La CEO y diseñadora textil de Toska, Arabel Torske, tiene 44 años y fundó su empresa hace siete años, de la mano de su hermana Lisa. “En principio no era una marca de ropa, cuando la desarrollamos era una marca de muñecas, después de un año mutó a lo que es ahora”, cuenta.
Ambas hermanas son de Guaranda, provincia de Bolívar. Durante el colegio permanecieron en su ciudad natal y, por una decisión de sus padres, iniciaron sus estudios universitarios en Bélgica. Allí, Arabel cursó la carrera de comunicación e hizo dos diplomados en Marketing Digital y en Gestores de Contenido. Nada apegado al diseño de modas.
“Cuando di los exámenes de ingreso para la universidad, los resultados me decían que estudiara diseño de modas. Mi familia es muy intelectual y yo tenía la presión de estudiar ese tipo de cosas. Esta afición la dejé por un momento pero siempre volvió a mí”, asegura Arabel.
Lisa, por su parte, estudió arte. Esta diseñadora asegura que concibió Toska con un propósito especial, socializar el arte de su hermana y sacarlo de las galerías a la cotidianidad, en prendas de ropa. “Quiero darle un reconocimiento”, expresa.
Así inició esta marca, su nombre es el femenino de Torske. Tuvo una inversión de US$ 17.000, con presencia en galerías, puntos turísticos del país y en el Aeropuerto de Tababela. Hasta que llegó la pandemia. Entonces, estas hermanas decidieron cambiar el giro de negocio y se dedicaron a producir mascarillas por dos años. “Salimos a flote por las mascarillas, te seré muy sincera. La marca surgió por este producto, así nos comenzamos a conocer”, dice.
En su regreso, las Torske deciden abrir su punto físico, en 2021, y retomar el diseño de ropa con un nuevo enfoque. Su tienda tuvo una inversión de US$ 12.000.
Esta marca de ropa trabaja con dos líneas de producción. La primera se basa en promocionar el turismo ecuatoriano en las prendas de vestir. La segunda aborda un proyecto anual enfocado en el activismo de moda. Arabel explica que la idea es acompañar a un movimiento y a través de sus diseños plasmar una causa. “El año pasado nuestro proyecto fue dedicado al Chocó Andino y acompañó el proceso de la consulta popular”, comenta. Cada prenda es pintada por Lisa Torske, un trabajo laborioso que puede demorar hasta una semana en ser confeccionado por completo.
Normalmente, cada plan anual tiene una inversión de US$ 20.000. Sin embargo, este año la estrategia se basó en doce fiestas populares del país, por lo que cada colección cápsula tiene una inversión de US$ 7.000. “Queremos que las fiestas populares de Los Andes sean recordadas, para no olvidar quienes somos”, enfatiza Arabel.
Entre diseños más simples y de alta costura, un vestido en Toska cuesta desde los US$ 80 hasta los US$ 1.500. Su precio dependerá de cada proceso creativo y la mano de obra. En 2022, esta tienda cerró su facturación en US$ 130.000 y este 2023 proyecta un crecimiento del 20 % anual.
Los diseños de Arabel Torske los han usado primeras damas, embajadoras, reinas de Quito y altas dignidades del país. Actualmente, esta marca se encuentra en el Aeropuerto de Tababela, Travel Store. Arabel dio a conocer que firmó un convenio para poder llegar a todos los aeropuertos del país, con su propio stand. Además, a finales de año, planifica cerrar los detalles del desfile de Toska en México para el 2024. (I)
