Durante el último año, la pelea entre Sam Altman y Elon Musk, dos pesos pesados de Silicon Valley, se transformó en un ida y vuelta cargado de ataques personales, cruces en redes sociales y demandas. Musk lo llama a su rival "Scam Altman" y "Swindly Sam". Altman, por su parte, dijo que Musk "no puede ser feliz" y que "toda su vida se desarrolla desde una posición de inseguridad". Esta semana, después de que Musk anunciara que piensa demandar a Apple por supuestamente promocionar a OpenAI, la compañía de Altman, en la tienda de apps en lugar de su propia startup, xAI, Altman lo acusó de manipular X para "beneficiarse a sí mismo y a sus propias empresas". Musk le contestó y lo tildó de mentiroso.
Ambos fundaron OpenAI en 2015 como una organización sin fines de lucro. Tres años después, Musk dejó el directorio tras un intento frustrado de quedarse con el control. Luego del lanzamiento de ChatGPT a fines de 2022, Musk lanzó xAI en marzo de 2023 y la vendió como la alternativa "anti-woke". El año pasado, Musk demandó a Altman con el objetivo de frenar su intento de convertir OpenAI en una empresa con fines de lucro. Altman respondió con una contrademanda, en la que sostuvo que Musk había trabajado sin descanso para sabotear a OpenAI.
Pero la pelea entre OpenAI y xAI ya no es el único frente en la guerra abierta entre Sam Altman y Elon Musk. Altman viene metiéndose de lleno —tanto desde OpenAI como con su amplia red de inversiones— en proyectos que apuntan directo a varios de los negocios de Musk.
Uno de los movimientos más recientes es su apoyo a Merge Labs, una startup que desarrolla interfaces cerebro-computadora y que, según el Financial Times, competirá de forma directa con Neuralink, la empresa de Musk en ese mismo rubro. Altman no solo la respalda: es cofundador de Merge Labs, que ahora busca levantar fondos con una valoración de US$ 850 millones. Lo curioso es que Altman también figura como pequeño inversor en Neuralink, que Musk cofundó en 2016 y que ya está valuada en US$ 9000 millones, con él como principal accionista individual.
Mientras tanto, Sam Altman ya mueve las piezas para que OpenAI compita de forma directa con X, la red social de Elon Musk que antes se llamaba Twitter. Según The Verge, que publicó la primicia en abril, OpenAI trabaja en el desarrollo de una plataforma que sería una "red social similar a X". Si avanza, esa jugada podría convertirse en una amenaza seria para la empresa de Musk. Hoy, X tiene unos 600 millones de usuarios mensuales, de acuerdo con datos de Statista. Pero desde OpenAI aseguran que ChatGPT supera ese número, con 700 millones de usuarios semanales.
Altman también va por otro de los negocios de Musk: Tesla. Las ventas de vehículos de la marca cayeron un 13,5% en el segundo trimestre de 2025 frente al mismo período del año pasado. Eso empujó a Musk a enfocar su discurso en los taxis autónomos, que ve como una posible vía de crecimiento para su compañía de autos eléctricos. "Mi predicción es que para finales del año que viene tendremos cientos de miles, si no más de un millón, de Teslas haciendo conducción autónoma en Estados Unidos", dijo Musk en mayo, durante una entrevista con CNBC. Tal vez. Pero hasta ahora no hay pruebas que sostengan esa afirmación: ningún modelo de Tesla recibió aprobación para operar con conducción autónoma total.
En ese contexto, en junio OpenAI anunció una alianza con Applied Intuition, un desarrollador de software de conducción autónoma que está valuado en US$ 15.000 millones. El objetivo, según dijeron, es "mejorar las experiencias de próxima generación impulsadas por IA en vehículos de todo el mundo". Altman, por su parte, aprovechó para destacar los avances de OpenAI en este campo y, de paso, cuestionar sin nombrarlo a Musk: "Tenemos una nueva tecnología que podría hacer que la conducción autónoma de los automóviles estándar sea mucho mejor que cualquier enfoque actual", dijo en el podcast de su hermano, Uncapped with Jack Altman.
