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Sebastián Mejía, pionero en la moderna cirugía ortopédica equina en Ecuador

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Con apenas 35 años, Sebastián Mejía Moreira ha logrado lo que hace dos décadas parecía impensable en Ecuador, operar fracturas complejas en caballos y devolverlos a las pistas. En un país donde una lesión ortopédica solía significar eutanasia, este médico veterinario zootecnista abrió un nuevo camino para la medicina equina, uno en el que la ciencia, la perseverancia y el amor por los animales corren a la misma velocidad.

21 Octubre de 2025 05.00

A Sebastián Mejía le cambió la vida el día que quiso salvar a su yegua. Tenía apenas diecisiete años cuando comprendió que su amor por los caballos iba más allá de la equitación. "Empecé a estudiar veterinaria por salvar a mi yegua de un cólico".  Ese impulso se transformó en una vocación que lo llevó a formarse en algunos de los hospitales más prestigiosos del mundo y a convertirse en uno de los pocos cirujanos ortopédicos equinos de alta complejidad en América Latina.

Sebastián creció entre disciplina y propósito. Estudió en el Colegio Militar y se graduó en Medicina Veterinaria en la Universidad de las Américas (UDLA). Con apenas 21 años, por dos años consecutivos se capacitó con  equipo veterinario de la Universidad de Tennessee, donde realizó rotaciones clínicas en emergencias, rehabilitación, anestesia y cirugía. Luego vinieron otros cuatro años de internados y fellowship en el Hospital Brazos Valley en Texas y en el Centro de Ortopedia Equina de Lexington, Kentucky, considerados entre los mejores en el epicentro mundial de la cirugía equina. El proceso no fue fácil, de 100 aspirantes, pocos son seleccionados. "No solo buscan conocimiento, sino pasión y trabajo en equipo. Ven si realmente te importa,Todo es cuestión de actitud". 

Esa ética profesional lo llevó a trabajar junto al Dr.Wes Sutter, uno de los mayores referentes en cirugía ortopédica equina de Estados Unidos. "Hoy muchas veces le acompaño en sus cirugías. Aprendí que no hay lugar para equivocaciones, El caballo tiene más de un 56% de probabilidad de infectarse tras una cirugía, el doble que un humano o un perro. "Nuestro margen de error debe ser mínimo. Debe levantarse y caminar inmediatamente. Su metabolismo no le permite permanecer acostado."

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Sebastián Mejía , cirujano ortopédico equino.  foto: cortesía

En Ecuador, hasta hace pocos años, un caballo fracturado era un caballo condenado. Las lesiones graves solían terminar en eutanasia. Sebastián decidió cambiar esa historia. En 2015 fundó Equimed, una práctica especializada en Cirugía y Medicina Deportiva Equina. Desde entonces ha realizado más de 350 cirugías ortopédicas y abdominales, con una tasa de supervivencia superior al 90%. Las intervenciones no se limitan a fracturas, también abarcan artroscopias de distintas articulaciones como babillas, nudos, carpos entre otros procedimientos mínimamente invasivos que permiten la recuperación deportiva y el retorno a la competencia.  "Antes hacíamos cinco cirugías al año, hoy llegamos en ocasiones a cinco por semana. Lo más alentador es verlos nuevamente compitiendo en las pistas como verdaderos campeones".

Su búsqueda de excelencia lo llevó a obtener una Certificación por la AO (Asociación internacional de Ortopedia) en la Universidad de Berlín, Alemania y en Davos, Suiza, en uno de los centros de ortopedia más reconocido del planeta. Su trayectoria lo convirtió en el primer ecuatoriano miembro de la Asociación Internacional de Ortopedia, en donde desde 2022 es faculty, es decir parte del equipo médico encargado de entrenar a los nuevos cirujanos en América Latina. "En la región hay unos tres o cuatro cirujanos equinos ortopédicos de alta complejidad y para mí es un orgullo ser el primer ecuatoriano".

Cada operación es una historia de esperanza. Una de las más memorables fue la de Cassinga, una yegua de salto de alta competencia con una fractura extensa. "Usamos una técnica desarrollada en Francia por Fabrice Rossignol. Adaptamos una placa de fémur humano para aplicarla en un caballo. Hoy Cassinga está bien, caminando por los pastizales, dedicada a la reproducción". 

Este profesional, que acaba de cumplir 35 años reconoce que el éxito de una cirugía no depende solo de la técnica. Hay que tener pasión y equilibrio mental para entender el dolor no solo del animal sino de sus propietarios y palafrenero. 

Para este joven cirujano, el equipo que lo acompaña es vital. Su preparación y profesionalismo le dan la calma y confianza que requiere dentro del quirófano. "Con el tiempo entendí que para salvar vidas debo estar emocionalmente bien. Con ayuda de expertos encontré mi formula de desconexión para recargar mi mente y resistir la presión". Sebastián tiene un check list, antes de entrar a una cirugía porque nada puede fallar, ni una aguja,gasas, oxigeno, la anestesia, los tubos, etc  (...). Hay que entrar al quirófano con cabeza fría.

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Sebastián Mejía, cirujano ortopédico equino.  foto: cortesía

Otro de sus retos es la docencia, es profesor en la Universidad San Francisco y en la Udla de la cátedra de medicina veterinaria y de cirugía combinado con imagenología. "Siempre les digo a mis estudiantes, si yo pude, todos pueden. No es fácil, pero no imposible".  En 2016  estudió una maestría en medicina equina y en el 2021 obtuvo una nueva especialidad en fisiologia del ejercicio equino , las dos en la Universidad de Córdova. Actualmente su objetivo es terminar su MBA y continuar sus  estudios de medicina humana convencido que el conocimiento no tiene límites.

Su meta a mediano plazo es levantar el primer Centro de Ortopedia y Rehabilitación Equina del Ecuador, con estándares de Estados Unidos y Europa. "Verlos galopar de nuevo es mi motor. Cambiar la mentalidad de los propietarios y demostrar que podemos salvar vidas, es mi propósito".

Sebastián Mejía ha cambiado el destino de cientos de caballos y ha marcado un antes y un después en la medicina veterinaria ecuatoriana.  "El esfuerzo y la humildad son las claves del éxito. Esta es una frase que mi mamá siempre me recuerda y que me ayuda a tener los pies sobre la tierra". Su historia demuestra que la excelencia nace del compromiso y que, incluso cuando la vida se fractura, siempre hay forma de volver a levantarse. (P)

 

 

 

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