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Juan Manuel Borrero Quito - Ecuador
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Juan Manuel Borrero es vicepresidente Ejecutivo de Produbanco. A su cargo están las áreas de control, crédito, cobranza, riesgo y recuperación. Esta entidad bancaria cuenta con más de un millón de clientes. Toda su vida profesional (43 años) ha estado relacionada con la banca. El estrés del día a día desaparece cuando llega a casa y sus dos Jack Russel Terrier le reciben con cariño.

03 Junio de 2022 14.55

"Cuando abro la puerta de la casa, los primeros en saludarme son Figo y Lola, realmente son el alma de la familia. Mi esposa Amparo se queja, dice que ella tiene que esperar su turno, porque primero les acaricio y mimo a ellos. Cuando les veo, me olvido de todo.

"Figo tiene siete años, le regalé a mi hija Micaela cuando se graduó del colegio, me presionaba porque quería un perro pequeño que le acompañe. Yo siempre he sido de perros grandes, pero cuando Figo llegó a la familia me encantó la raza.

"Su nombre lo puso mi hijo Álvaro por un jugador de fútbol portugués. Es un perro un poco indiferente e independiente, aunque cuando estuve en silla de ruedas por un terrible accidente en moto -casi no estoy para contarlo-, pese a lo inquieto que es, no se separó ni un rato de mi lado, pasaba acostado a mis pies, hasta que pude nuevamente caminar y me abandonó (risas). 

"Lola es hija de Figo y de Julie, la mascota de mi hijo Esteban y su esposa Fran. Me la regalaron por mi cumpleaños, al principio no estaba convencido de tener dos perros en casa, pero debo reconocer que son tremenda compañía. Tiene cinco años y la puse así solo porque me encanta ese nombre.

"El año de pandemia me acompañaban mientras trabajaba, son bien inquietos, así que entraban y salían todo el tiempo, de vez en cuando interrumpían una reunión con sus ladridos, pero no mucho, por suerte.

Juan Manuel Borrero Quito - Ecuador
Juan Manuel Borrero y sus mascotas, Lola y Figo. Foto: Pavel Calahorrano

"Lola es muy pegada y cariñosa, mi hija se pone celosísima, dice que es el colmo porque solo quiere estar conmigo. Hace un año, una noche que llovía, Lola, por seguirle a un gato salvaje, se resbaló y cayó a una pequeña quebrada, casi me muero, estaba recién operado de un problema en mi columna, pero no me importó, boté el bastón, cogí una soga, la amarré a un árbol y me bajé a rescatarla. Un amigo de mi hija pensaba que me iba a matar, claro yo no pensé en las consecuencias, obviamente mi columna empeoró. Hoy tengo más fierros en el cuerpo que una ferretería (risas). Estoy seguro que Lola sintió ese cariño y esfuerzo por salvarla y desde ese momento es inseparable.

"En las mañanas, me preocupo de que tengan su comida, que no les falte agua. Por mis problemas de espalda ya no puedo bañarles, pero por lo menos estoy ahí. Si se enferman enseguida veo un veterinario. Tengo tres nietas, la cuarta está en camino, digamos que Lola es la quinta y el único varón es Figo. Son parte de mi familia, nos dan su amor incondicional, nos vuelven mejores personas, más humildes y empáticos. Son seres especiales. Quienes hemos tenido la suerte de convivir con estos amiguitos de cuatro patas lo sabemos muy bien.

"Ellos pasan mucho tiempo con nosotros, entran y salen de la casa como si fueran los jefes, aunque saben que hay espacios prohibidos y los respetan. Antes dormían con mi hija, ya no porque ella empezó a tener problemas respiratorios, sus camas igual siguen en el dormitorio.

"Siempre me han encantado los animales, especialmente los perros y los caballos. Amo la naturaleza y el campo, me dan tranquilidad y paz. Cuando vamos a la hacienda los fines de semana, los primeros en subirse al carro son ellos.

“Debemos aprender a ser leales con las mascotas, nos dan todo, sin pedir nada a cambio. Si alguien realmente no puede cuidar de un animal en casa es mejor que no lo tenga”. (I)

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