Así se cultiva genética de Ecuador para el mundo
En 2021, BioGreen perdió todas sus ventas y miles de plantas por la guerra entre Rusia y Ucrania. Tres años después, está a punto de facturar US$ 1,7 millones. Detrás de esta historia están Pedro Romolerux, un científico formado en EE.UU., y Julio Moreno, un expiloto automovilístico que cambió las pistas para clonar plantas.

En el mundo agrícola, la biotecnología suele sonar como algo lejano, reservado a laboratorios inalcanzables. Este es un ecosistema que pocas veces se explica en palabras simples. BioGreen lo aterriza a tierra. "Nosotros cultivamos genética, no plantas. Usamos la ciencia para que las plantas produzcan más, sean más resistentes y no contaminen", explican Pedro Romolerux y Julio Moreno.

Su propuesta combina tres campos: la biología molecular, para entender cómo funciona cada célula; la microbiología avanzada, para trabajar con microbios que ayudan a las plantas; y la ingeniería genética no transgénica, que mejora cultivos sin mezclar especies. Todo ocurre en un laboratorio lleno de probetas, cápsulas y robots, donde clonan plantas, las más resistentes y uniformes, para multiplicarlas por miles.

En una larga conversación explican que su propósito se enfoca en mejorar la calidad, productividad y sostenibilidad de los cultivos. No usan fertilizantes químicos, ni pesticidas industriales. "Nosotros cambiamos los procesos dañinos y los convertimos en buenos". 

La historia comenzó hace una década, cuando Pedro Romolerux y Francisco Chiriboga fundaron BioGreen, con una inversión inicial de US$ 100.000. Al principio, sus clientes eran exclusivamente productores de banano. La sociedad se disolvió por diferencias de visión. En 2019 llegó Julio Moreno, para darle un nuevo impulso.

Pedro, formado en biología molecular, bioquímica y nutrición en Mississippi State University, siempre fue un científico nato. De niño congelaba moscas para ver si podía revivirlas con oxígeno y electricidad. Más tarde, su investigación sobre bacterias de evolución alterna del fondo del mar le valió una beca del Gobierno de Estados Unidos. Pese a un futuro académico prometedor, decidió volver a Ecuador: "Mis padres me necesitaban".

Julio, por su parte, vivió literalmente otra carrera. Terminó el colegio a distancia para perseguir su sueño de ser piloto profesional. Corrió en Inglaterra y España junto a nombres como Max Verstappen, Lando Norris y Antonio Giovinazzi, pero por falta de financiamiento dejó las pistas. De vuelta en Ecuador, su experiencia en negocios y estrategia se fusionó con el conocimiento científico de Pedro.

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En 2021, BioGreen trabajaba únicamente con musáceas (banano, plátano y orito) y facturaba más de US$ 600.000. Pero la guerra entre Rusia y Ucrania frenó de golpe sus exportaciones. "Perdimos todo, las plantas se murieron, las ventas bajaron a cero. Tuvimos que reinventarnos para sobrevivir".

La salvación llegó por el camino de la diversificación. La empresa abrió una línea de productos biotecnológicos: fertilizantes, fungicidas e insecticidas a base de microorganismos, además de tecnología para remediación ambiental en aguas y suelos.

En 2024, gracias a la nueva estrategia la empresa logró una facturación de US$ 400.000. Y la línea de semillas clonadas estará lista en un año.

Hoy los emprendedores trabajan en seis cultivos estratégicos: banano, cannabis medicinal, ornamentales, palmito, teca y balsa. "Con Pronaca estamos en un proyecto de 1,2 millones de plantas de palmito a US$ 0,40 cada una, solo ahí hablamos de US$ 600.000. Con un productor de banano vamos a sembrar 750.000 plataneras a US$ 0,90, lo que significa cerca de US$ 700.000". Con estas cifras, proyectan superar los US$ 1,7 millones en ventas en 2026 sumando plantas y productos.

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Pedro pertenece a la generación X y Julio a la de los millennials. La química entre los dos es evidente y las bromas son parte del diálogo. "Pedro llega con pomadas y cremas y me toma de conejillo de indias", comenta Julio, a lo que Pedro responde entre risas. "Mis hijas me vacilan porque dicen que son clones". Pero si la genética es buena... ¿por qué no repetirla? y sueltan una carcajada. 

BioGreen no solo clona plantas. Ejecuta un modelo empresarial que combina ciencia, sostenibilidad y rentabilidad. Una apuesta que, si sus proyecciones se cumplen, podría poner a Ecuador en el mapa mundial de la biotecnología agrícola. (I)