Conseguir una huella de carbono negativa en la industria forestal es un logro significativo en términos de sostenibilidad ambiental. Aglomerados Cotopaxi logró este hito mediante prácticas responsables de manejo forestal, que incluyen la selección adecuada de especies para ubicaciones específicas, cuidado en los procesos de siembra y cosecha, conservación de la biodiversidad sin impactos adversos, desarrollo de planes estratégicos de cosecha y una comunicación efectiva con las comunidades locales.
Incorporar la sostenibilidad en todos los procesos es un eje transversal desde 1978, año en que nació Aglomerados Cotopaxi. Esta empresa forestal ecuatoriana, que genera 562 empleos directos, entiende a este modelo de gestión como un proceso de largo plazo en lo ambiental, social y económico, el llamado triple impacto.
El trabajo de esta empresa siempre ha tenido como meta disminuir sus emisiones y optimizar los recursos. Todo esto es parte de un gran proceso de fortalecimiento, modernización e innovación en materia de protección ambiental.
Felipe Pazmiño, gerente forestal de Aglomerados Cotopaxi, asegura que la empresa tiene una visión de responsabilidad con el ambiente “y ser un actor positivo en la sociedad”. Dice también que las nuevas generaciones empiezan a tener conciencia ambiental y social, pues ahora hay más consumidores responsables, que quieren saber qué hay detrás de la empresa y del producto. Pazmiño cuenta esto mientras recorremos los bosques de pinos y eucaliptos. La firma administra hoy en día 17.600 hectáreas de patrimonio forestal, de las cuales cerca de 12.000 son plantaciones forestales comerciales; más de 5.000 son hectáreas exclusivas de conservación, es decir remanentes de bosque nativo, cuencas hídricas y corredores de fauna.
Aglomerados Cotopaxi cuenta desde 2011 con la certificación forestal internacional del Consejo de Administración Forestal FSC ® (Forest Stewardship Council ®), que le acredita como una empresa sostenible en todo el contexto. Y este 2023 logró un nuevo hito: se convirtió en la primera empresa forestal del Ecuador en obtener la verificación de carbono negativo y acción positiva por el clima. Esto se logró en colaboración con la Universidad de las Américas (UDLA) e implicó una investigación que duró dos años.
¿Cómo se logra ser carbono negativo? Pazmiño explica que se basa en el manejo forestal responsable, con el respeto del ciclo vital de los árboles, que contribuye al bienestar de su entorno. “El momento en que los árboles crecen van capturando y removiendo dióxido de carbono del ambiente, entonces estas grandes plantaciones de árboles 'capturan y secuestran' en la madera el carbono y liberan oxígeno”. Además, destaca que una de las bondades de las plantaciones forestales es que no requieren de riego, pues con el agua lluvia es suficiente para el desarrollo de los árboles.
Aglomerados Cotopaxi y la UDLA desarrollaron una metodología analizando parcelas de las plantaciones forestales. “Medimos toda la biomasa que hay en las raíces, en el tronco, en las ramas, cuánto carbono hay en el suelo y eso fuimos extrapolando. Fueron dos años de medición con una metodología muy estricta y el resultado es que nuestros bosques capturan 225.000 toneladas de CO2 al año”.
Tras la investigación y con los resultados, la compañía se hizo la pregunta clave: Si esa cantidad de CO2 capturan los árboles, ¿cuánto CO2 emiten? Aplicando la ISO 14064-1 empezaron a cuantificar todas las emisiones de la empresa y se sorprendieron con el resultado. Aglomerados Cotopaxi emite una octava parte de lo que capturan: las emisiones suman 34.000 toneladas de CO2 y las capturas 225.000. De allí la verificación de carbono negativo.
Con el excedente de captura de carbono, Aglomerados Cotopaxi podría ofrecerlo a empresas con emisiones elevadas que buscan compensar su huella de carbono, cuando se cree una estructura estatal para una operación de este tipo.
El manejo forestal es pensado en el largo plazo. Se cosechan las plantaciones propias y se provee de madera procesada de una manera responsable, dice Pazmiño. Para realizar este proceso con la madera hay que esperar 20 años. Pasado ese tiempo los árboles pueden ser cosechados. “Luego volvemos a plantar”.
En 2019, Aglomerados Cotopaxi invirtió en un programa de comunicación para generar una cultura forestal. Lo hicieron a través del Bike Park, un parque de senderos para bicicletas de montaña y otros para recorrerlos a pie. La idea es experimentar un contacto directo con 1300 hectáreas de plantaciones forestales mientras los visitantes conocen más de la operación responsable de la empresa.
Durante el recorrido Pazmiño hace una pausa y cuenta que la empresa tiene una buena relación con las comunidades que rodean sus operaciones. Se desarrollan programas de responsabilidad social, desarrollo económico, pastoreo comunitario, recolección y deshidratado de hongos comestibles, entre otros. “Tenemos el programa de gobernanza de agua, de gestión, colaboración en salud, educación y desarrollo económico local. Ser un buen vecino es fundamental, somos un actor importante en la provincia, rodeado de comunidades y básicamente lo que buscamos es entendernos”.
También se preocupan de los niños, para ellos tienen el programa Imaginario Forestal, donde conocen el ciclo de producción forestal.
La empresa y sus plantaciones están a una hora y media de Quito. Desde sus inicios produce la línea de tableros aglomerados, que se consigue de las partículas de la madera, optimizando todo el material disponible; se la muele y luego se le da un recubrimiento decorativo, para obtener un tablero para uso de interiores, por ejemplo.
También produce, desde 1995, tableros MDF que, al ser más densos, retienen más carbono por cm3 y son especialmente buenos para formas caprichosas o creaciones especiales, como puertas caladas, las molduras y Decowall, que son el producto más nuevo.
Las cifras confirman que los procesos funcionan. Con ventas anuales cercanas a los US$ 60 millones, el 50 % de sus ingresos proviene de las exportaciones a Colombia, Perú, Bolivia, Centroamérica, Canadá y Estados Unidos.
Al terminar el recorrido, Pazmiño confiesa que uno de sus sueños es que el Ecuador deje de depender del petróleo y empiece a financiarse más del turismo y de la actividad forestal. “Yo creo que el Ecuador hoy tiene todo para ser una potencia forestal”. (P)