La moneda que emite un país se cotiza frente a otras monedas y esa cotización se denomina paridad. Si la relación de transacción es de la misma cantidad de una moneda a cambio de la misma cantidad de la otra, la relación de paridad es 1 a 1. Si por el contrario se requiere mayor cantidad de una moneda para adquirir una menor cantidad de la otra moneda, la paridad es diferente a 1, en este caso, superior a 1. Siempre existirá una cotización de compra y una de venta en cualquier proceso de canje de monedas.
Cuando se creó el Euro como moneda de la Unión Europea y comenzó a circular el 1 de enero del 2002 a pesar que desde el 1 de enero de 1999 operó como una moneda invisible, es decir, para transacciones puramente contables, la cotización entre ambas monedas ha fluctuado libremente habiéndose cotizado hasta en 1.6 dólares americanos por cada euro. Esa paridad este momento se encuentra en una relación 1 a 1, es decir, un dólar por cada euro y viceversa.
Cuando la demanda es mayor a la oferta los precios tienden a subir y, al contrario, cuando la oferta es mayor a la demanda los precios tienden a bajar. Esta realidad sucede también con las monedas, cuando la demanda de dólares es mayor a la oferta, por ejemplo, de euros, la cotización o precio de los dólares sube, esto es, se necesitarán mayor cantidad de euros para comprar la misma cantidad de dólares. Si hasta hace poco tiempo era necesario 1,2 dólares para adquirir 1 euro, hoy se necesita solo 1 dólar para la compra de un euro. En otras palabras, antes se requerían 0.83 centavos de euros para comprar 1 dólar, hoy los que quieren comprar dólares necesitan 1 euro para comprar 1 dólar. Lo anotado significa que si una moneda tiene mucha demanda, su precio sube, lo que equivale a decir que se aprecia frente a otras monedas. Por el contrario, eso conlleva a que las otras monedas se deprecien frente al dólar.
La explicación citada debe complementarse con los “porqué” se aprecia o se deprecia una moneda. De forma conceptual, una economía que es percibida por los mercados estar en buen estado y con buenas perspectivas tiende a que la moneda que emite se aprecie o que la demanda de ésta suba. Como en la economía internacional circulan varias monedas de aceptación general, la demanda de una determinada moneda siempre debe compararse con otras monedas, lo que significa que no necesariamente una economía debe estar bien en toda la extensión del concepto sino mejor que otras economías. Inclusive, puede ser que 2 economías estén atravesando situaciones difíciles pero los mercados perciben que una de ellas comparativamente esta ”menos mal”, por lo que su moneda será más demandada que la otra y su cotización o precio tenderá a subir.
Esta última anotación puede calzar en la actual situación de la relación dólar euro. La economía europea ha entrado en un período de déficit comercial, es decir, importa más de lo que exporta, lo que conlleva que se vea obligada a demandar otras monedas, como el propio dólar norteamericano, para los bienes y productos que compra de otros mercados. Esto implica demandar más dólares y empujar más su precio al alza. El otro factor es el relativo a las transacciones financieras donde los Estados Unidos, al ver crecer la inflación al 9.1% anual como resultado del incremento del precio del petróleo así como las secuelas de la invasión de Rusia a Ucrania, ha decido ir aumentando las tasas de interés más rápidamente que Europa a pesar de su impacto negativo en la reactivación económica norteamericana. Las tasas de interés europeas sigues cercanas a cero y las expectativas de un estancamiento económico más prolongado que en Estados Unidos termina también conspirando para la recuperación del euro.
Los elementos anotados son los que podrían explicar la actual paridad euro dólar, lo que en resumen puede colegir que una economía percibida en mejor situación puede venir acompañada de una apreciación de su moneda. Esto no es del todo favorable para el Ecuador, pues al estar dolarizados y apreciarse esta moneda, nos volvemos más caros para exportar frente a países que deprecian sus monedas y se tornan más competitivos, como es el caso de Colombia. Si tuviéramos costos de producción menores y un marco laboral más moderno y flexible, podríamos defendernos mejor ante esta situación. (O)