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Brenda Zurita y su mascota Quito - Ecuador
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La adoptada Pipa y el Akita Holmes no se despegan un instante de Brenda Zurita, una empresaria que ahora hace centro de operaciones en su casa. Tras cinco años de crear su propio bróker de seguros, ante la necesidad de trabajo, hoy mantiene relaciones de negocios con 14 aseguradoras, que le permiten sumar 1.400 clientes.

12 Enero de 2023 11.21

Cuando la multinacional para la que trabajaba como Gerente cerró sus operaciones en Ecuador y dejó el país, en 2017, a Brenda Zurita se vino el mundo abajo. Fue una época difícil, recuerda, no conseguía otro trabajo. Pasó seis meses tocando puertas y nada aparecía en el panorama cercano. Entonces, habló con su esposo y optó por emprender en su propia empresa. El apoyo familiar fue inmediato. Con la venta de un carro y algo de ahorros juntó US$ 80.000 para fundar Sayazu, una intermediaria de seguros (bróker) y arrancó operaciones en enero de 2018.  

Sayazu es la unión de tres apellidos familiares (Salazar, por su esposo; Yánez, por apellido en común; y Zurita). La firma trabaja actualmente con 14 aseguradora y sus clientes individuales, entre seguros de vida y medicina prepago, llegan a 1.400. Cuando llegó la pandemia, la firma de ocho empleados, tuvo que cerrar las oficinas para trabajar remotamente. Adecúo un espacio en el garaje de su casa y desde ahí despacha con la compañía de dos perros, un Akita de nueve años y una adoptada de 15, quienes son sus asistentes personales. 

“Holmes llegó luego de la muerte de Lucas Antonio, un pekinés que falleció en un accidente. Tras la tragedia, con mi esposo pensamos que teníamos el espacio suficiente para un perro grande. Empezamos a investigar y descubrimos que los Akita tienen un carácter especial. Un amigo de la familia nos dijo que si eso era lo que queríamos él nos regalaba uno. Llegó cuando tenía dos meses, el nombre lo pusieron mis dos hijos, en honor al investigador Sherlock Holmes. Mateo, el mayor de mis hijos es el que más le mima. Holmes siempre fue un amor, cariñoso, nunca dañó nada, ni se ha ensuciado dentro de casa. No le gusta que le corten las uñas, tampoco la gente extraña, no es muy sociable”.

Brenda Zurita y su mascota Quito - Ecuador
Brenda Zurita y su mascota Quito - Ecuador

La sesión de fotos fue una odisea, pero lo logramos. 

Pipa llegó hace ocho años, cuando sus hijos decidieron que Holmes debía tener una hermanita. La familia fue a Protección Animal Ecuador (PAE) y ella fue la primera en acercárseles. Puso la cabeza sobre la mano de Zurita, buscando una caricia. Ellos pensaban en un cachorro, pero su segundo hijo, Juan José, les dijo, 'ella es, mami'. Tenía siete años, les entregaron esterilizada y él le puso el nombre. 

 “Pipa y Holmes siempre se llevaron bien, jugaban y corrían juntos por el jardín. A Holmes tuvimos que ponerle un chip para que no se perdiera, porque cuando abrimos la puerta sale en picada. A Pipa ni se le ocurre acercarse, seguramente porque ella si sabe lo que significa vivir en la calle”. 

Pipa tiene 15 años, está casi ciega, pero conoce muy bien cada rincón de la casa. Todas las mañanas, los dos perros le esperan en la puerta de la oficina para empezar la jornada laboral. “Cuando alzo la voz por alguna razón o me siente estresada, Holmes se levanta, me queda viendo y parece que me dijera 'tranquilízate', se vuelve acostar y suspira. Pipa duerme a pierna suelta, solo se levanta cuando yo lo hago para ir a otra área de la casa. Estoy segura que me entienden, que me comprenden, cuando estoy sola converso con ellos, a veces pienso que estoy loca”. 

Los dos duermen adentro, Holmes lo hace al pie de las gradas o al lado de la puerta principal, Pipa en la alfombra. Mateo se encarga de pasear a Holmes, como ya tiene su edad (nueve años) con media hora es suficiente, los fines de semana salen en familia.  

 “Con mi esposo siempre decimos que, si alguien no nos quiere con nuestros perros, no nos quiere a nosotros y quienes vienen a visitarnos deben tener en cuenta que este es su hogar y aceptarlos. Para limpiar las necesidades, sobre todo los fines de semana no hay voluntarios, sino obligados”, dice entre risas. (I)

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