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Ramón Miró nómada Quito - Ecuador
Nómades
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El salvadoreño Ramón Miró llegó a Ecuador para dirigir las operaciones del aeropuerto Mariscal Sucre en Quito, desde la presidencia y dirección de Quiport. Ve al Ecuador con un potencial enorme sobre todo en lo turístico. Cree que al ecuatoriano le falta valorar su capacidad de salir adelante y tener una visión a largo plazo.

04 Julio de 2023 17.29

A finales de 2020 aterrizó en Quito con una telaraña de ideas en su cabeza. Decidió dejar a su familia en Estados Unidos, hasta ver cómo era la situación real en Ecuador, porque lo único que escuchaba en las noticias internacionales eran cosas negativas. Sólo tuvieron que pasar unos meses para darse cuenta de que lo que se decía era un poco exagerado y fuera de contexto. A mediados de 2021 llegaron su esposa Eugenia y dos de sus tres hijas. Su primogénita se quedó en EE.UU. cursando su primer año de universidad. 

“Mi segunda hija vino a regañadientes para estudiar su último año de colegio en Quito y la recibieron espectacularmente, ha sido súper feliz. Mi esposa y yo estamos agradecidísimos con este país, que es un reflejo de la calidad humana del ecuatoriano. Son acogedores y cariñosos. En verdad estamos muy felices”.

Este ejecutivo de 54 años nació en El Salvador y cuando tenía 10 años toda su familia se mudó a EE.UU. huyendo de la guerrilla y los difíciles momentos que se vivían en la época. Su papá, médico de profesión y académico, consiguió un trabajo de profesor en Marshall University en West Virgina. Cuatro años después la familia se radicó en Texas, para apoyar a un primo con cáncer que estaba siendo tratado en el MD Anderson Cancer Center en Houston.

Graduado de ingeniería en Trinity University, obtuvo su MBA en North Western University en Chicago. Empezó su carrera profesional en Accenture Consulting.  En el área de estrategias y sistemas. El siguiente paso fue en el Grupo Citi. Este banco lo invitó a manejar un programa en Chile. Ahí se reencontró con su ahora esposa, también salvadoreña, quien se encontraba haciendo una maestría en la Universidad Católica de Santiago.  Se casaron en El Salvador y se instalaron en Houston, Texas.

Miró recuerda que se sentía muy cómodo profesionalmente: trabajaba en Reliant Energy, cuando en 2005 recibió la llamada de Airis International Holding, un desarrollador de propiedades especializado en infraestructura de aeropuertos. La propuesta era todo un desafío profesional por lo que no dudó lanzarse al agua. 

Luego de varias brazadas ingresó a HAS-DC, una compañía estadounidense pionera en inversiones aeroportuarias y consultoría en Latinoamérica. En 2020 se volvió a lanzar al agua hasta la meta final que fue Quito. 

Miró sostiene que viendo en perspectiva, a los ecuatorianos nos hace falta valorar lo que somos y tenemos. “La instabilidad y la inseguridad afectan. La política no es fácil, estamos viviendo un momento complicado, pero Ecuador es mucho más que eso, es un país tan lindo, el potencial turístico que tiene es increíble. Ustedes no se dan cuenta del tesoro que tienen en sus manos”.

Con mucho orgullo recalca: “Ustedes no tienen idea de la joya que es el Mariscal Sucre, lo que se ha hecho es un ejemplo, la calidad de la operación es impresionante. Según el Consejo Internacional de Aeropuertos, en el mundo hay 32 aeropuertos carbono neutro, en el hemisferio occidental dos y el aeropuerto de Quito es el segundo”.

Este ejecutivo no sabe cuántas horas trabaja al día.  Cuando llegó a Quito, el movimiento aeronáutico estaba muerto por la pandemia. Su día empieza antes de las siete de la mañana revisando su correo y  con llamadas de socios estratégicos que están en Brasil. Su meta es cerrar este año con 5,3 millones de pasajeros superando la cifra de 2022 (4,3 millones). Y si las cosas marchan de acuerdo a su planificación los ingresos superarán los US$ 160 millones.  “Los EE.UU. han señalado a Ecuador como un destino no recomendable, peligroso. Todo lo que se informa en el exterior es negativo. Estoy poniendo todo mi esfuerzo por mitigar la imagen del país. Ahora estoy empeñado en montar una campaña, resaltando las maravillas de Ecuador. Estoy tratando de trabajar con entidades de turismo, pero no he tenido aún la respuesta que necesito”.

Fanático del ceviche, en todas sus formas, y del locro de papa con queso y aguacate, asegura que la dolarización es lo mejor que le ha pasado a este país. “Si es cierto que en ocasiones el dólar le resta competitividad frente a sus vecinos al no poder devaluar su moneda, pero a la larga eso sólo lleva a situaciones inflacionarias desastrosas. En Ecuador la estabilidad monetaria es un atractivo para la inversión extranjera. Son más los pros que los contras”.

No deja de sorprenderse de las maravillas que tiene el Ecuador. Mientras conversamos nos muestra fotos de su familia en Galápagos, Mindo, Papallacta y Bahía de Caráquez.  Está pendiente recorrer la ruta del spóndylus y no quiere terminar este año sin ir a la Amazonía.

 De carácter aventurero confiesa que los fines de semana toma la carretera en busca de nuevos destinos. “Hace unas semanas íbamos a conocer la cascada de Cóndor Machay, pero nos perdimos porque se congeló el Waze. Por supuesto curvé a la izquierda donde tenía que ir a la derecha. Seguimos subiendo y llegué al otro lado de la montaña. No se imaginan lo que descubrimos. Un páramo con unas cascadas hermosas”. Cuenta que a sus hijas se les ha pegado algunos dichos como “de ley o chévere”. Con picardía dice que en una que otra reunión a él se le ha salido “un chuta”. 

Al finalizar dice que los ecuatorianos tenemos que aprender a valorarnos. “En ocasiones parece que somos nuestros peores enemigos. Es el momento de empezar a ver lo positivo”. Su contrato es por cinco años, pero no tendría problema de quedarse más tiempo. (I)

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