Apertura y crecimiento
La inserción externa debe ser un ingrediente del programa económico de cualquier gobierno para poder arribar a mayores tasas de crecimiento económico, mejores tasas de empleo y mayor progreso.
La inserción externa debe ser un ingrediente del programa económico de cualquier gobierno para poder arribar a mayores tasas de crecimiento económico, mejores tasas de empleo y mayor progreso.
No existe ninguna seguridad de estar frente a un proceso de recuperación sostenida de la economía, a un efecto rebote de año pasado o a una suerte de combinación de ambos factores. Mucho dependerá de las siguientes decisiones de gobierno y del ambiente político del país.
La política económica del gobierno debe mantener la dirección adecuada, la profundidad necesaria en las acciones que aplique y la oportunidad en las decisiones, pero sin duda lo que pueda ganar en materia de seguridad será una valiosa herramienta para la recuperación económica.
El gobierno debe agotar todos los esfuerzos necesarios para impulsar la inversión privada nacional y extranjera y para ello debe emprender en varias reformas que son necesarias. Una de las mayores restricciones para la inversión externa es el marco laboral vigente que lejos de ayudar al empleo lo complica.
Las acciones deben ser contundentes, oportunas y directas. Problemas van a existir y muchos pero si el gobierno no pone a tiempo el norte y la dirección de su programa económico y no difunde esa ruta claramente, el tiempo no perdonará, los problemas se acumularán y las metas no se podrán lograr.
La distinción entre instrumentos, objetivos, causas y consecuencias, se torna esencial para la eficacia de las políticas públicas, púes permite asignar el énfasis de las gestiones públicas de manera equilibrada y concentrar los esfuerzos en los temas que realmente son significativos y urgentes.
Un país pequeño en el contexto internacional como es el Ecuador debe insertarse en el mundo y beneficiarse de la apertura y de sus ventajas competitivas que las tiene y en abundancia.
Si se quiere una dolarización fortalecida, se insiste, se necesita un buen manejo económico en lo macroeconómico y con la aplicación de reformas económicas.
Cualquier gobierno que se posesione en mayo del 2025 debe tener claro que muchas acciones serán impopulares y difíciles, pero no por ello dejan de ser urgentes y trascendentales.
En campaña se puede decir cualquier cosa, se puede ofrecer el oro y el moro, pero el momento de gobernar tendrán que decidir lo difícil en lo político, en lo económico y en lo social, lo que más beneficie al país a pesar de sectores que se opongan.
El país debe fortalecer la dolarización e ir aplicando todas las tareas no cumplidas, pues la válvula de escape de esta inacción de la política económica no puede seguir siendo cada vez más deuda pública, el bajo crecimiento económico, el subempleo y desempleo.
El país necesita crecer y bajar la informalidad y el desempleo, para lo cual seguir alimentando el gasto fiscal no solo que va en contravía de lo que se debe hacer sino que perenniza los problemas.
El mantener un sistema financiero sano fortalecería la dolarización y coadyuvaría a amortiguar problemas fiscales como los que aún mantienen las finanzas públicas pero para ello se requiere adoptar algunas decisiones en el ámbito financiero
Si no se define el rol del estado y se permite con todas las facilidades posibles la participación privada en estas actividades, el gasto público seguirá siendo de mala calidad, se distraerán recursos en lo que no le compete al estado y se acumularán desequilibrios fiscales que demandarán más deuda pública y más ajustes.
Una inflación muy baja podría ser la señal de una reducida actividad económica. Podría inclusive sostenerse que es más saludable "algo más de inflación" pero con mayor crecimiento económico.
Se deben concretar proyectos privados en sectores donde se percibe aún interés internacional a pesar de las circunstancias que han ocurrido como oponerse la ciudadanía a seguir produciendo petróleo en el bloque 43 o a aceptar el arbitraje internacional entre el estado ecuatoriano y empresas extranjeras. El área petrolera sigue siendo un buen negocio en el mundo así como el sector minero.
Todos piden plata y con argumentos de defender la salud, la seguridad, la acción municipal, la educación, la justicia, etc. etc., pero nadie cede nada. Se evidencia una visión miope y de defensa de un sector o grupo sin considerar el interés nacional. Si se busca reducir el excesivo tamaño del estado protestan, si se pide rendición de cuentas no hay la entrega, si se busca nivelar los salarios al nivel máximo del Presidente de la República asoman los acuerdos en empresas públicas.
Las reformas económicas que tiendan a dimensionar el tamaño del estado en magnitudes sostenibles en el tiempo, con algunos sacrificios que serán compensados en pocos años, podrán permitir un mejor futuro para todos. La reforma pensional y de salud a la seguridad social no puede esperar como tampoco seguir sin precios reales en derivados del petróleo como el diésel y el gas.
El estado no puede seguir participando como un empresario fallido que absorbe recursos y no aporta fondos para las finanzas públicas. El estado no es empresario de las telecomunicaciones, de la banca, de las hidroeléctricas o de la provisión de combustibles.