Hay muchas personas que no usan sus redes sociales como un medio para amplificar su voz y pasiones, no porque no saben lo que quieren decir, cómo decirlo, o qué contenido crear. No comienzan porque tienen miedo.
Miedo al qué dirán, a mostrarse auténticos, a que otros sean mejores. Miedo.
¿Qué tiene el qué dirán que parece tener más valor que nuestro deseo de compartir lo que anhelamos decir? Cuando nos cuestionamos “qué dirán” la siguiente pregunta debería ser “¿quién?” “¿Qué dirá - quién?” y por qué es tan importante para mí lo que esa persona va a decir. Probablemente, de hecho, casi 100% seguro sean tus amigos más íntimos los que te preocupen. Quizá por eso, muchos creadores de contenido comienzan abriendo una cuenta aparte, refugiada detrás de un emprendimiento donde se pueden mostrar tal y como son sin que nadie les pregunte si ahora se creen influencers.
¿Cuántas voces se están quedando ocultas porque es muy común que su círculo se burle de las personas que comienzan a ser más intencionales en el uso de sus redes sociales? Dicen que no vemos las cosas como son, sino como somos nosotros. Entonces, quizá cuando una persona critica a otra por levantar su voz, ¿es posible que sea un reflejo de sus propias inseguridades? ¿Es su forma de decir “yo también quisiera atreverme y me da miedo que me critiquen”? De ser así, ¿nos estamos frenando de compartir lo que amamos, no por inseguridades propias sino ajenas?
El primer paso para comenzar a usar tus redes sociales como un medio no es tener muchos seguidores, es perder el miedo al qué dirán. La forma de perder el miedo al qué dirán es que algo sea más importante.
Debes poner en una balanza las dos cosas, el qué dirán y esas ganas que te consumen de compartir lo que amas, y vamos a ser sinceros, probablemente gane la primera y siga ganando hasta que la incomodidad de guardarte tantas cosas que quieres decir te pese más.
¿Y sabes qué va a pasar cuando comiences a hacerlo? Te vas a dar cuenta de que la conexión te llena más que el miedo.
Esa conexión que vas a sentir cuando alguien te diga, tú me inspiras, me siento identificado contigo, enséñame, dime más, te admiro, soy tu fan.
No te va a llenar el ego. Te va a llenar el alma.
¿Y sabes qué va a pasar cuando tu alma se llene? Te vas a sentir seguro de mostrarte auténtico y te vas a dar cuenta de que mientras más auténtico eres más atraes una comunidad que te sigue precisamente por ser tú. No por tu estilo de vida, no por lo que tienes, sino por quién eres y tu forma de expresarlo, lo cual me lleva a mi siguiente punto.
Muchas cosas pueden ser creadas, ser enseñadas, ser dichas, pero nadie lo ha creado como lo puedes crear tú. Dite a ti mismo esto cuando te frenes porque piensas que alguien ya lo hace mejor. Hay sabiduría que solo existe en ti.
Si quieres perder el miedo a usar tus redes sociales para compartir lo que amas, piensa lo siguiente:
- Aquello en lo que te enfocas crece. Comienza a enfocarte en tus deseos en lugar de tus inseguridades. Enfócate en la emoción que te genera hacer lo que sabes y amplificarlo mediante redes sociales.
- Permite que se sienta incómodo al comienzo. Sal de tu zona de confort una actividad a la vez y cuando deje de sentirse incómoda, escoge una más.
- Lo importante es estar presente, no perfecto. Si te pones a pensar, las mismas redes sociales premian a quienes crean cantidad más que calidad. El mismo algoritmo te dice “asoma imperfecto pero, asoma”. Eso sí, toma en cuenta que “calidad” no es lo mismo que “valor”. Asoma imperfecto, pero con contenido de valor.
- No lo hagas por los seguidores. Hazlo por la energía. El contenido que haces es valioso por la inspiración que genera. Si inspiraste a uno, se expande.
- Si al comenzar a subir contenido alguien te dice “¿Qué ahora eres influencer?” Le dices: “Soy influyente en las cosas que me apasionan”. Así le dices.
El punto no es dejar de tener miedo, sino que tus ideas y pasión llenen tanto tu mente que el miedo luzca pequeño en comparación. (O)