empresa que ofrece servicios de pago pensados sobre todo para pymes.
Uzbekov notó una diferencia clara entre las soluciones de pago pensadas para consumidores —que, según él, suelen ser elegantes y fáciles de usar— y las diseñadas para empresas.
"Empecé a hablar con empresarios de Londres y descubrí que los pagos empresariales venían atrasados, tal vez una década, en comparación con los pagos al consumidor", dice.
Con esa idea en mente, Uzbekov buscó desarrollar una herramienta capaz de reducir de manera drástica el tiempo que los dueños de pequeñas empresas destinan a pagar sueldos y facturas. Según explica, para cumplir con sus obligaciones, un dueño puede llegar a usar varias apps: contabilidad, autorizaciones, procesamiento de facturas y banca. Apron reúne todo eso en una sola plataforma. "Puede reducir horas de trabajo a minutos", afirma.
Puede parecer raro que, a esta altura del recorrido de las fintechs, todavía haya un vacío en el mercado para herramientas simples destinadas a las pymes. Una posible explicación es lo difícil que resulta llegar al cliente indicado. Como señala Uzbekov, si nunca manejaste una pequeña empresa, no podés entender del todo los desafíos. "Por eso, nuestra primera contratación fue un experto en investigación de clientes", señala.
¿Y qué pasa con el panorama general? ¿La tecnología financiera va a seguir siendo una fuerza relevante en la economía de la innovación o la revolución ya está casi cerrada? "Creo que en el sector del consumo y de internet, los líderes ya están más o menos definidos", dice Uzbekov. "Si querés construir un nuevo banco, ya es tarde. Pero hay nuevas transformaciones, como la inteligencia artificial, que van a cambiar las reglas del juego", aclara.
Uzbekov anticipa una demanda cada vez mayor de productos para empresas que ofrezcan la misma facilidad de uso que las herramientas pensadas para consumidores. En parte, eso se explica porque la próxima generación de dueños de pymes será la de los millennials y la Generación Z, acostumbrados a la tecnología simple e intuitiva.
También hay otros factores que sostienen el impulso de las fintechs. En el terreno del cumplimiento normativo, por ejemplo, las regulaciones —especialmente las que buscan prevenir el lavado de dinero— están empujando a innovar. Además, avanzan nuevas reglas de la Unión Europea sobre identificación y autenticación, como la directiva eIDAS 2, que va a fomentar el uso de herramientas de compliance.
También está el efecto de rueda de inercia. Uzbekov lleva a Apron la experiencia que acumuló en Revolut y Square; Van Lanschot y su socio Schreiber se conocieron cuando trabajaban en Stripe. Gente con trayectoria en el mundo fintech está volcando ese conocimiento en nuevos emprendimientos.
Para Hammer, el sector se está "combinando", y factores como los equipos con experiencia, la inteligencia artificial y los avances en el manejo de datos están abriendo nuevas oportunidades.
Nota publicada por Forbes US