Forbes Ecuador
presupuesto
Columnistas
Share

¿Como puede entenderse que con los incrementos del presupuesto en salud en la última década el país siga en las últimas posiciones de la región de términos desnutrición crónica infantil? Si no logramos revertir estas situaciones la plata que sigamos entregando a muchos sectores no va a redundar en mejores servicios públicos.

05 Octubre de 2022 17.07

Es muy importante en economía distinguir entre resolver un problema y financiar una determinada necesidad de fondos, por ejemplo en el ámbito fiscal, para atender una determinada necesidad de gastos. Si para el presente año se requieren recursos por aproximadamente USD 9 mil millones destinados a cubrir un déficit fiscal de algo más de USD 3 mil millones y USD 6 mil millones para cubrir otras obligaciones como atrasos, pagos de amortización de la deuda pública, pasivos varios del estado, etc., se puede buscar recursos para atender esos compromisos con nueva deuda interna o externa y salir del problema, sin embargo, no estamos resolviendo el desequilibrio solo lo estamos financiando. Esta es una realidad que la venimos observando varios años y no logramos revertir la tendencia. Se ha reducido el déficit fiscal entre el año 2020 al 2022 de más de USD 4 mil millones al pasar de cerca de USD 7 mil millones a algo más de USD 3 millones pero éste ha sido en base a mayores ingresos por impuestos y mayores ingresos por petróleo pero el nivel de gasto total no se ha reducido mayormente. Entre el año 2020 y 2021 bajó el gasto en más de USD 2 mil millones pero éste nuevamente se ha parqueado sin disminuir.

En la desesperación por bajar el déficit fiscal y recuperar más las reservas internacionales, lo cual visto aisladamente suena lógico, no estamos atendiendo un problema estructural que hace relación al excesivo tamaño del estado. Se ha aplicado una mejor estructura de gastos en las cuentas del presupuesto pero el gasto agregado sigue siendo igual o mayor que antes y si éste no baja seguiremos financiando los déficit fiscales, esperanzados siempre en mayores impuestos por impuestos y mayores precios del petróleo, pero la dependencia de mayor endeudamiento seguirá presente. Inclusive, seguiremos ajustando el gasto basados en recortes a la inversión que sin duda agrava la recuperación económica. Es correcto aceptar que existen factores que conspiran contra este problema como fue la reciente decisión en de la Corte Constitucional de subir en USD 500 millones el gasto en salarios para el sector de la educación, pero si no se ataca el problema de raíz seguiremos encontrando razones y explicaciones para el mayor gasto público y la solución del problema seguirá vigente.

Parte del origen de la situación se deriva de la errada idea que con más gasto vamos a mejorar la educación, la salud o la seguridad. El sector público adolece de una terrible capacidad de gestión y administración, no solamente a nivel del gobierno central sino en toda la esfera pública como entidades autónomas, instituciones de control, gobiernos seccionales, etc. No es correcto pensar que la educación va a mejorar porque subimos el gasto o que la atención médica va a brindar mejores servicios en los hospitales. Se requiere, en primer lugar, hacer una limpieza de la calidad de los empleados y funcionarios públicos. No es solo un problema de los contratados ocasionalmente, pues algunos de larga data muchas veces coartan los avances de nueva tecnología y la aplicación de nuevos procesos más eficientes, creando trabas que justifican su rol en los cargos. Es más, la propia obesidad estatal hace que la corrupción prospere porque la lentitud de procesos crea incentivos perversos.

¿Como puede entenderse que con los incrementos del presupuesto en salud en la última década el país siga en las últimas posiciones de la región de términos desnutrición crónica infantil? Si no logramos revertir estas situaciones la plata que sigamos entregando a muchos sectores no va a redundar en mejores servicios públicos.

La parte cualitativa es fundamental, pues en el caso educación el país debe llegar al 6% del PIB pero en ningún lado se norma los resultados que deben lograrse. El 40% de las pensiones a la Seguridad Social por parte del Estado es también un egreso sin rendición de cuentas. La crisis del IESS sigue cada día en una ruta cada vez más delicada mientras algunos sostienen que ahí no pasa nada.

Si no logramos resolver los problemas y solo apagamos incendios, el país no podrá avanzar y el progreso, en especial para los más pobres, durará décadas en llegar. (O)

loading next article
10