Daniela García Noblecilla Editora digital
Antes de construir un negocio reconocido en el mundo del cuidado capilar, Verónica Garzón y su esposo, Nilo Peñafiel, atravesaron una serie de experiencias que parecen capítulos de una misma historia: la búsqueda constante por ser sus propios jefes. Ella fue profesora de inglés y él, un emprendedor nato. Juntos probaron suerte en el negocio de los licores, hasta que una decisión política los dejó sin ingresos y con deudas. "Nos endeudamos en un camión para distribuir bebidas y, de un día para otro, la ley cambió y nos quedamos sin nada".
Pero esa caída fue también una oportunidad. Un amigo del sector les habló del potencial del mercado de cosméticos capilares en Ecuador. Sin experiencia en el rubro, pero con la determinación intacta, vendieron su carro, buscaron un socio inversionista y contactaron directamente a una empresa italiana. Verónica, que además de socia fue traductora y la voz del proyecto, viajó a Europa para firmar el contrato que les permitiría traer una línea de productos al país.
Un año después, la sociedad se rompió. Luego vino un nuevo intento, un crédito bancario y otra marca italiana. Esta pareja cuencana se mudó a Quito, con el objetivo de impulsar esta empresa extranjera. Esa etapa marcó el inicio de una relación comercial con Almacenes Montero, que les abrió las puertas para distribuir esa línea y fue allí donde Verónica comenzó como impulsora y recomendaba personalmente a cada cliente. "Mucha gente piensa que el éxito llega de la noche a la mañana, pero yo inicié detrás del mostrador", recuerda.
El champú que lo cambió todo
Siete años después les quitaron la representación. "Ya cuando estaba todo sembrado. Nos quitaron lo que habíamos hecho". Fue entonces cuando —antes de que finalizara ese contrato— decidieron dar el salto más grande de todos: crear su propia marca, Organic Therapy, con la que lograron su sueño de independencia.
La confianza que construyeron con Montero se convirtió en el punto de partida. Les dieron la oportunidad de exhibir su primer producto: un champú matizante que se transformó en un best seller. Encontraron un laboratorio, en Italia, capaz de crear fórmulas personalizadas. "La gente llegaba con la foto o con la botella, diciendo: 'Mi prima, mi amiga usa este, este, este'. Y así comenzó todo".
En cuestión de meses, las órdenes pasaron de seis a 24 unidades por local. Durante tres años consecutivos, asegura Garzón, el champú matizante de su marca fue el más vendido en Almacenes Montero. "Hoy vendemos 20.000 unidades al año".
¿Cuál es la fórmula? "A las mujeres en Latinoamérica nos encanta ser rubias, pero el problema es que nuestro cabello tiene mucho pigmento rojo", explica. Esa base cálida, propia del cabello latino, hace que los tonos rubios tiendan a volverse amarillos o naranjas con el tiempo, dice. "Queríamos algo limpio, sin sulfatos ni ingredientes agresivos, que cuidara el color y la fibra capilar." Con su esposo —químico de profesión— se complementaron a la perfección: él desarrolló la fórmula con el pH ideal y ella se encargó de la imagen, las etiquetas y las negociaciones. La inversión para crearlo fue de 10.000 euros.
Actualmente, cuentan con más de 30 productos que se venden en peluquerías, tiendas especializadas y plataformas digitales, con una imagen fresca y moderna que compite de tú a tú con marcas internacionales.
"En la pandemia, ya no se trataba solo de belleza, la gente buscaba bienestar". Su esposo enfrentó una crisis personal. "Era abril, había que pagar utilidades y a mi esposo le dio dermatitis seborreica (...) Gastó mucho en consultas y champús médicos que solo resecaban el cuero cabelludo, perdón la expresión, pero dije: esta vaina hay que estudiarla". Encontró un curso en el U.S. Trichology Institute —una institución especializada en salud capilar. En 2022 viajó a Miami para rendir su examen final y certificarse como hair coach.
En 2022, decidieron montar un espacio físico, pensado para quienes "estaban cansados de soluciones médicas costosas". Con una inversión cercana a los US$150.000 compraron y remodelaron un local. "Tomamos el toro por los cuernos". Pero el riesgo valió la pena. El primer mes tuvieron una lista de espera de dos meses para sus clientes. "Nos decían que no duraríamos ni dos años y ya vamos por cuatro". Se expandieron a Cuenca y luego abrieron un local como franquicia sociedad en Cumbayá. El crecimiento llegó con otras ilusiones, una de esas era salir del país con su negocio.
Barcelona, el siguiente capítulo
Las muestras tardaban hasta tres meses en llegar a Ecuador por los trámites aduaneros. "Eso nos frenaba muchísimo. Queríamos lanzar al menos dos artículos nuevos al año, pero hubo dos años en los que no pudimos sacar nada".
Por eso, a finales de 2022, empacaron nueve maletas y se mudaron con el objetivo de instalar la base de operaciones en Europa. Barcelona, con su puerto y su conexión con Italia, les daba una ventaja. "Ahora, por ejemplo, estamos a dos días de los laboratorios italianos y hemos podido lanzar cuatro productos nuevos en un año, con una inversión de 40.000 euros", cuenta.
La experiencia en España, sin embargo, estuvo lejos de ser un cuento de hadas. "Llegamos pensando que abriríamos un local enseguida, pero recién en 2025 pudimos hacerlo". El espacio se asentó en un lugar que estuvo a punto de cerrar. "Nos hicimos amigos y me dijeron: '¿Y si lo transformamos en un lugar de uñas y cabello?' No lo dudé ni un segundo." Con una inversión de 60.000 euros en remodelación, mobiliario e inventario, abrieron en abril de este año.
"Pensábamos que las europeas eran más conscientes del cuidado capilar, pero no. La mujer latina es la que se preocupa más por su cabello. Aquí, muchas dejan que salgan las canas y no pasa nada". Hoy, su clientela se divide a partes iguales entre españolas y latinas, en una Barcelona que —aunque más caótica y diversa que antes— les ha permitido probar un modelo de negocio global.
En 2024, también ingresaron a Amazon España. Empezaron con cepillos masajeadores y dermarollers. Poco a poco ampliaron su catálogo y hoy comercializan parte de su catálogo en esta plataforma. También tienen la mira puesta en llegar a Amazon México en 2026. A través de su tienda en línea, han logrado facturar cerca de 200.000 euros, mientras que su local en Quito cerró 2024 con ventas aproximadas de US$ 400.000.
Esta mujer reconoce que emprender junto a su esposo no fue fácil, pero asegura que la admiración es el motor que los sostiene. "Siempre he admirado su constancia. Es de esas personas que te recuerdan que la constancia vence al talento. Mientras exista esa admiración, el amor también se mantiene vivo".
Define su trayectoria como una auténtica montaña rusa, con altos y bajos, momentos de duda y otros de plenitud. Pero más allá del negocio, siente que su verdadero propósito es acompañar a mujeres y hombres que atraviesan la pérdida del cabello, un tema que aún considera un tabú. (I)