Forbes Ecuador
Nubia Ureña adentro
Nómades
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Desde hoy, Forbes Ecuador abre un espacio para contar cómo los ejecutivos extranjeros ven al Ecuador y cómo ha sido su trayectoria profesional. Muchos no quieren volver a sus lugares de origen, ¿por qué? En esta sección Nómades conoceremos estas historias. En la de hoy: la colombiana Nubia Urueña, directora Cualitativa de Kantar Insights Ecuador, nos cuenta por qué nuestro país es su hogar y su oficina.

22 Febrero de 2023 17.44

Llegó a Ecuador, por amor. En 2005, mientras trabajaba como Coordinadora de Inteligencia de Mercados en Deloitte Colombia, la encargaron armar el Departamento de Investigación en las oficinas de Quito. En esas idas y venidas conoció, en un evento, a quien es ahora su esposo, Francisco Silva. Allí, cruzaron algunas palabras, compartieron sus números telefónicos, iniciándose una relación a distancia, por messenger. Se veían poco, solo cuando ella venía por trabajo o en unas cuantas veces que él la fue a visitar en Bogotá. Pero en 2007, Deloitte le ofreció a Nubia Urueña un puesto en Nueva York, EE.UU. Se le unió el mar y la tierra. Ella tenía claro que su profesión era muy importante en su vida, por lo que, por más amor que le tenía a Silva, no estaba lista para sacrificarla. “En ese momento me di un plazo de tres meses para encontrar trabajo en Ecuador, de lo contrario estaba decidida a irme a Nueva York. Mandé mi currículo a algunas empresas. Al mes, me llamaron de Volkswagen, hice maletas y aterricé en Quito, un 15 de junio hace casi 16 años”. El amor, a la larga, venció, en 2008 se casaron y hoy es madre de dos hijos, de 13 y 8 años.

La ejecutiva, nacida en Bogotá, se caracterizó por ser siempre una excelente estudiante. Se graduó del colegio a los 15 años, a los 23 ya contaba con dos carreras universitarias: Comunicación Social, por la Universidad Externa, y Administración de Empresas, por la Universidad de los Andes. Empezó como practicante en el área de productos en la aerolínea Avianca, al poco tiempo, la colocaron en el Departamento de Marketing. Dos años más tarde, decidió sacar un diplomado en Investigación de Mercado en el Tecnológico de Monterrey en México. Sabía que una de sus debilidades en ese entonces era no hablar otro idioma, por lo que en 2000 hizo maletas y se embarcó a Londres para aprender inglés. Su plan era quedarse seis meses, pero se extendieron a dos años porque consiguió trabajo en una ONG llamada FADA, que se enfoca en ayudar a los niños de Rumania. A su regreso a Bogotá, obtuvo una maestría en Gerencia de Mercado, por la Universidad del Rosario.

Así que cuando aterrizó en Quito, venía con una ilusión enorme de hacer una gran trayectoria, con sus prioridades bien claras de llegar lo más alto posible. Cuando estuvo a punto de cumplir tres años en Volkswagen, como Gerente de Mercadeo, se enteró que había una vacante en Kantar Insights Ecuador, una multinacional especializada en consultoría de investigación de mercado, que opera en 90 países y que suma 25.000 empleados. Lo curioso es que el cambio significaba un sacrificio en el cargo y en su salario. La vacante era como Ejecutiva de Cuentas. Pero a ella eso le supuso un desafío mayor, ya que su sueño era ingresar al mundo de la investigación y Kantar le ofrecía ese acceso. Empezó manejando una sola cuenta y hoy es Directora Cualitativa. Bajo su responsabilidad trabajan 26 personas. En 2022, la filial facturó US$ 3 millones, de su relacionamiento con aproximadamente 40 empresas que utilizan su servicio para el desarrollo de estrategias.

“Viendo hacia atrás, en este país hay gente muy preparada, con muchas ganas de hacer cosas. Una debilidad es que a veces los ecuatorianos se duermen en los laureles, pero quienes cambian un poquito o innovan crecen como la espuma. Es importante estar conscientes que hay que modernizarse, porque, de lo contrario, la competencia te come. Es el momento de mirar lo que el consumidor quiere, porque ya no está dispuesto a pagar montón de plata porque sí. Cuando llegué a Ecuador, a mis 30 años, casi todas las mujeres que conocía se dedicaban a ser solo mamás. Fue duro que entendieran que mi profesión y mi carrera eran una prioridad, no estaba en mis planes depender económicamente de mi esposo. Me sentía muy observada, juzgada”.

Luego de vivir 17 años en Ecuador, asegura sentirse una ecuatoriana más, le encanta la amabilidad de su gente. Dice estar enamorada de las maravillas que tiene este país, disfruta mucho de las playas, especialmente San Clemente, en Manabí, lugar al que acostumbra ir casi siempre por fin de año con la familia de su esposo. Su delirio son los bolones, la sal prieta y los chochos con chulpi. “A pesar de lo que estamos viviendo aquí, por la inseguridad, todavía es un paraíso. No puedo olvidar la época del narcotráfico, las bombas, los paramilitares y secuestros cercanos en Colombia. Es verdad que los colombianos somos muy queridos, pero allá se vive estresado y todo el tiempo de afán (apurado)”. 

En dos ocasiones ha tenido la oportunidad de volver a su país. Al respecto, la decisión está tomada y es definitiva. Va a “envejecer en este país porque la calidad de vida es única”. Con firmeza sentencia que, lo que “Ecuador me ofrece, no lo puede tener en Colombia y en ninguna parte del mundo”. (I)

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