El escritor húngaro László Krasznahorkai fue anunciado esta mañana como el ganador del Premio Nobel de Literatura 2025. La Academia Sueca le otorgó el galardón "por su obra convincente y visionaria que, en medio del terror apocalíptico, reafirma el poder del arte".
Este reconocimiento pone en el centro de la escena a uno de los grandes autores de la tradición de Europa Central, cuya narrativa, marcada por el absurdo y lo grotesco, se extiende desde Kafka hasta Thomas Bernhard. Curiosamente, en su aclamada obra El regreso del Barón Wenckheim, uno de sus personajes principales tiene un pasado que lo conecta con Argentina.
El maestro del apocalipsis
Nacido el 5 de enero de 1954 en Gyula, Hungría, Krasznahorkai comenzó su formación en el ámbito legal, estudiando Derecho en las universidades de Szeged y Budapest. Sin embargo, su vocación lo llevó a cambiar de rumbo: entre 1978 y 1983 se especializó en Lengua y Literatura Húngara en la Facultad de Artes de la Universidad ELTE de Budapest, donde realizó su tesis sobre el escritor Sándor Márai en el exilio. Sus inicios en la literatura se remontan a 1977, con la publicación de su primer cuento, "Tebenned hittem", en la revista Mozgó Világ. Esta trayectoria académica y sus primeras incursiones le permitieron establecerse como documentalista en la editorial Gondolat antes de su consagración.
El anuncio, realizado esta mañana por la Academia Sueca, pone en el centro de la escena internacional a uno de los autores más influyentes de la literatura de Europa Central. Krasznahorkai alcanzó la fama con su primera novela, Sátántangó (Tango Satánico), publicada en 1985. Esta obra, ambientada en una granja colectiva abandonada poco antes de la caída del comunismo, retrata a un grupo de residentes sumidos en una espera melancólica, hasta la llegada de dos figuras carismáticas y ambiguas que parecen mensajeros de esperanza o del juicio final.
Rápidamente, la crítica estadounidense Susan Sontag lo bautizó como el "maestro del apocalipsis", un título que se consolidó con Az ellenállás melankóliája (La melancolía de la resistencia), una obra que narra la escalada de violencia y vandalismo en un pueblo húngaro tras la llegada de un circo fantasma que exhibe el cadáver de una ballena gigante.
El estilo de la "prosa fluida" y la huella argentina
Krasznahorkai es reconocido por su estilo particular: una prosa fluida con oraciones extensas y sinuosas, casi desprovistas de puntos y seguidos. Su narrativa evoca a grandes de la tradición centroeuropea como Kafka y Thomas Bernhard, caracterizada por el absurdo y el exceso grotesco.
No obstante, su obra más notable en relación con nuestro país es Báró Wenckheim hazatér (El regreso del Barón Wenckheim), de 2016. En esta picaresca, el autor juega con la figura del "idiota" de Dostoyevski a través de un barón arruinado y adicto a los juegos de azar. El giro clave para el lector argentino es que este melancólico protagonista regresa a Hungría tras pasar muchos años viviendo en el exilio en Argentina. Su regreso es el catalizador de una recepción comunitaria que el personaje busca evitar a toda costa.
Además de estas épicas "apocalípticas," el escritor también incursionó en obras más contemplativas inspiradas en sus viajes a China y Japón, como la colección de cuentos Seiobo járt odalent (Seiobo estuvo allí abajo), que aborda el papel de la belleza y la creación artística. Este contrapunto de terror y belleza, según la Academia Sueca, es lo que finalmente "reafirma el poder del arte".