Sam Altman también puso plata en Longshot Space, una empresa que apunta a competir con SpaceX usando un cañón gigante para lanzar satélites a la órbita. Sí, un cañón. Además, invirtió en Glydways, otra startup de autos robot que, en el futuro, podría disputarle el terreno a los robotaxis autónomos de Tesla.
Forbes intentó contactar a ambos, pero ni Musk ni Altman respondieron a las solicitudes de comentarios.
A pesar de todo, no siempre estuvieron enfrentados. Se conocieron a principios de la década de 2010, cuando Altman estaba al frente de la incubadora de startups Y Combinator y Musk ya trabajaba en el desarrollo de SpaceX y Tesla. Compartían una preocupación real por los riesgos de la inteligencia artificial, y esa afinidad los llevó a cofundar OpenAI en 2015 como una organización sin fines de lucro que buscaba desarrollar IA de manera responsable. Musk fue su mayor financista individual: donó US$ 44 millones entre 2016 y 2017.
Elon Musk se alejó del directorio de OpenAI en 2018, tras un intento fallido de fusionar la organización con Tesla. Pese a eso, la relación entre ambos siguió siendo buena. En 2019, en medio de un momento complicado para Tesla, Sam Altman salió a defender a la automotriz y advirtió que apostar contra Elon era un error habitual.
Cuando ChatGPT se lanzó al público en noviembre de 2022, Musk no escatimó elogios. Dijo que el chatbot era "increíblemente bueno" y hasta le reprochó al New York Times no haberle dedicado la cobertura que merecía.
Pero ese buen clima empezó a desinflarse en 2023, mientras Musk preparaba el terreno para xAI. En febrero de ese año, publicó un meme que mostraba a ChatGPT como el nuevo "capitán de la propaganda", reemplazando a los medios tradicionales. Un mes después, expresó su preocupación por el "acceso exclusivo al código base de OpenAI" que Microsoft había obtenido como parte de su inversión de US$ 13.000 millones en la startup.
Aun así, en público seguían mostrando una relación cordial. Se cruzaban chicanas y reflexiones filosóficas. "Vivimos en una época muy interesante", comentó Musk en octubre de 2023, respondiendo a una de las reflexiones de Altman sobre la vida actual.
Un mes después, Elon Musk empezó a burlarse de ChatGPT. Lo calificó de "insufrible" y usó a Grok, el chatbot de xAI, para lanzar críticas. "¡El virus de la mentalidad progresista, fundamentalmente antihumano, se ha arraigado profundamente en ChatGPT!", escribió en un tuit. Más tarde, cuando un breve golpe de Estado desplazó por unos días a Sam Altman como CEO de OpenAI, Musk redobló la presión: advirtió que la organización necesitaba "directores que entendieran a fondo la IA y se enfrentaran a Sam" y aseguró que "la civilización humana está en juego".
El conflicto escaló todavía más a principios de 2024, cuando Musk hizo una oferta de US$ 97.400 millones por los activos de OpenAI, a pesar de que no estaban a la venta. Poco después, demandó a OpenAI, a Altman y al cofundador Greg Brockman en California, alegando que sus planes para transformar la organización en una empresa con fines de lucro violaban el contrato fundacional.
Musk retiró esa demanda antes de que un juez estatal se pronunciara sobre su validez, pero volvió a presentar una versión similar en un tribunal federal. En abril de este año, OpenAI contrademandó, acusando a Musk de haber montado una "campaña de acoso de años" contra la empresa, tanto en los tribunales como en redes sociales. También señalaron que la oferta de US$ 97.400 millones había sido una "oferta falsa" diseñada para perjudicar a la organización.
El juez rechazó la solicitud de Musk para frenar los planes de reestructuración de OpenAI, desestimó parte de sus reclamos y habilitó el avance de la contrademanda. El juicio con jurado quedó programado para el año que viene.
Mientras la pelea entre Elon Musk y Sam Altman sigue subiendo de temperatura, muchos en Silicon Valley se entretienen con el espectáculo. Vinod Khosla, el reconocido inversor multimillonario que también alertó sobre los posibles riesgos de la inteligencia artificial, cree que, al final, esta rivalidad va a beneficiar a todo el ecosistema. "Más competencia siempre es buena", le dijo a Forbes por mail.
Buena suerte si alguien intenta convencer de eso a Musk o Altman.
*Con información de Forbes US.