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“El momento perfecto no existe, ¡hazlo ahora!”.

14 Agosto de 2023 08.49

Desde el punto de vista del origen la palabra procrastinación, proviene del del verbo en latín procrastināre, postergar hasta mañana. También deriva de la palabra del griego antiguo akrasia, que significa hacer algo en contra de nuestro mejor juicio. Por tanto, podemos decir, que cuando procrastinamos estamos evadiendo una tarea que requiere de nuestro esfuerzo y voluntad y, además, estamos conscientes de que evadirlo no es la mejor decisión y que incluso nos podría jugar en contra de nuestra productividad y el alcance de los objetivos a futuro, sin embargo, lo hacemos de todas maneras.

Pero ¿qué hay de fondo en la procrastinación? La respuesta se resume en tres palabras: manejo de emociones y contrario a lo que podemos pensar su origen no es la falta de productividad, ni tampoco dificultades en el manejo del tiempo (Charlotte Lieberman).

Cuando nos enfrentamos a una tarea desafiante, se despiertan nuestras creencias sobre el valor de la tarea y sobre nuestra capacidad para afrontar la misma, pero también existe una valencia que puede ser agradable o desagradable, es decir, emociones que podemos llegar a sentir frente al reto como: emoción, concentración, calma o por el contrario ansiedad, aburrimiento, frustración, apatía, preocupación o estar en un estado de alerta. 

Si ponemos un ejemplo, en el plano académico, podemos pensar en un estudiante que tiene que preparar sus exámenes finales, pero decide, postergar esta actividad importante, para ordenar todos los videojuegos que tiene esparcidos por todo su cuarto. Parecería que la misión de ordenar no está mal y en realidad no lo es, sin embargo, hay un “bien mayor” que es estudiar que lo está dejando a un lado. 

Cuando el estudiante posterga su misión de estudio, por una actividad que le infunde mayor relajación, se siente recompensado y, por tanto, la probabilidad de que lo haga otra vez, quizá ya no con un tema de arreglo u orden de sus video juegos sino con otra actividad, es alta.

En definitiva, recibir una recompensa inmediata hace que, lo repitamos incluso sabiendo que esto a largo plazo nos perjudica. 

Ian Lyons y Sian Beilock autores de un artículo sobre la ansiedad y las matemáticas explican que lo que cuando nos enfrentamos a una tarea desafiante, activamos una parte del cerebro asociada con el dolor, por tanto, el cerebro busca detener la estimulación negativa cambiando de foco. La buena noticia es que los investigadores descubrieron que poco después que la persona empieza a trabajar en la tarea, la incomodidad neurológica desaparece. La gran pregunta entonces es ¿cómo logramos dar el paso y avanzar en la tarea a pesar de que no nos agrade en un inicio?

Una estrategia que podemos utilizar es la técnica pomodoro, que consiste en programar veinticinco minutos de trabajo, sin distractores, por ejemplo, sin el celular cerca o desactivando las notificaciones y en un espacio libre de ruido, al finalizar el tiempo es importante darse una pequeña recompensa, lo que permite que el cerebro cambie de enfoque por unos minutos.

Sobre las recompensas lo mejor es brindarse premios como cortos paseos, tomarse un té o un café. 

Esto en palabras de Teresa Martin-Retortillo Rubio, presidenta Ejecutiva de IE Exponential Learning es similar a tener un entrenamiento intenso en el campo de lo cognitivo y darse un espacio de recompensa o relajación.

Entonces la próxima vez que dudes en mantenerte en una tarea que te genera incomodidad, aplica esta técnica y bríndate una recompensa, así podrás evitar postergar y perjudicar a tu yo del futuro en los logros y metas que te hayas trazado. (O)

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