La revolución de las mujeres en el trabajo: menos obsesión por la mesa directiva y más ambición por una vida plena
Roberta Matuson Contributor
Roberta Matuson Contributor
Durante años, a las mujeres les hicieron creer que si se esforzaban lo suficiente, su carrera y su vida iban a despegar. Sheryl Sandberg, exdirectora ejecutiva de Facebook, impulsó el movimiento "Lean-In" con su libro del mismo nombre. Pero en esas páginas no dijo todo: dejó afuera lo que muchas mujeres tienen que dejar en el camino para llegar a ese codiciado asiento en la mesa chica del poder.
En la última década, el mundo corporativo aplaudió el avance de una generación "lean-in": mujeres que se animaron a romper barreras, que se enfrentaron a desafíos enormes (y a veces también a sus colegas) para demostrar que podían subir más rápido y más alto en la escalera jerárquica. Sin embargo, detrás de esos titulares, la realidad fue otra: más dura, más compleja y, para muchas, agotadora.
Hoy, un montón de mujeres ambiciosas están dejando de lado esa lógica del esfuerzo extremo. En vez de perseguir oficinas exclusivas o vivir en jornadas eternas, empezaron a redefinir el éxito con sus propias reglas. Y hay datos que lo respaldan: las mujeres ya representan el 40 % de los nuevos emprendimientos en Estados Unidos, la cifra más alta desde 1996.
No es que estén bajando los brazos ni que se conformen con menos. Al contrario: están avanzando, pero sin dejar de lado su vida fuera del trabajo.
El movimiento "Lean In" nació con una idea que muchas veces no se dijo en voz alta, pero quedó clara: para las mujeres, "dar un paso al frente" significaba aceptar más trabajo, sumar más horas y demostrar todo el tiempo que estaban a la altura. Este modelo no solo les pedía equilibrar el trabajo con su vida personal, sino que, además, les exigía rendir más que el resto. Muchas lo abrazaron, hasta que decidieron dejarlo atrás.
Hoy, las consecuencias están a la vista. Las mujeres en roles de liderazgo reportan niveles récord de agotamiento, fatiga y desilusión profesional. Varias están tomando distancia de las carreras corporativas tradicionales o están repensando qué significa tener éxito. No porque les falte ambición, sino porque ese modelo viejo ya no encaja con lo que viven ni con lo que valoran.
Si de verdad querés sumar y mantener en tu equipo a mujeres con visión y empuje, hay que cambiar el chip y empezar a encontrarlas donde están. Estas son algunas claves:
El futuro del liderazgo no pasa por ver quién se mata trabajando o quién está disponible las 24 horas. Se trata de crear espacios donde el talento real, sobre todo el de las mujeres, pueda crecer sin dejar la salud mental ni la vida personal en el camino.
Los jefes que entiendan este cambio y lo lleven a la práctica no solo van a evitar el desgaste de sus equipos, sino que van a redefinir qué significa tener éxito para una nueva generación. Y eso no impacta solo en las mujeres líderes, sino en toda la organización.
Si sentís que tu ambición agotada ya se volvió rutina, entonces es momento de cambiar la historia. Porque las mujeres que hoy están marcando la diferencia no se están quemando: están armando un camino distinto. Uno donde puedan quedarse y no tengan que sumarse a la lista cada vez más larga de las que eligen emprender por hartazgo. Si querés que sigan en tu equipo, más vale que empieces a cambiar las cosas ahora.
Con información de Forbes US