Sports Planet apuesta por Machala
Cinco amigos quisieron traer el espíritu de los bares deportivos de Estados Unidos a Quito. Actualmente, Sports Planet proyecta facturar US$ 4,5 millones y tiene siete locales en Ecuador, entre administración directa y franquiciados. El más reciente se instaló en Machala.

Daniela García Noblecilla Editora digital

En abril de 1998, cuando la recién inaugurada Plaza de las Américas prometía convertirse en un punto de encuentro moderno en el norte de Quito, un grupo de amigos decidió apostar por un restaurante temático de deportes. Así nació Sports Planet, un bar que desde el primer día se pensó como una marca que tuviera estándares de franquicia, merchandising propio y una experiencia diferente a cualquier otra en la ciudad. 

Al frente del proyecto estaban Esteban Paz y Andrés Bueno, junto con otros socios, unidos por la amistad del colegio y por la idea de crear un lugar donde la pasión por el deporte se viviera a toda hora.

El reto era mayor de lo que parecía. En aquella época, los televisores eran voluminosos y difíciles de colgar, así que diseñar un sistema que permitiera transmitir diferentes partidos en simultáneo era casi una hazaña técnica. Pero esa innovación —sumada a una propuesta gastronómica tex-mex y americana— definió la esencia del lugar. Sports Planet ofrecía un ambiente que replicaba el espíritu de los bares deportivos estadounidenses, pero con alma quiteña.

El primer local, ubicado en el tercer piso de la plaza, con un ascensor exclusivo para el ingreso y más de 40 televisores, se convirtió en un punto de referencia. Aquí se invirtió cerca de US$ 250.000. 

El éxito de este primer sitio fue inmediato y sostenido, asegura Andrés Bueno, hoy presidente de la firma. "Fue excelente, fue mucho más allá de nuestras expectativas. Fuimos —y seguimos siendo— el local ancla en cuanto a comida dentro de la Plaza de Américas. Tuvimos una recepción muy grande". 

Su propuesta —una mezcla de buena comida, ambiente deportivo y atención a los detalles— trascendió el ciclo efímero de los bares de moda. Las alitas, las costillas y las salsas BBQ se convirtieron en un sello de la casa. "Fuimos pioneros en una categoría que después explotó", recuerda Andrés Bueno. A medida que la marca crecía, también lo hacía su ambición y apostaron por las franquicias.

Alitas y costillas, los platos más emblemáticos de Sports Planet. Foto: Pavel Calahorrano. 

En su mejor momento, el negocio llegó a tener cinco locales: dos en Guayaquil, uno en Cuenca y dos en Quito. La expansión comenzó en Guayaquil (2003), donde abrieron dos locales bajo un nuevo modelo societario que replicaba el concepto original. Luego vino Cuenca (2006) —con una franquicia que opera hasta la fecha y que se estableció hace 20 años— y más tarde Quito, con un local en plena Plaza Foch (2011) durante el auge de la zona rosa. Desde sus pantallas se vivieron los triunfos de Liga de Quito y las celebraciones tras las victorias de la selección ecuatoriana. Sin embargo, la pandemia alteró el ritmo de algunos locales: los de Guayaquil fueron golpeados por las restricciones y el de la Foch perdió su vitalidad, por lo que terminaron cerrando.

Sin embargo, la empresa logró ampliarse, bajo otro modelo de franquicia, en los últimos años. Su fundador explica que la marca acompaña a los franquiciados desde el primer momento: "Nosotros los asesoramos desde cero. Ayudamos a validar el local, negociamos con los propietarios de los centros comerciales y supervisamos todo el proceso constructivo para que el resultado final sea un Sports Planet auténtico". 

Además, entregan manuales de operación y envían personal propio para capacitar a los equipos y garantizar que la experiencia sea la misma en todos los locales. La apertura más reciente fue en Machala, hace un mes y medio. Dentro de sus planes de crecimiento hay posibles proyectos en Manta y en Aqua Gardens, en Guayaquil. También analizan oportunidades en Ambato y Santo Domingo, ciudades que consideran listas para recibir un Sports Planet. El costo de la franquicia es de US$ 30.000 y puede llegar a tener una inversión de US$ 350.000. 

Actualmente, cuentan con siete locales: tres propios y una franquicia en Quito (Plaza de las Américas, Scala, Floresta y Valle de los Chillos), además de franquicias en Machala, Cuenca y Guayaquil. La cadena proyecta cerrar 2025 con ingresos de US$ 4,5 millones, incluyendo las franquicias. En 2024, los tres restaurantes operados directamente por la marca registraron ventas por US$ 2,2 millones.

Este año, la compañía se despedirá de su local en la Floresta para trasladarse a un nuevo espacio. El objetivo ahora es encontrar un sitio que se ajuste a sus necesidades como marca y la infraestructura sea muy similar al resto de restaurantes, explica Bueno. 

En el menú, la propuesta se mantiene fiel a sus raíces americanas. El ticket promedio es de US$ 20. La carta incluye entre ocho y 10 tipos de hamburguesas, más de una docena de sabores de alitas —uno de los productos estrella de la marca—, además de costillas, fajitas y burritos que llevan el nombre de deportistas reconocidos. "Antes las alitas eran una novedad; ahora son una categoría por sí mismas. Nosotros marcamos la diferencia desde el inicio con tres tipos de alitas y hoy esa variedad es parte de nuestra identidad". 

Sports Planet cuenta con alrededor de 10 variedades de hamburguesas. Foto: Pavel Calahorrano. 

Entrar a Sports Planet es sumergirse en un santuario del deporte. Más de 40 pantallas. Las paredes están adornadas con varios cuadros de íconos de todos los deportes, raquetas firmadas por leyendas del tenis y camisetas autografiadas por atletas de élite. Patines, balones y trofeos. Cada rincón está pensado para que los fanáticos se sientan parte del juego. 

Un hito importante que recuerda Bueno es que en el 2000, este restobar se convirtió en el epicentro de Hollywood en Quito. Durante la filmación de la película Proof of Life, con Russell Crowe y Meg Ryan, el actor australiano eligió el local como su lugar para comer, beber y divertirse después de rodar. El restaurante cerró quince días solo para el equipo de la película, cuenta este empresario. El presupuesto de la producción parecía ilimitado: "aunque causaron algunos destrozos, la cuenta final fue tan significativa que le permitió al restaurante vivir durante un año entero". La película mostró varios rincones de la capital e incluso incluyó tomas del helicóptero sobre el Panecillo. 

Para Andrés Bueno, el mayor cambio que le generó este negocio fue transformarse en empresario y tomar las riendas de su propio destino. Emprender, dice, es apostar por tus ahorros, asumir riesgos, generar empleo y dejar un legado familiar.

 Su consejo: "No hay que darse por vencido y tratar de ver siempre el vaso medio lleno, no medio vacío, para afrontar las cosas con optimismo". (I)