El destino de un CEO quiteño bautizado en fuego
Desde su mismo nacimiento, todo indicaba que su historia estaría ligada al negocio familiar. Germán Esteban Vega Gómez llegó al mundo el 6 de marzo de 1986 en Quito, sin saber que, para cumplir con ese lazo, sus pasos tendrían que ser mucho más que azarosos. Nieto del fundador de Home Vega, creció con una impronta clara: quien lleva ese apellido, lleva consigo el legado y la responsabilidad de reinventarlo. Una empresa que, como él mismo lo señala, fue y sigue siendo, "el corazón, el centro de todo".

La infancia de Esteban no fue de juegos sin sentido. Fue una infancia de bodega, de papeles, de visitas continuas a la tienda familiar y de trabajo entre domingos. Fue una infancia en códigos de altos valores, donde lo académico, lo religioso y lo deportivo eran igual de importantes que el balance mensual. "Muy muy apegado a mi familia paterna (...) con un abuelo supertrabajador que hasta el año pasado, que nos dejó, fue una figura superimportante en la familia", recuerda. Ese abuelo fue para él padre y patriarca, "como que sentía una dedicación quizás algo distinta y una preocupación también diferente en mi formación misma", erradicado en la fe, en la disciplina, en el esfuerzo.

La historia de Home Vega no comienza con la mirada aguda de un joven riobambeño que entendió antes que muchos que el futuro estaba en anticiparse. El abuelo de Esteban, fundador de la empresa, empezó vendiendo de todo, desde productos de bazar hasta materiales de construcción. "Hasta productos para el Día de la Madre", recuerda su nieto. Su intuición lo llevó a trasladarse a Quito, abrir locales en el centro y luego en la 12 de Octubre. Viajó a Europa sin saber inglés, vendiendo un país y una visión: "Él no tuvo quizás siempre las facilidades (...) pero lo que sí tuvo es la determinación para lograr algo". Fue pionero en traer al Ecuador cabinas de baño italianas, griferías monocomando, porcelanatos gigantes. Su obsesión era ser el primero en tener lo último. Esa filosofía quedó impresa en la empresa y en la formación de sus herederos.

A los 14 años se mudó a Cuenca con su familia, dejando Quito. Allí asistió a otro colegio, empezó un nuevo ciclo en una ciudad diferente, pero con el mismo efecto: formar a la nueva generación. El destino cooperaba: años después llegaría a Estados Unidos, a Haley, Idaho, en un intercambio que le cobró madurez y le enseñó inglés, independencia y una pausa para elegir su próximo destino. "Fue maravilloso (...) te obliga a madurar en muchos aspectos", dice sobre su experiencia en ese pequeño pueblo estadounidense.

Al regresar, el siguiente paso fue la universidad. El joven que soñaba en arquitectura: "pensaba que tenía algo más de libertad". Pero vivió un vuelco cuando su abuelo intervino y lo condujo a la administración de empresas en la Universidad San Francisco de Quito. Sumó además los títulos en Marketing y Publicidad, aprovechando una de esas últimas promociones que aún permitían validar materias para múltiples títulos. "Tuve dos bachelor's (...) administración de empresas, marketing y el minor en publicidad". 

Mientras estudiaba, trabajaba. Los fines de semana los pasaba en La Tienda del Bosque entre ventas, bodegas, atención al cliente. Sin descuentos ni privilegios. "Para pagar esa parte, a nosotros nos tocaba entregar horas de trabajo". Al terminar, consideró que su destino en Home Vega estaba listo. Golpeó la puerta del directorio, pero la respuesta fue: "No estás listo".

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Ese rechazo lo marcó y se convirtió en su bautizo de fuego. No hubo oferta, ni oficina, ni acceso directo. Le encargaron: haz algo. Sí, sal, emprende, equivócate. Y él lo hizo. Emergió Green Solutions, empresa dedicada a energía solar térmica. Sin capital, pero con coraje, se convirtió en "el importador más grande de energía solar térmica en el Ecuador (...) pero con un montón de desaciertos".

