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Mashpi Lodge
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El hotel ecológico Mashpi Lodge celebra su primera década. Con 2.500 hectáreas de bosque en el norte de Pichincha, este destino turístico premium recibe cerca de 900 huéspedes cada mes y ahora afina sus nuevos proyectos: puentes entre los bosques, más habitaciones y un par de proyectos “para vivir más de cerca el bosque” son algunas de las ideas que están por ejecutarse en el mediano plazo.

02 Mayo de 2022 06.29

Mashpi Lodge, el hotel ecológico ubicado al noroccidente de Pichincha, sigue creciendo con la sostenibilidad y la conservación como sus ejes. Este destino turístico está cumpliendo 10 años de atención, aunque sus orígenes se remontan al año 2000 cuando un grupo de empresarios adquirió 600 hectáreas de la reserva Mashpi.

La idea de comprar las tierras tenía y tiene un fin únicamente conservacionistas. “Los socios no esperan recuperar la inversión, sino conservar la zona”, explica Marc Bery, el gerente del hotel que tiene un área de construcción de 6.000 metros cuadrados y en cuyos alrededores se cuentan más de 500 especies de aves, árboles y ranas que no se pueden ver en ninguna otra parte del mundo; eso sin mencionar felinos, reptiles y otros animales que son parte del hábitat de este sitio que suma premios nacionales e internacionales.

Para 2006, los socios adquirieron otras 600 hectáreas y en 2019 se llegó a las actuales 2.500 hectáreas. De esa cifra, el 1,8% está ocupado con atracciones turísticas que son parte de la oferta para los casi 900 huéspedes mensuales que acoge este hotel. Una de las primeras inversiones fue por cerca de US$ 10 millones; ese dinero se destinó para la construcción del hotel, entre 2010 y 2012, así como para levantar una de las principales distracciones, la llamada libélula: una canastilla para cuatro personas que mediante un sistema de cables y poleas recorre dos kilómetros junto a las copas de los árboles, por encima de ríos y cascadas, y que deja sentir al huésped una sensación de libertad, acompañada de sonidos de la naturaleza que solo este bosque andino puede ofrecer.

Según Bery, al inicio no se sabía realmente qué esperar. “Era una construcción en medio de la nada, difícil de promocionar, de vender, con fuertes costos operativos y en una época en donde no estaba tan arraigado el respeto por la naturaleza. Fue una visión futurista de Roque Sevilla, el principal promotor. Uno de los temas más importantes fue ver cómo al sueño de una persona se han sumado más voluntades. Hoy Mashpi se ha ganado el respeto por su investigación científica, por el trabajo con las comunidades y por ser un destino turístico verde que no afecta al entorno”.

Mashpi Lodge
Mashpi Lodge

El Laboratorio de Ciencia es el epicentro donde los investigadores de Mashpi Lodge cumplen una labor vital, literalmente. 24 artículos científicos; más de 120.000 fotos de las cámaras trampa; 706 especies de plantas identificadas, 418 aves identificadas, 114 anfibios y reptiles, 95 mamíferos, 25 peces, 396 mariposas y otros invertebrados han sido registrados. Uno de los descubrimientos más recientes es el de la rana de cristal, tan transparente que es posible ver su corazón latir.

Hoy en día Mashpi Lodge, como todos los destinos turísticos golpeados por la pandemia, está en recuperación. “Nos estamos acercando a los niveles de prepandemia. En estos últimos meses estamos con cerca de 900 huéspedes al mes. Lo curioso es que casi la mitad es turista nacional. El extranjero se queda tres o más noches, el ecuatoriano una o dos”, detalla Bery. Tanto ecuatorianos como los foráneos disfrutan de la 'libélula', la bicicleta aérea, la torre de observación, las caminatas en el río, la observación de aves, la cocina y las demás distracciones del lugar. 

Ahora el hotel alista nuevos planes. El gerente indica que una de las ideas a ejecutarse es tender puentes en el bosque. “El 60% de la vida silvestre de la zona está en las copas de los árboles y algo ya se puede ver desde la 'libélula', pero la idea es ubicar puentes cerca de las copas y ver lo que pasa en esas alturas. Estamos trabajando en estudios, será un recorrido por una zona donde no hay movimiento y la distancia dependerá del terreno y las dificultades, pero esperamos que sean unos 200 a 300 metros. La meta es que esta nueva atracción esté lista en 2023”. Para esto, la inversión será de unos US$ 250.000 a US$ 300.000.

Otra idea implica un par de proyectos “para vivir más de cerca el bosque”, en palabras de Bery, quien prefiere mantener la reserva. Además, es probable construir cuatro habitaciones más porque existe la demanda (hoy en día son 22), siempre respetando el entorno y manteniendo el concepto de conservación. “Son sueños en el largo plazo, de muchos años, pero alguien tiene que empezarlo”.

Para cumplir esos sueños el equipo humano es fundamental. Cada turno emplea a 65 personas entre el personal del hotel y los guías que conocen la zona al detalle y hablan con los turistas en español, inglés y alemán. El 68% de los empelados vive en poblaciones cercanas como Mindo, Pacto, entre otras. Y en total la nómina de este lugar suma 110 colaboradores. (I)

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