En un escenario saturado de películas sobre superhéroes, Superman se transformó en un desafío complejo para adaptar al cine. El director James Gunn necesitaba que su versión impactara de lleno para reiniciar el universo cinematográfico de DC Studios.
Superman debutó con una recaudación global de US$ 217 millones y el director ejecutivo de Warner Bros., David Zaslav, lo consideró un triunfo. Aunque todavía persiste la pregunta de fondo: ¿logró James Gunn actualizar a un héroe clásico para una audiencia moderna?
¿Qué hace tan difícil adaptar a Superman?
Hay muchos análisis sobre los obstáculos que presenta Superman. Su figura parece fuera de época en el contexto actual.
Representa al superhéroe puro, sin dobleces ni ambigüedades: un personaje recto frente a un mundo que prefiere el sarcasmo, una imagen optimista en un clima narrativo oscuro.
Pero el público ya consumió demasiadas historias del género. Entre las películas del MCU y series como The Boys, el abanico es inmenso. Dentro de ese esquema, la simpleza de Superman se vuelve un problema.
No está marcado por tragedias como Batman, ni tiene el dilema moral de Spider-Man. Se lo cuestiona por su exceso de poder, su moral inquebrantable y su falta de conexión con el espectador actual.
James Gunn parece haber absorbido todos esos debates. Su versión busca responder a esas críticas.
En las últimas películas, como El Hombre de Acero y La Liga de la Justicia, se mostró una versión solemne y casi divina del personaje.
Ahora, Superman es retratado como alguien común que, por azar, resulta ser Superman.
¿De qué manera James Gunn le dio un giro actual a Superman?
Desde el arranque, James Gunn presenta a Superman, encarnado por David Corenswet, como un personaje expuesto. Por primera vez, pierde una pelea y esa derrota ya lo diferencia de versiones previas.
Queda malherido y necesita la ayuda de Krypto, su superperro, que se convierte en una pieza clave dentro de esta nueva visión. Además de participar activamente en las escenas de acción, aporta una cuota de ternura con la que es fácil empatizar.
Porque, aunque Superman tenga habilidades casi imposibles, tampoco logra ponerle límites a su perro desobediente.
Lejos de volver a contar la historia de siempre, Gunn arranca dentro de un mundo donde los superhéroes ya forman parte del día a día. En ese contexto, Superman resalta por su perfil de boy scout.
Kaijus y supervillanos que atacan Metrópolis se volvieron algo cotidiano. Existen suficientes héroes —o metahumanos, como se los llama en el universo DC— que pueden intervenir cuando él no está disponible. Esa palabra seguramente aparece por temas relacionados a marcas registradas.
James Gunn (The Suicide Squad, Guardianes de la Galaxia) suele destacarse al trabajar con personajes secundarios o raros dentro del mundo de los cómics. Ese estilo también aparece en esta película. El que más sobresale es Mister Terrific, interpretado por Edi Gathegi, que le suma una fuerte dosis de carisma y personalidad a una historia que avanza con ritmo.
Linterna Verde (Nathan Fillion) y Hawkgirl (Isabela Merced) también aportan con sus perfiles particulares, que contrastan con el heroísmo más directo de Superman. La película gana intensidad cuando esos ideales empiezan a chocar.
Una de las secuencias más potentes muestra a Superman peleando contra un kaiju y haciendo todo lo posible por frenarlo sin lastimarlo, lo que genera molestia entre sus compañeros metahumanos, más inclinados a usar la fuerza.
Gunn centra la historia en la bondad del personaje. Se lo muestra salvando personas, y hasta ayudando a una ardilla. Pero también remarca su costado desordenado y humano: Clark Kent aparece como un hombre inseguro, sin todas las respuestas, aunque con una ética muy clara.
En una escena importante, Lois Lane (interpretada por Rachel Brosnahan) le hace una entrevista simulada donde lo interpela por algunas decisiones recientes. Superman se incomoda y reacciona con nerviosismo.
Este nuevo Superman, y eso se valora, no pretende ser un dios. Es un hombre común.
Una escena clave expone el corazón de esta nueva versión: Superman enfrenta a Lex Luthor, interpretado por Nicholas Hoult, y le dice que su humanidad no depende de su origen, sino de su capacidad para equivocarse.
Hoult encarna a un Luthor imponente. El personaje resulta un villano intimidante de verdad, cuya obsesión con destruir a Superman empuja el desarrollo de la trama.
Todo indica que Luthor dedica cada segundo a imaginar cómo vencerlo. En esta historia, está a un paso de lograrlo.
Superman recibe varios golpes, debilitado por la kriptonita, pero se recupera y demuestra de qué está hecho.
Conserva su fuerza sin volverse intocable. Muestra voluntad, coraje y una firmeza que le permite enfrentar todo lo que su enemigo le lanza.
Gunn decide modificar un elemento importante del personaje. En lugar de subrayar el origen de Superman, prioriza sus actos. Lo que importa no es el planeta del que proviene, sino las decisiones que toma.
Esa mirada recuerda a Invincible, la serie de Amazon.
Si bien por momentos el relato se vuelve caótico y salta de escena en escena sin mucho orden, la película sirve como punto inicial para el nuevo universo de DC. El mundo que se presenta se siente palpable y construido con lógica.
Gunn logró reiniciar a Superman para el público actual al apoyarse tanto en la seriedad del personaje como en su costado más caricaturesco. Rodearlo de figuras más cínicas ayuda a reforzar ese contraste y le da más fuerza a su identidad.
El Superman de Gunn tiene más personalidad que la mayoría de las películas de Marvel. Y eso alcanza para que esta sea una base sólida desde la cual contar más historias con superpoderes.
Nota publicada por Forbes US