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Tasas de interés
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Mucho más perjudicial es continuar con un esquema de determinación de tasas de interés que no responde absolutamente a nada, siendo en la práctica casi el resultado de decisiones puramente administrativas de la autoridad económica.

01 Marzo de 2023 16.15

La teoría económica y las decisiones públicas podrían ubicar a las tasas de interés como un legítimo lector del movimiento de liquidez de una economía, así como un instrumento para alcanzar determinados objetivos macroeconómicos como puede ser bajar la inflación, retirar liquidez del mercado, apoyar la entrada de capitales, etc. Esto quiere decir que las tasas de interés pueden ser calificadas como un síntoma del comportamiento económico así como un instrumento de política monetaria y también cambiaria. Sin embargo, el tema de fondo que debe resaltarse es que siendo la evolución de cualquier economía un factor dinámico, el comportamiento de las tasas de interés no puede ser ni fijo ni estático ante la volatilidad del entorno, sea este interno como del contexto internacional.

La economía ecuatoriana es abierta al mundo, el grado de apertura es de los mayores de la región y adicionalmente mantenemos un esquema dolarizado. Estas características desde una visión puramente teórica sostendría que el comportamiento de los precios y de las tasas de interés vienen determinados fundamentalmente por el contexto externo, vale decir, del país emisor de dólares, en este caso, Estados Unidos. No obstante, siendo la economía ecuatoriana abierta al mundo, no todos los bienes y servicios son transables, o pueden ser comercializados internacionalmente, por lo que la transmisión del nivel de precios externos o su evolución, vale decir la inflación externa, tiende a acercar la inflación interna. Sin duda hay incidencia de las tasas de interés e inflación externas en los precios internos pero la presencia de un gran diferencial en el riesgo país entre ambas economías, hace imposible que las tasas de interés sean iguales o que la inflación ecuatoriana converja totalmente a la de Norteamérica. 

Estas explicaciones derivan en una realidad, la misma que significa la irracionalidad económica y la inconveniencia práctica de mantener tasas de interés rígidas en un contexto cambiante, tanto nacional como internacional. Si se observa el nivel de tasas de interés en el Ecuador para todos los segmentos de crédito durante los últimos aproximadamente 16 años, éstas muestran una rigidez casi absoluta durante estas casi 2 décadas, período que ha mostrado alta volatilidad, pues solo en el tema precio del petróleo éste ha oscilado entre valores negativos hasta cifras cercanas a los USD 150 el barril de crudo, el riesgo país ha fluctuado entre los 600 y los 1600 puntos, el déficit fiscales se ha movido entre el 7% y del 2% del PIB y el crecimiento del PIB llegó a contraerse al -7.8% en el 2020. En otras palabras, la realidad macroeconómica ha sido totalmente oscilante y volátil, al tiempo que las tasas de interés han permanecido prácticamente inmóviles. 

¿Cuál es el resultado de esto? Una menor inclusión financiera, es decir, un porcentaje importante de la población no ha podido acceder a la intermediación financiera formal y regulada, lo que equivale a indicar que aún persiste una fuerte presencia de informalidad, agiotistas o chulqueros, que captan y prestan recursos, con la inseguridad y los excesos que esto conlleva para los clientes de estos mercados no regulados. Así mismo, esto desvía recursos hacia otras actividades, muchas de ellas reñidas con la ley, debilitando la posibilidad de financiar a sectores y segmentos poblacionales importantes para la recuperación económica y el progreso.

Por estas y otras razones, urge que el esquema de determinación de tasas de interés se modernice y responda más fielmente a las condiciones del mercado externo e interno. Debe difundirse claramente que se tiene una estructura y gama de tasas de interés y no una sola tasa de interés, por lo que un esquema más dinámico y realista podrá provocar un estancamiento en algunas de las tasas de interés, el aumento en otras y la reducción en ciertos segmentos. Sin embargo, esos nuevos niveles serán más idóneos para atraer inversión extranjera, dinamizar el crédito, promover inclusión financiera, captar mayor ahorro interno y animar una mayor recuperación económica. Si existe el temor de comportamientos oligopólicos en el mercado financiero que no favorezcan los objetivos buscados, pues podrían incluirse esquemas tipo bandas de fluctuación de las tasas de interés que “regulen” la flotación y los niveles máximos y mínimos de las mismas.

Mucho más perjudicial es continuar con un esquema de determinación de tasas de interés que no responde absolutamente a nada, siendo en la práctica casi el resultado de decisiones puramente administrativas de la autoridad económica. (O)

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