Fue la primera lección real. Aquello que se aprende a base de errores. "Si hubiera tenido una formación distinta práctica, hubiera sido diferente". La realidad lo sacudía, sin tregua. Más adelante, pidió apoyo para hacer un MBA en el INCAE de Costa Rica. Vivió allá cerca de dos años; casado, con dos hijos pequeños; inmerso en una cultura y un modelo educativo que reforzó su perfil profesional. Allí, además, encabezó una unidad de negocio financiera enfocada en créditos personales mediante call center, expandiéndola luego en el continente. "Monté una nueva empresa (...) ahora está en dos o tres países ya en Centroamérica" revela sobre esa experiencia. Nada fue casual.

Con ese músculo, volvió al país. Primero como gerente de proyectos. Luego fue designado Director Comercial de Home Vega. Actualizó el sistema con herramientas de inteligencia de negocios y métricas más técnicas. Trajo personal calificado, "metimos un equipo de BI para generar información relevante (...)" y profesionalizó los procesos. Todo en el marco de un plan para dejar la empresa lista para otro salto.

El momento clave fue la pandemia. Guayaquil se debilitaba y los resultados no eran los esperados. Fue él quien ofreció cambiar de rol. "Voy a dejar este rol de dirección comercial y voy a tomar el reto más importante que era Guayaquil." Viajó, se instaló por tres años allí y reinició la operación. Demostró que estaba preparado y cuando se abrió la opción de convertirse en gerente general, con voz aceptaron que era el indicado.

Desde el mes de enero de 2024 dirige la empresa. Bajo su gestión, el año pasado Home generó alrededor de US$ 14 millones en facturación, con seis tiendas a nivel nacional y 120 empleados directos. Atienden cada año aproximadamente a 13.000 clientes, todos vinculados a proyectos que implican instalación. Eso significa decenas o miles de empleos indirectos entre albañiles, electricistas, instaladores, diseñadores y decoradores que dependen del éxito de cada operación.

Hoy Home Vega no vende un producto per se, sino un concepto. Su mensaje es un modelo de negocio que gira sobre la triple dimensión: estética, funcionalidad y presupuesto. El 60 % de sus ventas proviene de pisos y revestimientos, luego sigue lo relacionado a baños y, posteriormente, cocinas con electrodomésticos integrales.  

Sus proveedores están distribuidos entre España e Italia (cerámica de alta gama), India (cerámica adaptable, de costo razonable y diseño europeo) y China (sanitarios, grifería, electrodomésticos integrales). La marca propia Hove, que nació hace 17 años inspirada en "Home Vega", hoy se consolida como una de las tres marcas líderes de sanitarios en el país.

Esteban promovió una transición en el retail físico: nuevas tiendas de máximo 500 metros cuadrados, en lugar de los 1.000 a 2.000 anteriores, con el propósito de liberar capital, rotar inventario y aumentar cobertura geográfica sin depender demasiado de activos inmobiliarios ("la idea es que la plata esté en buenas cuentas o inventarios y no en tierra"). En paralelo, se está desarrollando una potente plataforma de e-commerce con una inversión de entre US$ 40.000 y US$ 50.000, orientada a recuperar presencia en categorías como hogar, eliminadas tras la pandemia.

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Su visión también incluye el compromiso ecológico. Su meta es clara: hasta 2026, al menos el 90 % del portafolio debe estar constituido por productos y marcas ecoamigables o certificados ambientalmente. Este es el corazón de una estrategia que combina eficiencia y responsabilidad.

En cuanto a liderazgo, no se ata al apellido. Este ejecutivo reconoce que su generación está viendo migraciones masivas: "de los ocho que somos, más de tres viven afuera del país". Por eso aboga por apertura: gerencias más cortas, equipos diversificados, meritocracia sin apellidos. "El mejor tiene que estar aquí sentado", dice con convicción. Y si ese mejor no carga el apellido Vega, estará bien.

Su enseñanza final es una sola: "El negocio no está en el producto, no está en las tiendas, realmente está en la gente". La vida de Esteban Vega es un trayecto con señales claras. Desde el recibimiento de un apellido que implica una misión hasta las ventas en bodega y los tropiezos de un emprendimiento solar. Para él, la familia, la fe, la formación y la práctica no fueron elementos aislados, son capas de una misma estrategia para convertirse en un líder que sostiene un legado mientras construye uno propio. Y así, día a día, demuestra que el liderazgo no se hereda, se gana. (I)