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juez y tiempo
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Esta actitud de algunos jueces nace de la interpretación que suelen hacer convenientemente de ciertas normas, en este caso específico de la “dirección del proceso”, donde se ha conferido al juez la facultad de limitar el tiempo del uso de la palabra de los intervinientes. De acuerdo con limitar el uso de la palabra, pero ello es diferente a frustrar o enervar una defensa. La norma fue concebida como una potestad del juez de interrumpir a quien hace uso manifiestamente abusivo o ilegal de su tiempo, es solo cuestión de leer la disposición pertinente, es muy fácil de interpretar, pero nada.

29 Octubre de 2021 09.25

En la época que estudiaba derecho la carrera duraba seis años. En el ínterin y terminado el cuarto año, nos obligaban a elaborar una tesis y luego defenderla, y así obteníamos el título de “Licenciado en Ciencias Sociales”. Terminado el sexto año y durante meses, teníamos que hacer una tesis de grado y también defenderla el mismo día en que rendíamos una prueba oral de tres materias escogidas al azar por la universidad. Es decir, estudiamos duro. 

En mi caso como en el de muchísimos colegas que conozco, el estudio no se detiene y sigue siendo parte vital de la profesión. Los abogados pasamos la vida estudiando y no solo las leyes, sino que todas las materias que involucran un juicio. Así, cuando atendemos un caso de negligencia médica, nos inmiscuimos en la medicina y algo aprendemos de esta complicada ciencia; si se cae una casa, nos habrá tocado conocer algo de ingeniería; o, si por ejemplo llevamos un divorcio, hasta de psicología aprendemos. 

Preparar una defensa puede ser más o menos complicada, pero desde lo personal, para mí no hay demandas pequeñas o contestaciones fáciles. Con mi equipo hacemos una reunión de revisión de caso, buscamos doctrina y jurisprudencia y las incorporamos en los escritos si es pertinente. Luego, para defender todo esto que hemos preparado, incluso hacemos simulacros de audiencias en procura de hacer el mejor papel y ganar el caso sea para el cliente chico o el cliente grande, sea el caso simple o el más complejo. 

Pero entonces, sin perjuicio de todo este esfuerzo de décadas, hay ocasiones en  que se llega al juzgado y no falta el juez que le dice a uno: “Tiene cinco minutos para exponer su caso”, y es ahí cuando uno no sabe si mejor dejar la sala y ya que pase lo que sea; o, comprimir todos sus estudios universitarios, sus esfuerzos para graduarse, las largas horas de análisis y preparación del caso incluyendo la brillante disertación que elaboró sobre la “bacteria nosocomial”, para ver si logra explicarlas en los cinco minutos. 

Esto deberían saber los jueces de estas abusivas prácticas, es “humillante”. No existe otra palabra? “humillante”, y esto hace ver que aparentemente no han pasado lo que ha pasado el buen jurista para llegar al estrado que es un lugar más digno de la profesión, la esencia misma del abogado.   

Claro está, esta actitud de algunos jueces nace de la interpretación que suelen hacer convenientemente de ciertas normas, en este caso específico de la “dirección del proceso”, donde se ha conferido al juez la facultad de limitar el tiempo del uso de la palabra de los intervinientes.  

Muy de acuerdo con limitar el uso de la palabra, pero ello es muy diferente a frustrar o enervar una defensa. La norma fue concebida como una potestad del juez de interrumpir a quien hace uso manifiestamente abusivo o ilegal de su tiempo, es solo cuestión de leer la disposición pertinente, es muy fácil de interpretar, pero nada.  

Así, en definitiva, cuando un juez le dice de entrada que tiene cinco minutos y algunos un tanto más generosos que le dan diez (sin ser esto ninguna virtud), lo que están haciendo es anticipar a manera de agorero que el litigante hará una exposición de tiempo o abusivo o ilegal, si no es que se cree sabio; y, lo que puedan decir otros le es totalmente irrelevante.  

Y de verdad yo no entiendo para nada esta posición de algunos administradores de justicia, pues personalmente tuve la oportunidad de ser conjuez de una sala civil de la entonces Corte Provincial y sigo siendo árbitro en derecho, y conozco que si hay algún momento donde el juzgador puede sacarse alguna duda, es precisamente cuando el abogado está en el estrado, pues hasta se le puede controvertir o cuestionar como he visto lo hacen algunos buenos jueces. Por otro lado, aprendí que siempre hay alguien que puede saber más que uno, nadie es infalible, y siempre se puede aprender algo cuando se es humilde, por lo que es bueno escuchar. 

Sí, sí hay abogados que no se han preparado, que no han estudiado y sobre todo aquellos que utilizan a la justicia como globo de ensayo y aparecen por demás improvisados, pero entonces es oportuno que el juez use sus potestades, aplique la norma y detenga el desatino jurídico, pero por lo menos sería bueno se dignen en escuchar si algo pueden sacar estos jueces “virtuosos del derecho” luego del quinto minuto. Por lo menos deberían saber que hay personas que se juegan sus vidas en su caso. 

Lo irónico es que los jueces no duran para siempre en sus cargos. Entonces, me encantaría estar en alguna audiencia donde ya se presenten como abogado parte para ver qué les parece si alguien más les dice: “Señor abogado, tiene cinco minutos”.  (O)

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